Museo Amparo

Puebla, México.

Una de las grandes sorpresas en México fue el Museo Amparo ubicado en la ciudad de Puebla.

No tenía conocimiento siquiera del mismo y llegué por recomendaciones de amigos quienes no me dejaron otra opción, razón por la cual apenas llegué a la estación de autobuses me tomé un Uber directamente para llegar 5 minutos antes de la apertura.

Varias son las razones que me llevan de definirlo como un gran museo a nivel internacional. 

En primer lugar la ampliación del edificio llevada a cabo en 2011 por TEN Arquitectos liderado por el arquitecto Enrique Norten (CDMX, 1954), está muy alineada con los actuales museos donde la luz natural juega un factor muy importante así como la amplitud y versatilidad de las salas.

El recorrido inicia con una muestra temporal la que enseguida me dio la pauta de estar en un museo de vanguardia.

Distribuida en cuatro salas, se presenta la muestra *Abismo entre dos montañas  perteneciente a la cineasta y artista uzbeka, Saodat Ismailova (1981,Taskent, Uzbekistán), quien habitualmente centra su trabajo en la historia de las mujeres en Asia Central, investigando y relacionando culturas geográficas históricamente complejas y estratificadas.

En esta oportunidad la artista presenta un conjunto de obras compuestas por películas, instalaciones y materiales tejidos con el fin de explorar el papel de las montañas titulado en el cual Saodat hace foco en la verticalidad de las mismas las que se oponen a la expansión así como al avance de la modernidad.

Habiendo puesto un pie en esa obra de esta artista con reconocimiento internacional, a quien conocí en la Bienal de Venecia en 2013, instancia en la cual fue premiada por su video instalación llamado Zukhra (29’), no tuve duda de que estaba en un museo con sustento y bien actualizado. 

Otro factor que me dio buena espina fue una línea del tiempo muy gráfica que sintetiza en forma comparativa y paralela los destacados sucesos acaecidos entre el año 2400 a.C. y el 1500 d.C. en las mas avanzadas civilizaciones del mundo como fueron China, Egipto, Grecia y México considerando los continentes de Oceanía, Europa, América, Asia y África, aspecto que no solo facilita el ingreso de la comprensión de la historia mexicana a la vez que posiciona al país el cual sufrió la invasión española en la siglo XVI quienes llegaron “para salvarlos y educarlos”, amén de la evangelización que exterminó con la esencia de varios pueblos.

Esta línea gráfica la cual fuera expuesta por el arquitecto Pedro Ramirez Vázquez (CDMX, 1919-2013), quien restauró el edificio para lograr el museo inaugurado en 1991, sintetiza tanto el orgullo como el compromiso del pueblo mexicano para con su historia.

El encare analítico de la propuesta del museo es lo mas relevante.

A diferencia de otros pares que se ocupan de exponer piezas del pasado, el Amparo se caracteriza por establecer una impronta donde relaciona los artistas del pasado con los actuales buscado una lectura actualizada.

Sabemos que la historia es variante, nunca única y tampoco inerte teniendo cada generación el deber de releerla y de analizarla para lograr un encare acorde a cada época y el Amparo desde el vamos nos introduce en un pasado que también es presente provocando al espectador una nueva postura mas comprometida.

Este museo es el producto de la Fundación Amparo la que fuera creada en memoria de Amparo Rugarcía de Espinosa Yglesias esposa del banquero y filántropo Manuel Espinosa Yglesias (Puebla, 1909-2000).

El museo fue creado por iniciativa de la hija del matrimonio, Ángeles Espinosa Yglesias Rugarcía (Puebla, 1942-2007) quien adicionalmente a su carrera de administración se formó también en arte, restauración y museografía.

El objetivo del Amparo consiste en conservar, investigar, exhibir y divulgar el arte prehispánico, virreinal, moderno y contemporáneo de México contando con el amplio acervo de la familia.

Actualmente y desde 2009 está dirigido por Ramiro Martínez Estrada (San Antonio, Texas, 1956) quien se destacara por su labor al frente del Museo Rufino Tamayo de CDMX entre 2002 y 2008.

El edificio fue sede de varios emprendimientos. Fue fundado en 1531 como hospital, pasando a convertirse en un colegio para niñas, luego en dos colegios también para mujeres, luego solo para mujeres viudas y divorciadas, hasta que en 1871 se transforma en la casa habitación de la familia Espinosa Yglesias.

