José Ignacio, Uruguay.
Ta Khut (la luz en egipcio antiguo), se trata de la única obra escultórica del artista norteamericano enclavada en Latinoamérica.
Si bien en Argentina, Turrell tiene la Bodega Colomé donde se exhiben varias obras suyas, no tiene un mirador como los más de un centenar que el artista tiene diseminados por el mundo.
La iniciativa del mirador fue llevada a cabo por el matrimonio conformado por Robert y Edda Kofler, de origen austriaco, propietarios de Posada Ayana ubicada en José Ignacio.
La idea de montar esta obra allí, surgió cuando Robert estaba esquiando en las montañas de Lech, Austria y se topó con otro Skyspace Turrell que lo maravilló
Hacer referencia a James Turrell (Pasadena, 06.05.1943), implica hablar de uno de los artistas más destacados en el ámbito internacional.
Valiéndose de soportes terrenales, Turrell, el gurú de la iluminación, trabaja básicamente con la manipulación de luz sea natural o artificial, detrás de experiencias que calan más allá de nuestra interpretación mental.
Los colores percibidos por cada persona, dependen no solo de factores exteriores sensoriales, sino también de las sensaciones de cada espectador al momento de la observación.
Cada visita a sus miradores generara una experiencia única e irrepetible.
Robert Kofler afirma que en sus más de noventa visitas que ha realizado, nunca ninguna ha sido igual a la otra.
Es a eso que Turrell apunta, donde cada espectador tendrá un espectáculo único e irrepetible.
Si bien podemos reparar en los soportes utilizados para la observación de la luz, el foco de sus obras no radica en ella sino en los efectos lumínicos que la pieza nos proporcionará.
“Mi trabajo tiene más que ver con tu ver que con mi ver, aunque es un producto de mi ver. También me interesa la sensación de presencia del espacio; ese es el espacio donde sientes una presencia, casi una entidad, ese sentimiento físico y el poder que el espacio puede dar”, en palabras del artista.
Ta Khut está conformada por un observatorio inspirado en las estupas budistas mientras que la base hace referencia a las pirámides egipcias.
El domo, cubierto de pasto, mide cuatro metros de diámetro, siete de alto y está construido con 44 toneladas de puro mármol blanco que se trasladó desde Laas, Tyrol Sur (Austria).
Para su construcción se usaron 30 toneladas de acero, 300 metros cúbicos de cemento y 285 metros cuadrados de granito.
El lugar escogido es estratégico.
Está ubicado junto al océano Atlántico y en nuestro país, donde las amplios campos sin altas elevaciones propician unas vistas extraordinarias del cielo, que siempre han sido motivo de inspiración para pintores, escultores y fotógrafos.
Los cielos no son iguales en todas las regiones pues sus colores dependen del entorno y más que nada de lo aireado de cada lugar y Uruguay siempre ha llamado la atención por los colores de sus cielos, tanto diurnos como nocturnos donde la vía láctea se expresa en toda su magnitud.
Observar la vía láctea a la noche en esta zona, cómo también en Cabo Polonio, produce viajes extrasensoriales que alimentan nuestro espíritu.
Asimismo el domo está rodeado por un amplio jardín compuesto por 15 mil plantas autóctonas que fue diseñado por los paisajistas Lorena Diaz, Roselyne Diana y Sergio Maceira, ganadores de un concurso llevado a cabo por los Kofler.
James Turrell empezó a utilizar la luz como materia prima de sus creaciones a mediados de la década de los sesenta. Desde ese momento comenzó a observar las obras de arte teniendo en cuenta también la experiencia que se genera alrededor de la percepción visual.
Para la manipulación de la fuente de luz, Turrell se viene ocupando de intervenir los espacios donde se llevarán a cabo sus obras, razón por la cual la arquitectura es un elemento fundamental para sus obras.
Si bien se le considera un artista perteneciente al Land Art, Turrell siempre acota que más que con la tierra, él trabaja con el espacio sideral.
En 1979 Turrell compró un cráter de cono volcánico en Arizona, región donde reside.
Desde ese momento se ha dedicado a trabajar en esa obra llamada Roden Crater, que ha ido transformando en un espacio de interacción con el sol, la luna y las estrellas mediante las diversas variaciones de la luz que estos cuerpos emiten y que aún no ha acabado.
Para acceder a la visita del Skyspace , hay que reservar ingreso a través de la web de Posada Ayana.
Hay precios preferenciales para los residentes de Uruguay.
Gracias Mariela Cartellone por tu convocatoria e invitación.




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