Desde mi punto de vista, la mejor forma de tomar contacto con una ciudad, es visitando sus edificios emblemáticos y para mi, una cita obligatoria, cada vez que llego a Roma, es visitar sus palacios, entre los cuales sin dudas, el mas representativo es el Palazzo Doria Pamphlij, fiel reflejo de lo que fuera la Roma papal, barroca.
Uno sale de allí, creyéndose de la mano de todos los artistas y mecenas que la han definido como tal.
Otra cita que siempre tengo marcada, es en la Palazzo Spada así como en el Palazzo Barberini.
Un elemento, que representa a Roma, es el agua de sus fuentes, de su bebederos, agua fresca y pura, que invita a ser tomada, mas en días de calor, agua que purifica y da suerte. Roma es una fuente de agua vaya por donde se vaya.
Siempre me gusta de todas formas, amen de estas citas casi rituales, conocer sitios nuevos, y en esta oportunidad conocí el museo de arte contemporáneo, llamado MaXXI, en su flamante sede de la arquitecta iraní Zaha Hadid.
Pero como nos cuesta ver arte contemporáneo en Roma!!!!!!!! Requiere un gran esfuerzo, pues la ciudad nos invita en todo momento a viajar en el tiempo y a comulgar con los artistas que la conformaron como es el caso de Bernini, Miguel Angel, Rafael, Borromini, entre otros tantos.
Caminar por la vía Margutta, despojada de turistas, con un aire tan artístico, tan apacible, tomando un helado de pistacho, es una experiencia espiritual.
Roma es terracota, naranjas, Campo de Fiori, Trastevere, helados, café y fuentes.
La Serenísima, cada vez se parece mas a un parque temático, invadido por turistas que se mueven en rebaños y la consigna del viajero, es eludir el gentío y lograr circular por calles tranquilas y llegar a destino, sin tener que nadar…
La Bienal es una buena oportunidad para evadir el gentío, pues no solo que es poco concurrida, sino que te obliga a conocer ciertos lugares, edificios, palacios, que están fuera del circuito de las guías turísticas.
Poder acodarse en las barras donde los parroquianos, comiendo tapas y tomando un Spritz, es algo grandioso.
La Bienal, muy despareja, por no decir mala, pero como siempre hay “high lights” que valen la pena, entre las cuales, quien ganara el León de Oro, el estadounidense Christian Marclay, con su obra “The clock”, donde una película ininterrumpida de 24 horas, donde diferentes imágenes pertenecientes a películas conocidas, siempre están mostrando la hora actual en que se encuentra el espectador.
La gran estrella es la obra de Anish Kapoor llamada “Ascension” en basílica de San Giorgio de Maggiore, entre obras de Tintoretto, junto a la extraordinaria exposición de fotografías, denominada Real Venice, en la Abadía de la misma isla, bajo la curaduría de Elena (Ochoa) Foster, quien reunió la obra de 14 artistas.
Una obra muy sutil, es la del portugués Francisco Tropa, sita en la Fundación Marcello, que haciendo uso de proyectores, con lentes ópticos, refleja y crea, obras a partir de las sombras de elementos como son una hoja de árbol, una mosca, el filamento de una lamparita entre otros.
Una de las mejores propuestas de los eventos colaterales , es la exposición del Palazzo Fortuny, que (casi) siempre esta cerrado. Que satisfacción que es recorrer sus salones, con el sesgo tan personal de su coleccionista, Mariano Fortuny, donde las obras no tienen identificación de autor ni de fechas, a no ser que lo quieras saber y recurras a unos folletines que hay en cada sala. Un deleite!!!!!!
Me dio mucho gusto conocer la Punta de la Dogana, donde parte de la Colección Pinault, en un edificio reestructurado por Tadao Ando, que es un placer recorrer.
Sin embargo, la otra mitad de dicha Colección situada en el Palazzo Grassi, pierde todo tipo de encanto. Primero por que el palacio ha sido refaccionado, mas que restaurado, y sus salas resultan muy frías, muy museísticas perdiendo el estilo palaciego y luego por la calidad de sus obras, muy al estilo Guggenheim, siguiendo los nombres de las grandes estrellas, donde el infaltable Jeff Koons y Murakami.
Otro lugar muy disfrutable es la Fundación Vedova, espacio restaurado de Renzo Piano, donde una muestra de Anselm Kiefer, un sitio extraordinario, donde varios locales, unos pegados a otros, albergan exposiciones paralelas a la Bienal.
Asimismo, la propuesta de Jean Fabre en la Scuola Grande Della Misericordia, con su obra que satiriza “La piedad” de Miguel Angel, representadose el mismo como Jesucristo y una Virgen Maria de calavera.
En el Museo Correr, hay una muestra de Julian Schnabel, nada fuera de lo ya visto y en el Ca’Rezzonico, entre su colección permanente, una muestra de Barry X Ball, donde alrededor de 30 esculturas figurativas realizadas en mármol, en su mayoría rostros humanos, elaborados enforma muy gestual y conmovedoras, que vale la pena visitar, amen de recorrer el palacio.
Vaya un punto adicional, para el pabellón de Estados Unidos, dentro de los Giardini, donde la obra de Allora & Calzadilla, fue el único, que presento su catalogo también en español.
El pabellón de Uruguay, representado por los artistas Magela Ferrero y Alejandro Cesarco, presenta dos interesantes propuestas, que a mi modo de ver, no comulgan entre si. O una u otra, y de ser la de Cesarco, hubiera proyectado el video en un formato mas grande.
Por otro lado, me falto el texto en español, ploteado en la pared, en lugar del solo presentado en ingles.
En cuanto, al puente de Calatrava, aun no finalizado, pero si en uso, esperaba otro diseño mas a su estilo y cruzarlo, resulta muy incomodo, con escalones muy cortitos que requieren un mayor esfuerzo.






































































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