Regresé encantado con mi viaje por Asunción y sus alrededores.
Será que lo había menospreciado, como todos hemos hecho con ese país, que le damos la espalda?
Pues vaya sorpresa que me llevé!“
Un país con 7 millones de habitantes de espaldas al mar”, se podría titular la nota, pero a cambio de ello tienen un gran potencial turístico, para nada explotado, con todas las opciones de paseos e interés, fundamentalmente, en esas pequeñas ciudades, centro otrora de los Franciscanos y Jesuitas, donde dejaron sendas obras de arte, principalmente, obras sacras.
Me vine con una impresión de la gente, muy controversial.
Por un lado, vi un pueblo, subordinado, bajo el subyugo de la clase política, del rigor militar, donde parece que aun vivieran bajo una dictadura militar y por otro lado, unas personas, encantadoras, sensibles, amables y muy entrañables.
La mayoría de las calles rinden honores al poder militar (Tenientes del Chaco, Mariscal fulano, Comandante mengano, etc) y uno cree estar viendo mas militares, con sus uniformes que personas.
Sin dudas se trata de un pueblo oprimido que no ha progresado a la par que el resto de sus vecinos, fundamentalmente por falta de oportunidades.
Están muy esperanzados con su nuevo presidente.
Las dos guerras tan seguidas que sufrieron, la Guerra de la Triple Alianza así como la Guerra del Chaco, los ha signado y para mal. Aun no logran recuperarse de dichas epopeyas tan traumáticas y eso se nota en la cara de la gente. Es como un gran peso que lleven encima.
Se sienten perdedores de alma, pues si bien ganaron la Guerra del Chaco, en la misma, luego del tratado, igual perdieron terreno que se llevaron sus vecinos bolivianos.
En la Guerra de la Triple Alianza, perdieron casi todo su pueblo, en su mayoria hombres y a raíz de ello, y producto del advenimiento de muchos extranjeros que se les invitaban a venir, se trata de la población más homogénea de America, pues se cruzaron muchas civilizaciones, en post de poblar el país nuevamente.
Yo me alojé en Villa Morra, que es el barrio mas desarrollado de la ciudad, y desde allí me movía diario al Centro y a mis viajecitos por el interior.
El Museo del Barro de Asunción es una joyita, pero no deja de ser, desde mi punto de vista, una colección privada, no más.
Allí están las obras de Colombino, Ricardo Migliorisi y algunos otros pocos.
Majestuosa la colección de arte indígena así como de arte sacro, que funciona allí mismo, bajo la Fundación Migliorisi.
Los textiles son una locura!
Ñandutí, Ao poí, Encaje Yu, a cual de todos los trabajos mas hermosos y por supuesto me traje varios.
Recorriendo el interior, estuve en Itá, Yaguarón, donde la iglesia franciscana mas bonita que he visto.
Paraguarí, Piribebuy, donde un museo en conmemoración a las guerras, manejado por su propio dueño en condiciones muy deterioradas, en Caacupe, donde el altar máximo a la virgen del país, y en las orillas del Lago Ypacarí con ciudades muy bonitas como San Bernandino, Areguá y Luque, donde la filigrana.
Otra excursión la hice entre San Lorenzo, Capiatá, Tobatí, centro de artesanías y Atyra, todas con sus iglesias emblemáticas .
Otro punto a destacar, es la visita que le hice al tallador Zenón Páez en Tobatí, un octogenario que aun sigue produciendo y que me dio muchísimo gusto conocer. Me enseñó toda su casa, su taller, depósito y por supuesto que le compré un para de tallas, que parece que me hubieran estado esperando, concebidas para mi.
Un viaje muy cercano y muy recomendable, con unas personas encantadoras, que sin duda es lo mejor de ir por allí.
Los campos tan verdes, con toda su gente, que siguen viviendo a la usanza de años atrás.
Justo coincidí con el mes aniversario de su independencia y vi varios desfiles y festejos.
Fundamental, es no regresar sin comerse una exquisita Chipa.




































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