Norte argentino, Argentina.
Este destino lo he venido postergando desde hace 10 años aproximadamente. Siempre le he dado prioridad a otro, seguramente por estar tan cercano. He acumulado notas varias en un documento muy extenso y la pandemia me brindó la oportunidad de visitarlo, como tantas otras cosas buenas que he realizado durante este periodo de inactividad activa.
Para visitar la región del Norte Argentino (NOA: Jujuy, Salta, Catamarca, Tucumán, La Rioja y Santiago del Estero) hay que evitar el período de lluvias que va de diciembre a abril. El gobierno argentino está incentivando el turismo interno, con vales otorgados a sus ciudadanos del 50% de lo gastado para siguientes viajes. Cuando me enteré de esa promoción, y tratando de evitar la avalancha, sumado al precio del dólar en Argentina que nos beneficia a pesar de la gran inflación que tienen, me llevó a tomar la decisión de ir. En tres días me preparé y allá fui.
Siempre que viajo a Europa o Asia, regreso ansioso de moverme entre la gente latina y viajar por America Latina. Es un gran placer mucho mas disfrutable para los latinos que podemos apreciar y valorar los puntos de encuentro y los distantes entre nosotros mismos, la variedad del español que es único en cada ciudad prácticamente, la amabilidad de nuestra gente, las comidas en todas sus manifestaciones, la amplia variedad de ámbitos naturales donde no faltan la selva, desiertos, playa, sierras, montañas, etc. América es el paraíso.
Con esa consigna fui buscando el abrazo de la gente simple y amable que se nos cruzan en la calle. Pero lo que no nunca me había imaginado es que la naturaleza me fuera a sorprender de la forma en que lo hizo.
He viajado por varios países dispares y diferentes y ni el Himalaya, ni los desiertos del Sahara, ni el Mekong, ni las cataratas, ni los Alpes, ni el Mediterráneo me han sorprendido como en NOA.
Sus escenarios son surrealistas y en determinados momentos, creemos estar en otro planeta.
La ciudad de Salta fundada en 1582 , es una de las mas antiguas de Argentina y no en vano lleva el mote de La linda.
Su arquitectura donde prevalece el estilo colonial, está matizado por otros que van del morisco pasando por los europeos generando un abanico muy apetecible para el observador en cada entorno.
Su catedral, el cabildo, la iglesia de San Francisco y el convento San Bernardo, son solo algunos de los edificios que coronan el esplendor citadino decorado con una amplia variedad de árboles que generan el toque final con jacarandás, palos borrachos entre otros.
Caso excepcional es el Museo de Arqueología de Alta Montaña donde de encuentran tres momias de niños sacrificados por los incas en el SXV encontradas en le volcán Llullaillaco (6739 mt). A pesar de la resistencia de la comunidad Kolla, la cuidad se precia de su exhibición a la vez que las preservan de ávidos saqueadores que ya se han llevado otras momias y objetos para el exterior.
Llegar a Tolar Grande, Salta, es toda una travesía de diez horas en coche, atravesando distintas fisonomías que van variando cada 50 km.
Es algo maravilloso ver cómo la naturaleza supera nuestra imaginación y la convivencia con ella, nos convierte en seres animales donde la mente pasa a un segundo plano y solamente debemos dejarnos abrazar por el entorno.
Tener la posibilidad de ver los animales autóctonos moverse en su hábitat es un gran privilegio que solemos buscar viajando a las selvas africanas.
Las manadas de vicuñas que se deslizan por los terrenos escarpados se convierten en claves musicales dentro de grandes pentagramas.
Llamas, alpacas, guanacos, patos cisnes, garzas rosadas, así como los suris (especies de ñandúes), habitan plácidamente junto con los menos vistos cóndores y pumas, variedad que se preservan para evitar su extinción.
La amplia variedad fomenta el avistaje de aves muy frecuente en el región.
La región de la Puna es un altiplanicie ubicada entre dos cordones montañosos. La Cordillera de los Andes esta dividida en dos: la Oriental y la Occidental con una altura promedio de 3800 metros.
Las diferentes tonalidades de la tierra es un caso aparte. Las plantas que parecen estar secas producto de sus defensas, florecen con hermosos colores y perfumes.
Verde, arenas en todos sus colores pasando por los rojos, ocres y negros, conviven con zonas nevadas en una plácida imágen que queremos retener en nuestra memoria. Para cada lado que observamos, hay un paisaje diferente.
Pero no todo es complaciente. El avance indiscriminado de las empresas mineras es atroz y más aun la actitud de los gobernadores de turno que venden el rico patrimonio por pocos pesos a cambio de transformar a la región en tierras infértiles.
Para extraer los minerales, hoy día el Litio es la estrella, se deben desviar cauces de ríos internos dejando regiones sin agua produciendo la exterminación de especies de animales. También sus pobladores deben abandonar sus tierras, lo que implica el fin de varios pueblos que dejan sus actividades tradicionales en busca de otros rumbos lo que les obligan a vagar infructuosamente en distintas ciudades aniquilando pueblos milenarios enteros.
