Independientemente de la veracidad de los hechos, la temporada 6 de The Crown es muy disfrutable, fundamentalmente las escenas donde participa la reina Elizabeth II.
Los tiempos, las pausas que dan paso a sus reflexiones, la describen como seguramente haya sido en la realidad.
No debe de haber habido en el siglo XX en todo el mundo, una mujer con una personalidad tan determinante para llevar adelante su cargo.
La realeza británica es sin dudas la que ha salido más fortalecida durante toda su historia y esta reina se ocupó de mantener el negocio a salvo, aunque le haya costado dejar su vida personal de lado, aspecto que la mayoría de los herederos de las familias reales de hoy día no lo entienden.
Las cuatro actrices que interpretaron a Elizabeth II fueron magistrales. Imelda Stauton en el papel de la reina con avanzada edad es muy convincente a la vez que enigmática.
Mas allá de los hechos, cada capítulo cuenta con un ritmo cautivador dando siempre cabida a reflexiones donde tampoco falta el aspecto emotivo.
Está claro que la coronación del actual rey Carlos III ha obligado a edulcorar y cambiar algunos de los hechos reales, más aún aquellos más significativos, circunstancias que nunca se sabrán cómo fueron en la realidad.
Seguramente la personalidad del rey no sea como la interpretada por Dominic West donde lo muestra tan condescendiente y afectivo.
Pero dejando los hechos históricos de lado, la serie a través de su fotografía, los interiores de los palacios, las escenas en exteriores, así como algunas actuaciones, la convierten en una gran serie.
No en vano ha recibido tantos premios y nominaciones .
Lesley Manville interpretando a la princesa Margarita así como Ed McVey haciendo de príncipe William, son otras de las dos mejores actuaciones.
No así Meg Bellamy en el papel de Kate Middleton que no da con la talla.
Quienes no salen bien parados son Mohamed Al-Fayed y la madre de Kate, apareciendo con personalidades manipuladoras para llegar a emparentar con la familia real inglesa.
La última escena donde se le ve a la reina saliendo de la Abadía Westminster es magistral a la vez que poética provocando el enganche para la próxima temporada.




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