Montevideo, Uruguay.
Hacía bastante tiempo que Pilar no exponía.
Años atrás, lo hacía con asiduidad, aunque nunca atosigando y siempre estábamos atentos y expectantes a sus propuestas.
En la memoria retiniana aun mantengo presente las obras que presentó en una muestra en Galería Aramayo en la década de los 80.
En el espacio donde habitan nuestras emociones, aun me sobresalto recordando el impacto que esas obras me causaron.
En telas de grandes tamaños, Pilar plasmó personajes desbordantes en todos los sentidos, haciendo alusión a los pecados capitales, que plasmó sobre sábanas, través de la pintura, dibujos, collage, ensamblaje y cosido.
Fue allí en ese momento en que le comencé a prestar atención y luego, seducido por sus trabajos, incorporé dos obras suyas a mi colección que atesoro con gran afecto.
Pilar González (Montevideo, 1949) se formó en el Taller de Nelson Ramos y sus obras denotan el rigor de trabajo y entrega, a la hora de crear que el maestro supo inculcarles a sus alumnos.
Colabora como ilustradora en semanarios, revistas y libros, a la vez que ha realizado historietas y caricaturas.
También la artista se desempeña realizando vestuarios, escenografías y maquillajes teatrales, actividad que le llevó a obtener cuatro nominaciones y un Premio Florencio.
Ocupó el cargo de dirección artística del Museo de Arte Contemporáneo, dando cabida a otra faceta dentro del amibo del arte.
La ironía junto con el sentido del humor, son los rasgos mas destacados en sus trabajos. De esa forma, Pilar compone sus personajes a partir de ciertos rasgos y posturas, que trascienden el retrato, dando cuenta de aspectos intrínsecos de la personalidad de los mismos.
De esta forma, y haciendo uso de su otra faceta como maquilladora teatral, podemos decir que Pilar altera la apariencia de sus retratados buscando traspasar al personaje, creando un vínculo complice con el espectador, quien da paso a una interpretación dentro del ámbito privado del retratado.
La presencia del bordado en sus obras denotan un rasgo femenino del cual se vale para completar sus dibujos y esculturas.
La figura femenina es un tema recurrente en sus obras donde existe un vínculo autobiográfico buscando en su interior distintas facetas en algunos casos, comunes a otras mujeres, donde el elemento eros está también presente.
Las caras de sus mujercitas, muy parecidas a la suya, por cierto, hacen alusión a aspectos femeninos, que habitan en ámbitos donde anidan ciertos tabúes que han permanecido allí ocultos, resguardados o limitados a la esfera masculina.
En esta oportunidad, Pilar González está ocupando las dos salas del Ministerio de Transporte y Obras Públicas, a través de una muestra que ha titulado “Placeres Sordideces Penurias”, conformada por obras de años anteriores y así como también otras recientes.
Para ello, ha dividido su propuesta en distintas temáticas que ha titulado: Ellas, Enemigos Públicos, El Degüello, Personajes de la Tierra Purpúrea, Eros, Purificación, El olor del jengibre, y Dibujos e Ilustraciones.
Para quienes no han tenido la posibilidad de conocer sus obras, esta es una buena oportunidad pues Pilar González, en esta muestra esquematiza los rasgos característicos que siempre han estado acompañando sus dibujos y pinturas.
“Enemigos Públicos”, recoge sus mas recientes creaciones conformadas por retratos realizados en carbonilla sobre cartones con partes confeccionadas con el uso del collage.
En “Ellas”, realiza un homenaje a poetas uruguayas entre las cuales se encuentran Idea Vilariño y Marosa di Giorgio.
Los dibujos inspirados en el libro de W. H. Hudson, son acuciantes. Esos gauchos que el escritor inglés describió en sus escalofriantes relatos mientras recorría la Banda Oriental, que dio vida en su Tierra Purpúrea (1885), dan cuenta del tenor interpretativo de González.
En “El olor del Jengibre”, la artista plasma obras que le suscitaron en un viaje que realizó a Indochina, el cual le impactó profundamente y que luego del mismo dio vida a una magnífica exposición, representando las experiencias recogidas a través de la cuenca del rio Mekong.
“Puedo sentir aun aquellos olores a legumbres frescas, a condimentos fuertes y sabrosos, a paja recién cortada, a flores, o a la sangre de los animales faenados que corría por las mesas exhibidoras de los mercados”, plasma la artista en uno de sus textos que acompaña esa sección de sus obras.
La muerte, y mas que ello el padecimiento que Pilar plasma a través de rasgos sufrientes, cargados de dolor y sangre, nos llevan al grado de casi poder percibir olores nauseabundos que emana la carne en descomposición representada en sus esculturas. En esta oportunidad están plasmados en “El degüello”, donde la artista recrea un conjunto de cabezas de seres humanos colgados, estaqueados, expuestos de forma aterradora, que hacen alusión a la Guerra Grande (1839-1851), pero que se pueden leer con gran propagación hacia otros diferentes ámbitos bélicos, que ocupan diferentes espacios diseminados por el mundo.
Pero la obra de Pilar González, no acaba acá. Recorrerla, aprehenderla, genera una infinidad de sensaciones y emociones que provocan y aterran al espectador de diferentes formas dependiendo de cada mirada.
Es una buena oportunidad para acercarse a su obra, disfrutarla a la vez que homenajear a esta gran artista uruguaya.
La muestra estará expuesta hasta el 10 de noviembre de 2022 en la sala de arte «Carlos Federico Saez».




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