Japón, a mi regreso

Japón es la Alemania asiática desde todo punto de vista: nazista, elitista, capitalista y con una sociedad que ya ha logrado todo y sin estímulos futuros, con el mayor índice de suicidios del mundo.

Una sociedad muy contaminada por donde se la mire.

Me cautivó el uso aun hoy día de las geishas tanto chicas como hombres, que actúan como «escapes» a la rutina y exigencias de la sociedad. Tengo un tema pendiente de análisis que seguro me gustará abordar.

No me cautivó mucho este país, aunque se trata de una opinión muy precipitada tratándose de una visita de una semana y con falta de mucha información.


Las urbes muy desarrolladas arquitectonicamente en mega edificios y las ciudades del interior con casitas todas iguales, muy poco coloridas, muy poco verdes, monótonas diría.

Me quedo con los jardines franceses, ingleses antes que con estos famosos japoneses.
Es que se trata de una cultura tan diferente, que para apreciarla hay que saber mucho de ella.


En Japón habita muchísima gente y aunque solo son el 10 % de la población china, hay que tener presente que se mueven en espacios muy reducidos.

Son 127 millones colgados, practicamente sobre la isla.

Nos llamó la atención no haber escuchado nunca una bocina y tampoco se ve mugre por las calles. A cambio de ello y para soportar el peso de la sociedad, luego de trabajar se emborrachan desaforadamente expresivos dentro de los bares.

Luego los chicos salen por las calles en enormes grupos todos borrachos, o los más ejecutivos visitando las geishas quienes tienen una infraestructura que consiste en barrios enteros de edificios y negocios donde están las mejores marcas para complacer los finos gustos de las geishas.

 
Esa es otra característica japonesa: tienes que enfundarte en grifas que solo por su nombre te dan el status. Viéndolos caminar, te da la sensación de que son todos ricos, pero también eso ocurre con las chicas de Hong Kong, donde leí que las chicas son capaces de gastarse todo el sueldo en una cartera de marca.

Coincidimos con la llamada «semana de oro» donde florecen los cerezos motivo de alegría para los japoneses quienes a la vez se entristecen con la caída de las últimas flores, momento en que aumentan los suicidios en los parques.

En cuanto a las ciudades, Kioto fue la que mas me gustó con sus vestigios edilicios de cuando fueran capital del país y sus parques tan coloridos.


De todas forma, debo de acercarme un poco más a los japoneses para comprenderlos. De momento se los debo. Los asocio mucho y creo que acertadamente con los alemanes.


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Comentarios

Una respuesta a «Japón, a mi regreso»

  1. Avatar de Daniel Benoit Cassou

    Lástima que no te gustó Japón, sin mugre ni bocinazos, y en cambio te cautivó un país con menos desarrollo como China
    Carlos

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