Nada nos puede transmitir ni de cerca lo que se vive en una guerra. Ni siquiera una buena película.

En esta caso me atrevo a decir, que esta lo logra casi que con bastante acierto.

El film danés dirigido por Ole Bornedal (Dinamarca, 1959), fue estrenado en 2021 y está basado en un hecho real.

El 21 de marzo de 1945, luego de haber finalizado la II Guerra Mundial, la Royal Air Force británica recibe la orden de bombardear la sede de la Gestapo en Copenhague.

Más allá de haberlo logrado, también bombardean por error, un colegio de chicos donde perecieron más de 120 personas, 86 de las cuales eran niños.

Tan doloroso como ver el fin de la vida de un niño, es el sufrimiento de un padre frente a la fatalidad de la pérdida de un hijo.

También la película da cuenta de que a la hora de participar en el campo de batalla, no existen ni malos ni buenos. Todos son fatales rehenes de las ambiciones desmedidas de poder de ciertos regímenes.

En estos momentos, en que el mundo sigue de cerca casi que a modo de serie la guerra de Rusia contra el mundo, es oportuno poder apreciar, aunque sea atraves de una pantalla, el sufrimiento y las pérdidas que las guerras ocasionan.

Para quienes profesan el catolicismo, la película también es un gran testimonio de fe.

Hablar de reconstrucción de época, vestuario, así como actuaciones actorales pasa a un plano secundario aunque todo está estupendamente logrado.

Se puede ver en Netflix.