El acervo esta compuesto por mas de 1.700 obras de arte del período prehispánico, incluyendo cerámica, escultura, tallas, arte textil, entre otros formatos.

Dentro de sus propuestas se incluye la *Colección el Arte Virreinal y del siglo XIX que abarca pinturas, mobiliario y ornamentos de época ambientando algunas salas de la familia Espinosa Yglesias donde destaca la típica cocina poblana predominando el uso de la cerámica de talavera tanto en los utensilios de cocina así como en los pisos y muros generando un ámbito exquisitamente estético.

Este sector conserva la distribución y las características de una casa poblana del siglo XIX, en la que habitaron distintos miembros de la familia Espinosa, entre ellos Vicente Espinosa Bandini, abuelo de Manuel Espinosa Yglesias y Ernesto Espinosa Bravo, su padre, quien ofrecía sus servicios médicos y legales en la planta baja del inmueble.

También en ese sector destacan las piezas de carácter religioso como los crucifijos y la amplia cantidad de pinturas con motivo de la Virgen de Guadalupe y el infaltable retrato de San Pascual Bailón, el santo de la cocina.

Una sala asimismo, está destinada a recrear el Salón Mexicano donde Manuel Espinosa Yglesias tenía su escritorio de trabajo en el edifico de la Sociedad de las Américas-Consejo de las Américas en la ciudad de Nueva York. Esta habitación alberga objetos entre pinturas, esculturas, mobiliario así como artículos decorativos de origen mexicanos donde el foco de atención recaé en el retrato de su esposa que fuera pintado por Diego Rivera en 1952.

Por último, el museo cuenta con una colección de *Arte Contemporáneo desde los años noventa del siglo pasado hasta nuestros días.

Las piezas van variando en virtud de las diferentes propuestas y lo mas destacado del museo radica en la gran variedad de muestras temporales las que se caracterizan por una postura decolonialista donde los artistas invitados llevan a cabo análisis y ponencias con el fin de indagar la incidencia de la colonización en el México prehispánico.

Dentro de la exposición permanente se encuentran las salas del *Arte Prehispánico y el México Antiguo (1200 a.C a 1500 d.C), sector dividido en ocho salas: Línea del tiempo, Un espacio y un tiempo, El mundo mágico, Cuerpos, rostros y personas, Sociedad y costumbres, Lenguaje y escritura, Arte, forma y expresión y La muerte, aspecto tan singular dentro del país en virtud del vínculo con el cual los mexicanos se relacionan con la muerte.

En total son expuestas 500 piezas aproximadamente divididas entre vitrinas y pedestales, donde en ningún caso atosigan al espectador ,a diferencia de lo que ocurre en otros museos como son los casos del Museo Antropológico de CDMX, el British Museum, el Victoria & Albert Museum o el propio Louvre, por solo nombrar algunos de estos de grandes dimensiones.

El Amparo es sinóptico y efectivo logrando un claro mensaje donde en pocas palabras lleva a cabo su misión.

Los objetos expuestos provienen de diferentes culturas principalmente de Mesoamérica como la olmeca, huasteca, maya, teotihuacana, nahua, zapoteca, Mezcala, del Tajín, entre otras.

Dentro de la sala dedicada la lenguaje y escritura se proyectan videos donde personas de diferentes etnias relatan cuentos, anécdotas de sus pueblos en español y en su propio dialecto, llamando la atención a la vez que seduciendo a partir de la entonación así como los movimientos del rostro en un caso y en el otro.

Un aspecto sorprendente dentro de esta postura decolonialista que impera en el museo, es que aun se continue utilizando el término “conquista española”, en lugar de “invasión” como deberíamos de referirnos.

En una ocasión estando en Morelia, me llamó la atención que celebrando el día del niño un payaso con una gran concurrencia de chicos en una plaza, hiciera alusión al descubrimiento de América en manos de Cristóbal Colón, cuando hoy día ese término ha sido sustituido dentro de la narrativa histórica por invasión. Estuve a punto de corregirlo, pero opté por no “pincharle el globo” al payaso.

Fuera del contexto permanente lo mas destacado del Museo Amparo son las muestras temporales las que actualmente ascienden a seis.

