Monseñor Jacinto Vera, un vecino cercano

Montevideo, Uruguay.

En el marco que le dará la bienvenida a nuestro primer santo uruguayo, el Edificio Artigas, inauguró en el día de ayer 18 de abril, una muestra homenaje a Monseñor Jacinto Vera y Durán.

Jacinto Vera (1813-1881), nació de camino hacia el país que lo haría suyo. De procedencia canaria, su familia de humildes orígenes provenientes de Lanzarote, se embarcó buscando nuevos horizontes para progresar económicamente. Su madre lo dio a luz sobre el buque en el cual viajaban, poco antes de llegar a las costas brasileñas en la inmediaciones de Santa Catarina.

De joven se destacó por su firme perseverancia y su gran compromiso de ayuda y solidaridad para quienes lo rodeaban.

Fue llamado a servir a Dios dentro de la Iglesia Católica, pero mas allá de su fe, fue un hombre de pueblo, que supo captar el espíritu de su país de acogida, creando un estilo de vida de cara a cada uno de los uruguayos, con sentido de solidaridad y entrega, que forma parte de nuestra idiosincracia.

Jacinto Vera es considerado el padre de la Iglesia en el Uruguay, como primer obispo y fundador del clero nacional.

De la misma forma en que el poeta Juan Zorilla de San Martín (Montevideo, 1855-1931), colaborara en la conformación de nuestros rasgos de procedencia charrúa, así como a la hora de definir la personalidad de Artigas, cual lo complementara Juan Manuel Blanes (Montevideo, 1830-1901), dándole vida al prócer a través de sus pinceladas, Jacinto Vera pautó nuestros rasgos característicos, a la hora de reconocernos como uruguayos.

Seguramente, y me gustaría pensar que así fue, hayan coincidido estos tres personajes tan importantes a la hora de la creación de nuestro pueblo.

En esta ocasión, Edificio Artigas, dirigido por Roxana Pallota, con la colaboración de Monseñor Dr. Alberto Sanguinetti y el escultor Ramón Cuadra, de quien se exhibe un busto de Vera realizado por él, dieron cabida a una pequeña pero contundente muestra, que homenajea, a la vez que nos permite hacer nuestro a esta hombre, quien mas allá de haber sido el primer obispo de Montevideo, deberíamos de capitalizar y rendir honores independientemente de la religión de cada uno.

Para ello, y con la ayuda de la Catedral de Montevideo, la exposición cuenta con la exhibición de algunos de los objetos personales que se conservan de Msr. Jacinto Vera.

Mas allá de ser piezas de una exquisita estética, como la cruz pectoral con la cual fue sepultado, así como su anillo episcopal, entre otros, estos objetos personales, dan cuenta del aporte de quien fuera un gran testigo de fe, ejemplo de una personalidad digna de reconocimiento, representante de lo que fueran los orígenes de nuestro país.

Jacinto Vera recorrió a caballo varias veces al Uruguay, buscando aunar esfuerzos de paz y fe.

No tuvo una vida fácil, incluyendo el destierro por casi un año a Buenos Aires, pero su esfuerzo nunca cesó, siempre apostando por la paz y la union de nuestra gente.

El título de la muestra, hace alusión a esa cercanía, como el hombre vecino cercano que fue, siempre ofreciendo sus manos y con una sonrisa plasmada en su cara.

Jacinto Vera iba al encuentro de “un hermano con quien entablar un diálogo, un hijo que aconsejar y un paisano para compartir un mate”, como lo describe Ramón Cuadra, en el catálogo que acompaña la muestra.

Edificio Artigas – Rincon 487 – Subsuelo

Lunes a viernes de 12 a 17 hs.Del 18 de abril al 09 de mayo de 2023


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