Y todo ello a cambio de un 1,7% que pagan las empresas extranjeras frente a tasas del orden del 30 -35 % que pagan el resto en concepto de impuestos a la renta. Al cabo de unos años, luego de haber extraído todo y mas, se regresan a sus países de origen dejando unos míseros pesos con poblaciones devastadas que ya no se recuperarán jamás.
Llegar a los Ojos del mar, es una experiencia muy fuerte. Allí en tres lagos habitan microorganismos desde hace 3500 millones de años. Llamados estrematolitos, se encargan desde entonces de generar el oxigeno para la creación y sobrevivencia animal.
La confrontación entre la naturaleza agreste y el enorme Viaducto del Toro por donde pasa el denominado Tren de las nubes, es sorprendente. Es la lucha del hombre contra la naturaleza para lograr su sobrevivencia.
Las ruinas de Santa Rosa de Tastil menos promocionadas que Machu Picchu (Perú), no se quedan atrás en esplendor y grandiosidad. La ciudad fue abandonada por tribus Tastil ante el avance de los Inca.
Desde Salta se llega a la provincia de Jujuy por el Camino de Cornisa, un zigaguenate camino verde que atraviesa un sector de la Selva de Montañas llamado Yungas, coronado por cerros contrastantes.
Siguiendo por la ruta N9, nos vamos encontrando con una sucesión de ciudades vecinas similares pero con rasgos únicos, ofreciendo cada una características propias siempre rodeadas de monumentales paisajes diferentes.
El hecho de pernoctar en la región, nos da la posibilidad de experimentar diferentes sensaciones que desconocíamos que anidaban en nuestro interior y que se van despertando poco a poco.
El aire es fresco en cada día. Las montañas, así como las quebradas se ocupan de generar y soplar el aire limpio al comenzar cada día.
La sucesión de ciudades entre Susques, Casabindo, Humahuaca, Uquía, Huacalera, Purmumarca, Tumbaya y la bella Tilcara, generan un amplio escenario para un delineante recorrido.
Estrechas calles empedradas, hermosas construcciones alhajadas entre quebradas, montañas y vegetación, nos facilitan una experiencia espiritual donde el constante polvo proveniente de las montañas que arrastra la constante brisa, hacen del lugar un escenario único.
La oportunidad de convivir un par de días junto con una familia kolla en sus modestas instalaciones, es una experiencia que nos ayuda a comprender aun más el lugar con las características amables a la vez que ríspidas del entorno.
Desde Jujuy se accede a Iruya, ciudad declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 2003, ubicada en la provincia de Salta. Ciudad enclavada en el tiempo con detalles espléndidos pero que lamentablemente no está siendo preservada acorde a sus orígenes, construyendo en estilos muy dispares e industriales que perjudican el encanto que otrora caracterizara el poblado. A pesar de su cercanía, 49 km, la sinuosidad de sus accesos montañosos en estrechos caminos de cornisa, demanda un par de horas conduciendo a no más de 40 km por hora. El destino es la frutilla del postre, pero el recorrido hasta llegar es digno del esfuerzo. A medida que avanzamos debemos detenernos sistemáticamente para deleitarnos y sorprendernos de semejantes expresiones de nuestra madre naturaleza.
La oferta gastronómica de la región está a la altura y los coloridas artesanías en arte textil, logran el marco ideal para provocar un éxtasis en cada viajero.
Caso a parte son las iglesias con estilos diferentes que jalonan cada pueblo y ciudad. En Uquía se encuentra la que alberga los importantes ángeles aruseros pintados en el sXVII, motivo de orgullo y cuidado de sus pobladores. También los hay en Casabindo, nueve en cada uno de ambas iglesias habiendo sido originariamente doce.
Quebrada del Toro, Quebrada de las Conchas, Valles Calchaquíes, lagunas de Yala, Salinas Grandes, Cuesta de Lipán, Quebrada de Humahuaca, Paseo de los Colorados, Ruinas de Pucará de Hornillos, Cerro Paleta del Pintor, Cerro Pollera, Cerro de catorce colores, Pucará del Tilcara, Abra del Cóndor son algunos de los escenarios naturales que contornean el exquisito y plácido recorrido.
Hablar del NOA implica ineludiblemente considerar su amplia variedad de cactus llamados cardones, espíritu del lugar. En Hornillos hay un bosque donde se encuentra el patriarca con mas de 400 años. El lugar es venerado todos los años a la hora de celebrar la fiesta de la Pachamama. En Santa Rosa de Tastil, se dice que cada uno representan el alma de los indigenas que habitaron el lugar.
Están protegidos por la comunidad y solo pueden ser cortados una vez que llegan a final de sus vidas. La madera es utilizada para puertas, muebles y demás, generando un elemento característico del lugar.
Los perros callejeros ocupan un espacio único dentro de la observación del viajero. Casi que a modo de animales silvestres, conviven con la gente sin interferir en el trajín de la ciudad.
Invito a quienes no conocen el lugar a animarse a recorrerlo con el debido cuidado para evitar malestares propios de las alturas.
La parte de Tucumán, Tafi del Valle, Cafayate con sus viñedos y Cachi será motivo de un próximo viaje.
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