*Jonathan Hernández. Instrucciones para vivir y trabajar en México

Esta muestra curada por el propio artista bajo el seudónimo de Hideki Yukawa alude a un análisis de la nación con sus luces y sombras, el cual es abordado con una mezcla de sentido del humor e ironía, donde el artista alude al “campo de ceguera extendida a través del tiempo y la enfermedad de nuestra propia indigestión nacional”.

Hernández se caracteriza por abordar el análisis de la producción, consumo y circulación de imágenes relacionadas con el comportamiento en la construcción del mundo a partir de ciertas contradicciones y paradojas de la naturaleza humana.

*Reinventar América: Construir, borrar, repetir –  Denilson Baniwa

Partiendo de la base de que América es una invención de Europa, el destacado artista Denilson Baniwa, presenta una de las muestras mas interesantes dentro del Amparo que lleva  cabo con objetos y narrativas de una cultura inventada dando cabida al engaño y la ficción.

Está curada por Idurre Alonso y fue dividida en siete sectores donde Baniwa nos invita a reevaluar críticamente los materiales del pasado escuchando nuestras voces ancestrales para lograr desentrañar los traumas coloniales buscando una nueva reinvención de las Américas.

Durante la época de la invasión española, América fue travestida a través de imágenes y relatos como un continente salvaje, sangriento poblado por bárbaros desconociendo la fe católica así como las  tradiciones cristianas.

Ese grupo de imágenes y símbolos fueron transmitidos durante mas de tres siglos dando cabida a interpretaciones de una población indígena bruta, anárquica y agresiva, aspectos que le mal generaban el derecho a los europeos para conquistar y reeducar a estos pueblos “atrasados». 

El canibalismo que fuera observado por Américo Vespucio en Brasil en 1503, se hizo eco por toda Europa como sinónimo de toda América.

Todos estos elementos que jugaron en contra a los pueblos indígenas, sumado a la gran riqueza de las enormes extensiones de tierra con abundancia de recursos naturales, derivó en una gran explotación la cual estuvo acompañada no solo por trabajos forzados sino por el uso de personas que fueron esclavizadas tanto indígenas como afrodescendientes.

Baniwa vive en el estado de Amazonas en Brasil y proviene del grupo indígena baniwa.

Cuenta con un gran repertorio artístico a nivel internacional cuestionado el pasado colonial así como las representaciones estereotipias de los pueblos indígenas.

De una forma muy eficaz y dentro de una sala de reducidas dimensiones, Baniwa ha sabido llevar a cabo su muestra haciendo uso de plataformas dentro de un recorrido el cual también incluye un video en el cual a instancias de su curadora insertó su propia voz.

Cabe recordar que Denilson Baniwa fue uno de los curadores del pabellón de su país en la pasada Bienal de Venecia y sus muestras han ocupado destacadas salas como la Pinacoteca de São Paulo, el MASP, habiendo participado en la Bienal de São Paulo así como también en la Bienal de Sydney.

Su presencia dentro del Amparo denota una vez mas la calidad de las propuestas que recibe este museo.

*El hilo conductor. Historias en la Coleccion de Arte Contemporáneo

Esta muestra de carácter colectiva está conformada por propuestas de nueve artistas: Melanie Smith, Eduardo Terrazas, Jorge de la Garza y Marcela Armas quienes forman parte de Narrativas en tensión.

Por su lado dentro de Las posibilidades de la ficción, se ubican Ulises Carrion, Gonzalo Lebrija, Kati Horma, Erick Beltrán y Jorge Satorre y Damián Ortega.

Ortega presenta “Obelisco transportable” compuesto por un obelisco de seis metros de altura colocado sobre una base con ruedas, con el cual señala la crítica del uso de estas piezas escultóricas usadas para conmemorar eventos, batallas y sucesos.

En su caso propone un obelisco móvil el cual puede ser usado para cualquier cosa y en cualquier lugar aludiendo a la artificialidad del culto de estas monumentos no occidentales que han conquistado varios países colonialistas como sinónimo de poder, también de decoración como el ubicado en la Place Concorde de París, muchos de ellos por cierto hurtados a países orientales.

También varios países como Argentina y Uruguay han hecho uso de ese tipo de monumento conmemorativo.

