Orientalismo

El avance del islamismo en Occidente se ha convertido en una amenaza. La mayoría de los occidentales, tenemos la idea de que Mahoma (La Meca 571-632) fue un impostor que se basó en lineamientos de las dos otras grandes religiones monoteístas para trazar un aterrador plan de conquista básicamente de poder. Existe aun al día de hoy una tesis general de que Mahoma hizo de los árabes un pueblo y que el islam fue esencialmente un instrumento político pero de ningún modo uno espiritual.

“La espada de Mahoma y el Corán son los enemigos mas tenaces de la Civilización, de la Libertad y de la Verdad que el mundo ha conocido jamás”.

Partiendo de esa consigna, los no musulmanes tenemos dos caminos: confrontarlos, temerles, referirnos con desquicia hacia ellos o informarnos acercándonos al espíritu de su religión para encontrar puntos en común con el fin de una convivencia pacífica.

Una de las formas para conocerles es leer bastante para llegar a su esencia espiritual tan distante del terrorismo al cual los tenemos asociados, convivir con ellos a través de viajes, abrirles nuestras puertas en caso de que seamos vecinos.

El desafío no es fácil, pero es un reto necesario, al menos yo lo entiendo así.

Una opción es leer a Edward Said (Jerusalén 1925-2003), palestino quien escribió alrededor de veinticinco libros. Vivió exiliado en el Líbano, Egipto y Estados Unidos. Fue profesor en la Universidad de Columbia de literatura e historiografía anglosajona y francesa y analista de las claves de la dominación imperialista de Occidente sobre el mundo árabe-musulmán. Es un referente dentro del ámbito pacifista entre occidentales y orientales.

La Cuestión de Palestina (1980) y Cubriendo el Islam (1981) forman parte de sus libros publicados.

El problema con los musulmanes comenzó cuando en 1453 Mehmed II conquistó Constantinopla, último bastión del Imperio Romano, hasta el momento gobernada por Constantino XI. Allí surgió la división entre Oriente y Occidente. La hoy llamada Estambul es una ciudad intercontinental dividida por el Mar Bósforo entre su lado oriental y el otro occidental. Desde ese momento hemos manejado a nuestros vecinos dándoles la espalda. Mas allá del Imperio Otomano que se asentó en algunas ciudades europeas hasta la IGM, el mundo islámico estuvo aislado y controlado por Occidente. Pero desde mediados de SXX, cansados del avance y abuso de los países imperialistas, temas que Said desarrolla en este libro, la actitud de los países de Oriente Medio fue otra.

Orientalismo fue publicado en 1978. Habiendo sido escrito en inglés, a pesar de que la lengua nativa de Said es semita, fue traducido a mas de quince idiomas. De la traducción al árabe, se ocupó el poeta y critico catedrático de árabe en la Universidad de Londres, Kamal Abu-Deeb (Siria 1942) quien se encargó de aplicar los términos acordes para evitar así herir la sensibilidad de los árabes en el uso de determinadas palabras.

Este ensayo está diagramado en tres partes para analizar al orientalismo. Parte desde la creación del islamismo en el SVII, la actuación de los principales imperialistas como fueran Inglaterra y Francia durante los siglos XVIII y XIX y por ultimo el análisis del tema a partir de la participación de Estados Unidos en la región luego de la IIGM. A partir de allí, la nueva potencia mundial interesada por los pozos petroleros árabes, se convierte en el principal integrante que maneja y manipula la región continuando en la misma línea imperialista con un discurso que con demasiada frecuencia y en forma errónea, ha aportado una idea tergiversada de los árabes musulmanes meramente decorativa y poco constructiva.

Said define al orientalismo como el estilo occidental que pretende dominar, reestructurar y tener autoridad sobre Oriente.

El orientalismo no ha contribuido al entendimiento y progreso de los pueblos árabes, islámicos, hindúes, etc, foco del gran antagonismo entre Occidente que ha mal visto y mal interpretado a Oriente, a quienes siempre han idealizado sin dejarlos ser en su esencia legitima.

Los orientalistas a partir del avance napoleónico en 1798, han calificado a los orientales y árabes como incrédulos, “faltos de energía e iniciativa, muy propensos a la adulación servil…; no siendo capaces de abordar por un camino a una acera, con mentes desordenadas y confundidas a la hora de comprender al europeo lúcido”. Napoleón montó una gran expedición digna de admiración con profesionales muy bien preparados, pero su error radicó en que siempre se refirió a los egipcios como un pueblo inferior, carente de educación y los saqueó con el propósito de “rescatar su pasado glorioso desconsiderado y mal cuidado por con el fin de preservarlo”.

Es así que el orientalismo se entiende como un conjunto de represiones y limitaciones mentales mas que como una simple doctrina positiva.

Escritores de ficción como Gustave Flaubert (Ruan 1821-1880), Gerard Nerval (Paris 1808-1855) o Walter Scott (Edimburgo 1771-1832) no ayudaron a una comprensión objetiva ya que desarrollaron sus relatos en historias basada en aspectos sensacionalistas de los árabes, haciendo énfasis en su libido así como en ciertas costumbres raras desde el punto de vista occidental.

