San Miguel de Allende, México.
Sabías que Siqueiros dejó un mural inconcluso en San Miguel de Allende?
San Miguel de Allende está llena de rincones hermosos y locales de puertas abiertas que invitan a avanzar.
Los tesoros mas preciados son aquellos que se nos presentan sin haberlos buscado.
Recuerdo la primera vez que estuve allí que fui siguiendo los pasos del pueblo mismo entrando en cuanto hotel, local o lo que fuera que estuviera sin llave.
La hotelería es un oportunidad para recorrer edificios de época devenidos en casas de huéspedes así como grandes galerías con amplios espacios donde habitaciones que antes funcionaban como dormitorios se han adaptado a las necesidades comerciales y en algunos casos mantienen su estilo de época.
Guiado por la curiosidad y zigzagueando por la ciudad me fui adentrando en un gran edificio virreinal donde hoy funciona el Centro Cultural Ignacio Ramírez “El Nigromante”.
Poco a poco fui avanzando descubriendo las distintas alternativas que la misma ofrecía.
Los tesoros mas preciados son aquellos que se nos presentan sin haberlos buscado
Seducido por una cálida librería me puse a revisar sus estanterías de donde salí con un libro bajo el brazo que me interesó desde el prólogo y que aun no he terminado de leer.
También recorrí una exposición de diversos artistas reunidos detrás de la temática sacra donde algunos me sorprendieron para bien.
Continué paso a paso recorriendo el claustro que rodea el hermoso patio hasta dar con una puerta abierta que me invitaba a entrar sin saber a donde me conduciría.
Ni bien ingresé quedé boquiabierta, extasiado frente a semejante obra y lo grandioso fue que la sala estaba toda a mi disposición.
Se trataba nada menos que de el mural inacabado de David Alfaro Siqueiros (Camargo, 1896-1974) el cual tendría por nombre “Vida y obras del generalísimo Don Ignacio Allende”, que por desacuerdos con su empleador tuvo que dejar sin acabar.
México son muchas cosas a la vez. Al nombrarlo se nos agolpan muchas ideas dependiendo del perfil de cada persona. En materia de arte no hay duda de que lo tenemos asociado a una de las corrientes de arte mas destacadas de Latinoamérica como fue el muralismo.
Luego y a partir de la mercantilización de la obras de Frida Kahlo comenzamos a asociar a México con esta figura inherente al país.
Referirnos al muralismo conlleva a considerar a los tres artistas mas destacados como fueron Diego Rivera, David Alfaro Siqueiros y José Clemente Orozco, aunque no fueron los únicos dejando en segundo plano a otros destacados como por ejemplo el caso de Juan O’Gorman.
El muralismo se prestó con mucho atino para dar cabida a la manifestación cultural de la Revolución Mexicana, corriente que estuvo encabeza por su promotor Álvaro Obregón quien se ocupó de invitar a ciertos artistas para plasmar en muros, paredes internas como externas, la historia prehispánica de México representando la contra cara de lo que había sido la política de Porfirio Díaz.
Rivera estaba en Europa y no se pudo resistir al llamado facilitando el trazado cultural propuesto por Obregón quien fuera el gran artífice de este movimiento.
Existen rutas guiadas detrás de los murales diseminados por todo el país pero donde mas se pueden apreciar estas obras son en el Distrito Federal. Recorrerlas implicaría un viaje especifico que ya he llevado a cabo en otra ocasión pero el denso tránsito sumado a la cantidad de personas que circulan por la ciudad dificulta moverse de un lado al otro cuando se la visita por pocos días.
Pero aunque no nos ocupemos de perseguir los rastros muralistas, son ellos quienes se ocupan de buscarnos.
El muralismo mexicano no se busca: te encuentra
Las obras de Siqueiros en el Soumaya son una excelente oportunidad para respirarles encima y apreciar los trazos tan zizaguantes que lo caracterizan.
En algún momento recorriendo la ciudad se te cruza el Polyforum Cultural Siqueiros que te obliga a desviar la vista.
También en esta oportunidad en San Miguel de Allende fue Siquieiros quien guió mis pasos.
Este mural comenzó a ser llevado a cabo en 1948 a partir de una invitación que el pintor recibiera para impartir cursos a lo veteranos de Estados Unidos y Canadá que habían participado en la segunda Guerra Mundial .
Siqueiros también conocido como “El Coronelazo” había participado en la guerra Civil Española en el bando republicano y tenía una definida postura comunista.
Fue Alfredo Campanella, director de la Escuela Universitaria de Bellas Artes quien lo invitó para impartir conferencias de muralismo a los ex combatientes.
Esta escuela funcionaba en el edificio construido en 1775 el cual había sido un convento de monjas. Luego fue cambiando de manos hasta llegar a alojar la Escuela de Bellas Artes que Campanella se ocupó de comprar la franquicia para dirigirlo donde se impartían cursos destinados a los veteranos estadounidenses, aulas en las cuales también impartieron clases Rufino Tamayo, Carlos Mérida, entre otros.
Desde el momento en que Siqueiros puso un pie en el instituto comenzó a cuestionar el enfoque de la pintura mural a cargo del profesor David Barajas proponiendo a los veinticuatro alumnos de su grupo a investigar pasajes históricos de la vida del general Miguel Allende, uno de los lideres de la independencia mexicana.
Con posterioridad les propuso plasmar imágenes desde el bautismo del general, sus batallas hasta su conspiración con la cual el líder buscaba la independencia de México del dominio español, todo para ser plasmado en forma realista sobre los muros, techo y pisos de esta bóveda compuesta por 550 metros cuadrados.
En el espacio Siqueiros luego de preparar las paredes pintó la bases donde fueron desplegados los trazados de los alumnos los que fueron retirados luego de ser revisados por el muralista quien no les dio el visto bueno hasta que los mismos no fueran corregidos.
Pero antes de avanzar, Campanella se opuso pues no quiso aplicar recursos propios a la obra, aludiendo que Siqueiros debería de remitirse exclusivamente a dar clases teóricas sobre el muralismo pues para prácticas ya contaban con Barajas.
Mas allá del boicot que Siquerios organizó con el apoyo de alumnos y otros profesores, no logró avanzar y la obra quedó inconclusa con solo los trazos que el propio Siqueiros había pintado, base de los sucesos de Allende que nunca llegaron a ser plasmados por los alumnos.
Algunos alumnos se unieron al boicot pero otros en contra argumentaron que se trataba de una conjura comunista e inclusive llegaron solicitar la intervención del presidente de la Nación para que la escuela no quedará en manos de Siqueiros.
El vínculo finalizó con el despido de Siqueiros quien se retiró del lugar el 19 de julio de 1949 frente a las injurias que le propició Campanella calificándolo de calumniador, difamador y farsante, acusándolo de echar manos al truco de la fotografía para plasmar las imágenes sobre los muros, techo y piso.
De esta manera y partir de ese insuceso el país se vio privado del que podría haber sido un gran mural.
El mural inconcluso de Siqueiros guarda el eco de una historia truncada y una técnica revolucionara
De todas maneras en él se pueden apreciar los trazos así como las retículas que Siqueiros utilizaba para generar la dinámica necesaria para sus murales, así como también poder apreciar los efectos visuales que él llamaba Poliangularidad que es cuando en algunos ángulos se pueden ver figuras geométricas que convierten las esquinas en planos, razón por la cual se ha decidido no completar jamás dando cabida al testimonio de su técnica muy útil para otros muralistas e historiadores de arte.
Recorrer la sala da cuenta de un hecho frustrado pero que denuncia e incrimina a sus culpables.
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