Luis Felipe Ortega presenta una serie de telas monocromas ubicadas dentro de una sala exclusiva, refiriéndose a los jóvenes estudiantes desaparecidos el 26 de setiembre de 2014 en Ayotzinapa.

La exposición curada por Christian Gómez Vega, pretende indagar, partiendo de la metáfora que lleva por título, las distintas formas utilizadas para construir relatos que abordan las distintas versiones históricas confrontadas a las grandes narrativas del poder.

Un término al cual la muestra alude en su presentación, muy efectivo por cierto, es la intención de la propuesta en espejar los trabajos con las amplias narrativas en conflicto que caracterizan al presente mexicano para pensar en sus hilos (conductores) para de esa manera enfrentar los traumas de la nación que desde hace mas de cinco siglos continua siendo agredida.

México, a pesar de ser una gran nación, continúa siendo atendida y analizada dentro de un consultorio terapéutico.

El país tiene todo para ser una gran potencia y no lo logra. Estados Unidos la margina de América del Norte y el resto de América tampoco la hace suya.

*José Agustín Arrieta, 1803-1874. La ciudad de Puebla en el siglo XIX

Arrieta, hijo del pueblo de Santa Ana Chiautempan en Tlaxcala, fue uno de los pintores mas destacados del siglo XIX en Puebla.

Su amplia variedad de temáticas aluden no solo al poder virreinal sino a la visión personal que este artista impregnó en sus obras.

Y es allí donde la muestra radica su impronta con el fin de lograr una mirada contemporánea fuera del poder ejercido por los cánones artísticos de su época, debatiendo y cuestionando la pintura costumbrista como solo una representación innocua del pueblo en asuntos políticos, como señala el texto curatorial a cargo de María José Rojas Rendón.

Su obra abarcó varios géneros artísticos como la pintura religiosa, la alegoría, el retrato, las escenas costumbristas, el paisaje y la naturaleza muerta, pero mas allá de cada temática sus obras deben de ser analizadas a través de un lente actual donde se pueden apreciar rasgos de una lectura universal donde no falta la ironía así como una fuerte oposición a los cánones acercando su obra a la de Francisco de Goya en relación a la doble mirada.

Arrieta formado en la Academia de Bellas Artes de Puebla, donde también impartió clases, se tomó la libertad de acceder a temáticas como la pintura popular y su bastedad de obras complaciendo a varios sectores de la burguesía así como al clero donde no faltaba la figura de San Pascual Bailón y la Virgen de Guadalupe.

*El Dorado / de la utopía al mito contemporáneo

Se trata de una muestra colectiva donde participan 29 artistas de varias nacionalidades latinoamericanas con la presencia de algunos destacados como Alfredo Jaar (Chile), Sebastião Salgado (Brasil) y Roberto Huarcaya (Perú).

En ella la propuesta consiste en analizar las diferentes aristas que ha generado el afán perseguido por los europeos cegados por el oro.

Para los indígenas este material estaba ligado a la luminosidad espiritual que los elevaba y conducía a los dioses, mientras que para los europeos significaba la riqueza, afán que los llevaba a la avaricia y a la lucha despiadada sin límites para du obtención, material que por cierto le sirvió a España para pagar sus deudas contraídas con otros países europeos como fue el caso de Inglaterra.

La obsesión por encontrar oro tergiversó todo lo que podría haberse tratado de una coalición pacífica entre ambos continentes.

La muestra curada por María Virginia Jaua ocupa extensas salas y está dividida en nueve sectores; el origen, vislumbres del oro, la alquimia, religión y poder, luz y sombra de los viajes, los sueños de la razón engendran monstruos, el regreso de la serpiente y dos epílogos: Orinoco, nuevo mundo y frente y vuelta, las dos cara de la moneda.

Esta propuesta debe de ser leída en todo su contexto, mas allá de los análisis individuales de cada artista, a modo de compendio temático.

La misma concluye el ciclo iniciado en Fundacion PROA de Buenos Aires. muestra que llevó por título El Dorado Un territorio y en Américas Society: El Dorado (Myths of Gold)

Si bien el abordaje es variado el conjunto es concluyente en varias temáticas comunes a la central, donde se aborda la esclavización, la droga, los narcos, la destrucción de la naturaleza y el reino animal, el poder hegemónico de la iglesia católica, la violencia engendrada para lograr hacerse de la riqueza del continente, incluyendo también a la serpiente como símbolo femenino protector de la tierra.