Así el Islam mal abordado, pasó a ser un sinónimo de terror, devastación, demoníaco y de malvados bárbaros ocupados en avanzar sobre Europa causando un trauma colectivo. Convencidos de la amenaza que representaban y con el fin de conquistarlos para “educarlos y domesticarlos”, los países imperialistas a finales del SXVIII intervinieron con el fin de convertirlos en una provincia con conocimiento europeo.

La concepción orientalista era generalizada y a modo de ejemplo vale tener presente como el historiador William Whiston fue expulsado de Cambridge en 1709 a raíz de su entusiasmo hacia todo lo islámico.

Occidente había llegado a Oriente para no abandonarlo jamás hasta que en 1956, el presidente de Egipto, Gamal Abdel Nasser, recuperó el canal de Suez que había sido obra de la ingeniería del francés Ferdinand de Lesseps (Versalles 1805-1894) realizado durante una década a partir de 1859 y que había sido explotado básicamente por los principales accionistas de origen inglés.

Al orientalizar Oriente, no solo se lo definía, sino que se lo editaba, suprimiendo lo que podía perturbar la sensibilidad europea y sus sentimientos humanos. De ese modo Oriente parecía ofender el decoro sexual, convirtiéndose en un peligro sexual y suponiendo una amenaza para la higiene y la decencia debido a una excesiva libertad para el contacto sexual.

En vísperas de la IGM Europa había conquistado el 85% del planeta.

Los países islámicos, ubicados junto a las tierras bíblicas, agudizaron aun mas la confrontación con Occidente a partir de la creación del estado en Israel en 1948.

A partir de la intervención norte americana, aplicar la psicología y los mecanismos de las instituciones políticas occidentales a situaciones asiáticas árabes era considerado puro Walt Disney pero el camino no se desvió del orientalismo tradicional.

Los europeos durante el SXX llegaban a Oriente alimentados por las voluminosas lecturas clásicas y modernas de orientalismo académico legado del SXIX. Es así que todo europeo solamente podía referirse a Oriente con un sesgo racista, imperialista y casi totalmente etnocéntrico. El Oriente islámico era espiritual, semítico, tribal, monoteísta y no ario, atributos que parecen pertenecer a un catalogo de descripciones antropológicas.

Mas allá del interés de conocer y acercarse a los países árabes, el orientalista permanecía fuera de Oriente. Un hombre oriental primero era un oriental, luego era un hombre.

A pesar de los intentos humanistas de los occidentales para entender la cultura oriental, las suyas era anti positivas, intuitivas, con posturas de superioridad y a partir de allí nuestra postura se deviene en confrontadora y reacia a un acercamiento, provocando una antipatía que se extendió a todo Oriente siendo el islamismo considerado como una religión degradante y peligrosa.

Estos son los aspectos grosso modo, que a criterio de Said han caracterizado al orientalismo islamólogico, con una postura retrograda comparada con las demás ciencias humanas, con un retraso general desde el punto de vista metodológico e ideológico dentro de su relativo aislamiento con respecto al desarrollo que se produjo en las demás ciencias humanas y en el mundo real condicionado por factores históricos, económicos, sociales y políticos. Todo ello sin considerar todos los aportes que ha realizado Oriente en diversos temas que van desde las matemáticas, astronomía, literatura, ciencias, entre otras materias.

Asimismo, detrás de todas estas imágenes se encuentra la amenaza del yihad con el temor que los musulmanes o árabes invadan el mundo.

Este libro, como ningún otro, puede ser considerado único dueño de la verdad, pero nos genera la duda y nos incita a cambiar nuestra postura. No debe de leerse como una obra anti occidental sino como un acercamiento a la comprensión y respeto de los musulmanes cada vez mas presente en países occidentales.

Said arremete contra escritores como Bernard Lewis (Londres 1916 – 2018) de pluma tan influyente dentro del mundo occidental pero con una mente orientalista muy retrograda y maliciosa según él. Pero también sorprende la narrativa de autores orientales educados en Occidente con posturas orientalistas que ahondan aun mas la grieta, como puede ser el caso del indio-británico Salman Rushdie (Bombay 1947), autor de libros exitosos como Shalimar el payaso, Hijos de la medianoche, Versos satánicos, quien colabora dentro de Oriente en su propia orientalización.

Pero al orientalismo también lo podemos asociar a la globalización, sistema por el cual una reducida elite financiera amplía su poder entero, inflando precios de las materias primas y de los servicios, redistribuyendo riquezas desde los sectores mas pobres a los mas ricos, tema que nos involucra y perjudica a todos los habitantes del Tercer Mundo.

Un libro que nos hace recapacitar y cuestionarnos ciertos lineamientos que hemos venido aceptando como verdaderos y que en algunos casos son concluyentes del cada vez menor entendimiento e intolerancia entre unos y otros. Se trata de una oportunidad de intentar cambiar nuestra postura en pos del respeto y acercamiento entre aquellos que siempre hemos visto tan lejanos y que hoy conviven con nosotros en casi todos los rincones del mundo occidental.


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