Montevideo, Uruguay.
Yvonne D’Acosta (Montevideo,1949), viene dando señales continuas de su constante trabajo invitándonos a adentrarnos en su mundo mágico que la ha hecho suya desde hace un tiempo.
Sus nuevas pinturas son el resultado de un proceso que concluye y se plasma, producto de un largo recorrido con maestría artística que desde hace unos años viene acompañando con un sustento teórico filosófico.
Atenta a su crecimiento artístico y siempre dispuesta y ocupada por crecer, desde hace unos años Yvonne se viene formando en los talleres del filósofo Sandino Nuñez (Montevideo, 1961).
En sus obras recientes se percibe la madurez de su obra en una etapa que comenzó bajo el soporte de las esculturas realizadas con telas, las que producto del tratamiento de los lienzos adquieren consistencia rígida.
Pero no se quedó solo allí sino que fue elaborando propuestas de sus esculturas en relación al espacio con una búsqueda de la confrontación del objeto versus el no objeto abordándolo a través de las sombras que los mismos proyectan transitando distintos espacios que pasan de la bidimensionalidad de las pinturas al espacio del contenedor logrando un juego muy sugerente que descoloca la ordenada y educada mente del espectador que primero se desconcierta y luego debe de poner a trabajar su intelecto para lograr captar la idea.
Sus mundos surrealistas o irreales, son el resultado de una severa formación pictórica lograda en el taller de Hilda López (Montevideo, 1922-1996), donde se mezclan destellos de los paisajes planistas, esa escuela montevideana tan nuestra, con sus elaboraciones lúdicas filosóficas.
En esta oportunidad, D’Acosta, presenta en las salas del EAC, Revelando lo Real, un conjunto pictórico dentro de un tradicional encuadrado que sin embargo genera una dualidad al espectador que le invita a sumergirse en un abitab lunar, al menos bastante irreal, generando un ejercicio mental de asimilación y comprensión.
De apariencia fisonómica “normal” a primer golpe de vista, poco a poco vamos adentrándonos en un campo visual que nos invita a recorrer, a deslizarnos complacientemente, donde ciertos elementos nos van dando la pauta de que allí hay “otra cosa”, elementos que nos generan placer a la vez que inseguridad.
De esa forma, nuestro recorrido por campos naturales, se convierte en una experiencia mental que nos lleva a adentrarnos en nuestra imaginación convirtiendo al espectador en un sujeto activo debiendo elaborar su propio recorrido y entendimiento.
Tal vez el concurrente no logre definir su interpretación pero el solo hecho de haber reconocido un mundo diferente, onírico o mágico tal vez, le acompañará en una sensación diferente que continuará trabajando en su mente en un ejercicio de la definición de la realidad versus la irrealidad que cada vez ocupa más nuestro ámbito cotidiano, producto de la virtualidad en que vivimos gran parte de nuestros días insertos en los dispositivos electrónicos.
La efectividad de la propuesta del arte se efectiviza. El artista logra el cometido de generar un efecto secundario producto de su impronta con un atractivo y destellante colorido, permitiendo al espectador percibir su entorno de forma diferente.
La exposición de Yvonne D’Acosta está acompañada por la curaduría de Alberto Lastreto.
EAC: Espacio de Arte Contemporáneo
Arenal Grande 1929 – Montevideo – Horario vespertino




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