En ella se analiza el significado de riqueza para cada grupo étnico la que en algunos casos radica en el oro y en otros en las artesanías al servicio de salvaguardar los ancestros.

También la muestra aborda el uso de los alucinógenos empleados originariamente para fines medicinales y sagrados como la coca, la cual luego fue usada para el trabajo forzado de los mineros esclavizados, así como la introducción del cannanbis sativa proveniente de Oriente en el siglo XVI, ambas manipuladas a través de procesos químicos persiguiendo un mercado lucrativo con las consecuencias dañinas pertinentes.

En el sector de Religión y poder, el oro es considerado a partir del uso ornamental y simbólico que le dio la iglesia para evidenciar la relación con lo divino, lo que implicó la destrucción de los elementos sagrados indígenas.

Algunos artistas recurren asimismo al uso de la luz como emblema representativo de la divinidad dando cabida a la oscuridad aplicada sobre imágenes prehispánicas pertenecientes a la cultura popular mexicana que Pedro Lasch aplicó sobre piezas realizadas en cristal oscuro.

Juan Fernando Herrán presenta un San Miguel Arcángel con su espada en alto haciendo alusión a las guerras ideológicas y religiosas causales de tantos enfrentamientos bélicos.

Sebastião Salgado presenta por su lado, fotografías sobre los trabajos de los mineros en Sierra Pelada en Brasil.

Dawa García expone una instalación compuesta por un conjunto de cestas provenientes del pueblo ye Kuana de la región de la Guayana en Venezuela.

El grupo se conforma con las cestas llamadas wiwa las que son utilizadas para guardar objetos familiares así como dos Jojo donde en forma simbólica se resguardan la sabiduría femenina.

Todos estos elementos utilizados en la colectiva concluyen en una versión contemporánea de el dorado el cual no radica en el oro sino en el valor intrínseco que el continente ofrece a través de su gran vastedad de naturaleza, animales y sabiduría de tantos siglos. 

La muestra está conformada por variedad de soportes artísticos donde participa la pintura, la fotografía, el video, la instalación así como la artesanía y la lista de artistas esta compuesta por las obras de Alfredo Jaar / Alicja Kwade / Antonio Vega Macotela / Armando Morales / Artur Lescher / Carlos Aguirre / Chantal Peñalosa / Dawa García / Diego Rísquez / Edgardo Aragón / Eugenio Merino y Pierre Valls / James Lee Byars / Jim Hodges / Juan Fernando Herrán / Mario García Torres / Marysole Wörner Baz / Mathias Goeritz / Maya Goded / Miguel Rodríguez Sepúlveda / Noé Martínez / Óscar Gardea / Paul Desenne / Pedro Lasch / Pilar Millán / Roberto Huarcaya / Rodrigo Moya / Sebastião Salgado / Sergio Hernández |

*A traves del ojo de la aguja

Por último y no por ello menos importante, esta muestra da cabida a la exhibición de una capa pluvial que perteneciera al obispo angelopolitano Domingo Pantaleón Álvarez de Abreu quien ocupara el cargo entre 1743 y 1763.

La capa fue ejecutada por el borrador mas destacado del momento de CDMX Manuel de Mena dándole cabida al bordado a varias mujeres locales de origen indígena entre las cuales sobresalió Bárbara Quijano.

Tras varios años de trabajo de un equipo interdisciplinario se realizó la restauración de la pieza en la Escuela Nacional de Conservación, Restauración y Museografía “Manuel del Castillo Negrete” del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), lugar desde donde la capa pluvial regresa a Puebla. 

El Museo Amparo debería de tener una mayor injerencia y divulgación dentro de ámbito museístico internacional.

Enhorabuena por su director y todo el cuerpo de curaduría.

Su vista es de carácter obligatorio y solo el hecho de su existencia conlleva un viaje a México, amén de las características de Puebla que invitan a recorrerla.


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Una respuesta a «Museo Amparo»

  1. Avatar de Luis Márquez
    Luis Márquez

    Excelente resumen del recorrido por este extraordinario museo! Uno de mis favoritos 🤩 gracias por compartir!
    Luis Márquez

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