Montevideo, Uruguay.
Hay artistas plásticos que redactan textos con sus obras y Pablo Conde nacido en Montevideo en 1960, es uno de ellos.
Artista egresado de la Escuela de Bellas Artes, habiéndose formado posteriormente en el Taller de Ernesto Aroztegui (Melo, 1930-1994), Conde artista conceptualista, se desempeña básicamente a través de las instalaciones interviniendo los espacios públicos.
Ejemplo de ello fue la realizada en una fuente del Parque Rodó de Montevideo, donde procesó la temática de los desaparecidos de la dictadura militar de nuestro país.
También la intervención de la Puerta de la Ciudadela, entrada principal del Montevideo antiguo, que bloqueó con una pared obstaculizando su visibilidad de un lado al otro de la ciudad.
De esa forma, Conde crea situaciones inquietantes de tenor político y social que desestabilizan al transeúnte acostumbrado a “su paisaje” urbano.
Como todo montevideano que vive rodeado de agua, Conde no deja de ser ajeno al flujo del Río de la Plata fuente de vida y también de muerte, temática que acoge en sus obras a través de impresiones sobre mosaicos, elemento recurrente en su retórica.
Atento a su entorno, a la ciudad que lo habita, realizó su primera muestra individual en 1995 que tituló Zona Urbana.
Sus obras parten del vínculo personal de su mirada curiosa con la cuidad que lo hace suyo, para plasmar a través de sus obras, distintas propuestas que dejan pensando al espectador.
Nuestros entornos habituales que forman parte del paisaje urbano que habitamos, se van adhiriendo a nuestro ámbito cotidiano y va formando parte de nuestra dermis, aceptando en algunos casos situaciones que podríamos considerar inverosímiles inclusive inaceptables.
La ciudad va mutando y en algunos casos para mal, con espacios abandonados, deteriorados, desfigurados, lo que obliga muchas veces a tapear las entradas para evitar intrusos.
Para sus planteos Conde ha venido trabajando con elementos recurrentes como las baldosas que tapizan nuestras veredas, cloacas, lápidas de tumbas, paredes descascaradas que dan cuenta del paso del tiempo, así como también con las valijas, entre otros elementos que convierte en símbolos disparadores de ideas que invaden la mente y el corazón de los espectadores.
Sin lugar a dudas, un elemento primordial en su obra es el abordaje del paso del tiempo, tirano e inaprensible, que se nos escapa de las manos en el mismo momento en que lo aprehendemos.
Asimismo tergiversa dichos elementos modificando los rasgos característicos de los mismos.
Una pelota de fútbol pesada, inamovible, o el caso de valijas antiguas que reviste en su interior con mosaicos con imágenes impresas que evocan ríos, calles o lozas que dan cuenta de la conformación de nuestra población con personas venidas de varias partes del mundo con la connotación implícita del desarraigo.
La evocación del pasado glorioso del Uruguay de los años 50 del siglo pasado, lo representa de manera magistral a través de murales compuestos por mosaicos con las imágenes de nuestros jugadores de fútbol que lograron la victoria de la copa mundial.
Para ello, Conde quita algunos mosaicos y tiñe las imágenes de colores borrosos con el ánimo de transmitir el deterioro de una instancia que ya fue, haciendo alusión al “Uruguay de las vacas gordas”.
Además de su actividad al frente de su empresa, Pablo dedica una parte importante de su tiempo para trabajar en su taller ubicado en las inmediaciones del Espacio de Arte Contemporáneo, lugar que comparte con otros artistas.
Vive fuera de Montevideo y el trayecto de sus casa al trabajo y de allí al taller, le brinda la oportunidad de dejarse susurrar al oído historias que le va contando la ciudad.
Conde es una persona coherente en su que hacer de vida a la vez que consecuente en sus manifestaciones de arte. No puede mentir con sus propuestas y su sensibilidad que trabaja con ahínco y seriedad, le llevan a una construcción literaria plástica que avanza a modo de un desarrollo literario.
Sus obras sorprenden, emocionan y generan dudas que deben ser respondidas o no, por cada espectador.
Sus exposiciones nunca dejan de sorprender dentro de un “increscendo” constante.
Ha obtenido varios reconocimientos públicos y ha representado al Uruguay en muestras en el exterior, pero hay Conde para más y es de esperar que llegue a ocupar ciertos espacios de prestigio internacional que aún no ha logrado.
Actualmente está trabajando con un par de líneas temáticas que prometen. Seguro que llegarán a buen puerto y sorprenderán como siempre lo hace.
Además de ser un excelente artista, Pablo es aún una mejor persona, noble, atenta, pausado, reflexivo, respetuoso hacia el otro y muy cálido.
La visita fue muy disfrutable donde no faltó la taza de café y el detalle dulce para amenizar la instancia.
El sol se fue atenuando en una tarde soleada que nos brindó la oportunidad de dejarnos abrazar por la ciudad, la que a través de su cálida luz, nos fue haciendo suya sabiendo que nos referíamos a ella.




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