Tala, Uruguay.
Del viernes 28 de febrero hasta el domingo 02 de marzo, se celebró la denominada “Gran fiesta del Mercosur” en la ciudad de Tala, departamento de Canelones.
Tal vez la denominación sea un tanto ambiciosa, pues se noto un gran localismo y una ausencia total de extranjeros, así como del resto de ciudadanos del país.
La misma se desarrolló en un in crescendo donde recién a partir del viernes a la tardecita fue llegando público masivo.
Una amplia variedad de actividades desde carreras de perros galgos, jineteadas de vacunos, certamen de pialadas , pruebas de riendas, competencia del juego de la Taba, carreras de caballos, así como jinetadas de potros de muy buen nivel, todo acompañado de apuestas monetarias realizadas eufóricamente .
La programación musical incluyó recitadores, payadores y grupo de danzas.
El domingo a modo de broche de oro, un gran desfile de caballos que transitó por la ciudad, llegando hasta el rodeo, donde se premiaron los trajes típicos mas destacados con la participación de las diferentes agrupaciones nativistas, así como también la celebración de una misa criolla oficiada por el cura argentino Marcelino Moya también payador, que le dio un toque de calidez y familiaridad que sensibilizó al publico presente.
Una linda oportunidad de confraternizar y de acercarse a la productores y trabajadores de la zona, con una organización que podría mejorar con algunos detalles que harían la diferencia.
Los precios no están acordes a la calidad recibida, así como tampoco están al alcance de todos los bolsillos pues las entradas varían de los $100 para del día viernes, $ 150 para el sábado y $ 200 para el domingo así como $ 50 por el ingreso del coche, lo que para una familia es un presupuesto abultado solo para el ingreso. Ya dentro, sentarse en las gradas tiene otro costa adicional de $ 100 por lugar, y lograr conseguir un lugar donde poner las sillitas plegables es una ardua tarea.
Muy poca variedad gastronómica, cara y de calidad pobre. Una pena, pues con precios considerados, el publico evitaría llevarse sus viandas y dejarían así un buen recaudo para los comerciantes que deberían de ofrecer productos de calidad y variados.
Para los visitantes ajenos a la zona, la gastronomía es una experiencia que todos pueden acceder y las comidas típicas son un gran llamador, pero el precio del asado con cuero, a modo de ejemplo, es muy alto y no hay lugares donde se pueda comer cómodamente con un servicio acorde y con variedad de acompañamientos.
Seguramente, se podría lograr un buen servicio gastronómico bien atendido, con variedad de productos tanto naturales como elaborados, que le dieran al evento un marco adecuado.
Día a día el público extranjero y en forma creciente busca conocer estas celebraciones populares que hablan de nuestro país, que nada tiene que ver con los ámbitos internacionales como puede ser Punta del Este o Colonia y seria bueno tener eso presente y trabajar con la ayuda del Ministerio de Turismo en su difusión.





































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