Salto, Uruguay.
Por segundo año consecutivo, Estancia Navidad a cargo de la familia Sanguinetti-Vivo, organizó el Redomón.
Esta actividad consiste en escoger un potro de dos años y medio de raza Criolla proporcionado por el establecimiento y domarlo en un período de veintiún días.
A tales efectos, los domadores se alojaron allí en la hacienda donde convivieron durante todos esos días recibiendo las indicaciones de los supervisores para ir trabajando con su caballo en post de logra el resultado perseguido. Es una tarea que requiere paciencia y tesón.
Hay que lograr amansar al potro hasta montarlo, así como conseguir se mueva con destreza y seguridad dentro de ciertos lineamientos que luego serán considerados a la hora de la evaluación.
El último día, se realiza la prueba donde van pasando uno a uno, demostrando las destrezas del animal en una serie de pruebas pre establecidas que van siendo puntadas por un jurado profesional en este caso conformado por Daniel Berhouet y Juan Miguel Vivo.
Este tipo de eventos, están más desarrollados en nuestros países limítrofes y hay un gran concurso de riendas que se celebra en Porto Alegre una vez por año donde solo llegan los jinetes más destacados previa clasificación.
El éxito o resultado de estas pruebas revaloriza los caballos de las distintas cabañas, produciendo una mejoría en la calidad de sus animales que se van cotizando. Similar a lo que ocurre con los caballos campeones en las carreras de los hipódromos.
Cabe destacar en esta oportunidad la organización a cargo básicamente por los chicos de la familia en el eje de los 24 años, quienes convocaron a un grupo de amigos amantes de los caballos Criollos para que los acompañaran en tal desafío. La mayoría de los chicos en esta ocasión fueron de Montevideo, pero había otros del interior del país.
Algunos de ellos hijos de empleados rurales lo que les da la posibilidad a todos de relacionarse con chicos de distintos medios y aprender unos de otros. La camaradería reinante en el grupo es digna de destacar. En todo momento prevaleció la generosidad para con el otro, logrando conformar un grupo humano muy rico en valores.
A instancias de Cabaña Tamandúa, a cargo de Andrés Rusiñol , sponsor del evento, hubo un premio para el mejor amigo del grupo, aquel chico con mayor entrega, generosidad y predisposición. En este caso el premio recayó en Santiago Sorondo de Montevideo.
El ganador del Redomón en este caso fue Guillermo Padern de Bagé, Rivera.
En un régimen de convivencia, los chicos debían de levantarse a la madrugada para trabajar en las horas de menor calor. A la hora de almorzar cada uno debía de lavarse sus cubiertos.
A la noche, no faltaba la música y la diversión. Es increíble ver como el folklore rural avanza en el gusto de los adolescentes algunos de ellos conforman grupos de canto con guitarra, acordeón y tambor.
También cabe destacar los atuendos tan campestres que lucen los jinetes a modo de pasarela.
El último fin de semana, se acercaron al establecimiento los amigos y familiares de los jinetes a acompañarlos en dicha travesía. El evento también contó con la presentación de algunas charlas presentadas de la mano de oradores de distintos temas de intereses general.
El Ing. Andrés Berrutti hizo una presentación sobre los montes de arboles nativos y la importancia de su cuidado.
El Dr. Alberto Sanguinetti habló sobre los primeros auxilios en caso de algún accidente y el Dr. Roberto Canessa disertó sobre el accidente del equipo de rugbistas del Old Christians ocurrido en 1972, donde aprovechó para presentar y autografiar su reciente libro “ Tenía que sobrevivir” que escribió junto a Pablo Vierci.
Un evento que no acaba allí, pues el entusiasmo que genera a los chicos los lleva a seguir trabajando, a continuar en la búsqueda de la excelencia, en este caso en el cuidado de los caballos Criollos, pero que se aplica a todos los ordenes de la vida. Un buen ejemplo de generosidad promovido por esta familia que ayudando a su hijos promueve un ámbito que facilita y ayuda a otros chicos.
La organización de una travesía de esta magnitud lleva mucho trabajo y organización no solo en el ámbito de los corrales, sino que comprende alojamiento, alimentación, lavado de ropa, logística, difusión, generar la comodidad necesaria para los jinetes y para los espectadores y todo estuvo a la altura del acontecimiento.
¡Enhorabuena para los organizadores, sus asistentes y a los jinetes!



























































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