Triunfo: Foto impresa en vinilo pintada a mano y bordada, collage – 160x110cm
Donada al Estado Uruguayo – Nov 2024
María José Ambrois (Montevideo,1988), trabaja con fotos encontradas en un determinado contexto (feria), que descontextualiza, generando una nueva identidad a partir del objeto existente.
Las fotos actúan de puente; ese puente que nos impide estancarnos en alguno de los dos mundos que coexisten en éste y que nos permite integrar ambos, unir las partes, romper con las barreras.
Las fotografías antiguas representan aquello que se encuentra fijo en cada uno, aquel centro estable, la base a la que uno siempre puede regresar y que demuestra que uno es y existe (esencia, historia, familia: memoria). Utilizándolas de soporte, se las modifica (se las pinta o utiliza el collage o bordado como medio); y de esa forma se le añaden los cambios, la posibilidad de elegir; se les da vida, fuerza, calidez, color, libertad. Se resignifican en unidades nuevas. Se rescata al pasado no como algo inamovible sino como algo que afecta al presente.
Estas silenciosas personas desconocidas que a través de fotos se mantienen a lo largo del tiempo, devuelven al espectador la mirada con ojos cargados.
Ésta mirada, logra cambiar los papeles pareciendo ellos quienes ponen en tela de juicio al espectador, cuestionando e intentando comunicarle un sinnúmero de situaciones-
Personajes internos, fantasmas, esos que residen en las partes profundas e íntimas de uno.
Las fotografías antiguas representan aquello que se encuentra fijo en cada uno, aquel centro estable, la base a la que uno siempre puede regresar y que demuestra que uno es y existe (escencia, historia, familia: memoria). Utilizándolas de soporte, se las modifica (se las pinta o utiliza el collage o bordado como medio); y de esa forma se le añaden los cambios, la posibilidad de elegir; se les da vida, fuerza, calidez, color, libertad. Se resignifican en unidades nuevas. Se rescata al pasado no como algo inamovible sino como algo que afecta al presente.
Las fotos encontradas en un determinado contexto (feria) se las descontextualiza, generando una nueva identidad a partir del objeto existente.
Las fotos actúan de puente; ese puente que nos impide estancarnos en alguno de los dos mundos que coexisten en éste y que nos permite integrar ambos, unir las partes, romper con las barreras.
Las fotos se paran como representantes del mundo real, el palpable, racional, material, el consciente. Y, al modificarlas, se introduce aquel otro mundo que no se ve con los ojos: el mundo del inconsciente; ese mundo interno en el que se hallan los infinitos sueños fantasiosos e imaginaciones misteriosas, un mundo cargado de símbolos que nos permiten entreabrir sus puertas y que consta de dos caras, se juega con los contrastes: hombre vs. mujer, lo femenino vs. lo masculino, vida vs. muerte, naturaleza vs. artificio
lo oscuro, la sombra vs. lo luminoso los miedos, la angustia, el dolor, el sufrimiento vs. los sueños extraordinarios
Éste mundo del inconsciente es en ocasiones “invadido” por el mundo externo, real, el mundo de hoy barrido por la violencia y el canibalismo de lo material a través de plásticos, telas, etc (collage).
Se plantea a la vez una mirada hacia lo femenino desde lo femenino a través de:
– el lugar que ocupa la mujer con respecto al del hombre: los hombres son casi no trabajados y en ocasiones engloriados con colores brillantes, viven entre todo esto indiferentes al dolor y al amor, relajados, poderosos, como en una orbita diferente; metáfora del hombre ausente, carente de sentimientos, un territorio oculto para la mujer.
-las lágrimas de sangre como metáfora del dolor, de la queja y consuelo, del sufrimiento, de la carga de sensibilidad femenina. La sangre encarna la esencia de la feminidad: es el silencio del pudor, incluso la vergüenza lo que se relaciona con la sangre de la mujer: sangre impura, sangre cuyo flujo involuntario es pérdida y signo de muerte. Sin embargo, la sangre es a la vez, símbolo de vida.
-la técnica del bordado, donde hay una resignificación del mismo ya que cumple la función de reforzar el peso con que cargan éstas mujeres.
Las fotos antiguas simbolizan ese carácter (en este caso temporal) de no hallar un lugar, un hogar, en este mundo de hoy donde las fuertes personalidades escasean y predomina la uniformidad.
Mediante ellas se intenta encontrar la función de traducción de lo que dentro de nosotros y entre nosotros permaneces desgajado, beligerante o confuso, para (re) pensar y regenerar el concepto de identidad, como proceso vivo y dinámico, que, en parte, se alimenta de lo “inamovible”: la memoria, y que nace a partir de una identidad común o colectiva que es inherente al hombre, que va más allá de la razón, (inconsciente colectivo) y en ese juego de fuerzas y contrafuerzas es que cobra su dimensión.
Fuente: MJ Ambrois
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