Instancias Viajeras: Louise Bourgeois

París, Francia.

Luego de haber leído este fin de semana la entrevista que le hicieran a Nelson Di Maggio, me viene a la mente dos conceptos que él siempre nos ha recalcado: viajar y visitar exposiciones. Es la forma de aprehender el arte contemporáneo.

Desde que comenzara a estudiar con él, mis viajes básicamente, por no decir totalmente, se han convertido en destinos detrás de bienales, exposiciones y artistas. Llegado el momento de coordinar un viaje familiar, implica un desafío.

Recuerdo haber llevado a mi toda mi familia a conocer el Sur Argentino visitando Ushuaia, Calafate, Perito Moreno y demás cuando realmente la razón de ese viaje era visitar la I Bienal del Fin del Mundo en Ushuaia dirigida por Alfons Hug en 2007.

Tuve que armar un programa paralelo para que los chicos y mi esposa pudieran realizar mientras yo visitaba la muestra, amén de que me acompañaron en alguna visita.

Pero esta historia se remonta unos años mas atrás aun. Corría el 2002 cuando nos encontrábamos de viaje con mi esposa. Al llegar a París, ciudad que hemos visitado en varias ocasiones, me interesé en saber que muestras de arte había en cartelera.

El Palais de Tokio requiere una visita obligatoria para toda persona que se precie interesada en el arte, por lo que allí haríamos una paradita.

Luego de un largo paseo que veníamos realizando por los Campos de Marte y ya casi al finalizar la tarde, hicimos un alto en el Palais que queda allí mismo junto a la Tour Eiffel. Yo ya lo tenía todo armado pues durante esos días se alojaba la muestra nada menos que de Louise Bourgeois (1911-2010) a quien me ilusionaba conocer personalmente.

Esta artista francoamericana, nacida en París, siendo muy joven se mudó a New York luego de haberse casado con un historiador americano que conoció luego de haberle visitado en su galería de arte parisina, momento en que se conocieron. Durante el resto de su larga vida vivió en USA haciendo visitas periódicas a su país.

La muestra titulada “le jour la nuit le jour” estaba auspiciada por la empresa Illy Caffe para celebrar su décimo aniversario.

Esta artista que logró su popularidad internacional recién a los 71 años cuando el MoMA de New York le realizara una exposición retrospectiva en 1982, no es muy fácil de comprender sin información previa, como todo el arte conceptual.

A pesar de ser una artista con una obra muy comprendida y asimilada por las mujeres y en virtud de la hora y del cansancio que traíamos de tanto andar, le sugerí a mi esposa me esperara en la puerta mientras tomaba ricos cafecitos Illy.

–Prometo recorrerla rápidamente y luego nos vamos a cenar, –le comenté, para tomar una típica sopa de cebolla (soupe a l’oignon) como teníamos planeado para aplacar el frio invernal.

Disfruté mucho de esa muestra casi autobiográfica como casi toda la obra de Bourgeois, aunque la idea de haber visto a la artista no pudo ser. En otra ocasión, estando ella muy mayor tuve la oportunidad de conocer a uno de sus hijos en una participación en la Bienal de Sao Paulo.

No recuerdo tanto la obra del Palais, como si la sensación.

Recuerdo una película donde se leía cierta agresión personal que ella misma se aplicaba diciendo que tenía la necesidad de romper todo aquello que la unía a sus sentimientos más cercanos como amigos y seres queridos.

También retengo en mi memoria ojos y bocas grandes que había distribuidos por la sala, además de su monumental obra “Maman”, (Mamá) escultura que representa una araña pollito de 9 mt de alto por 10 mt de ancho, que creo fue la primera que realizó en 1999 de una serie de seis, compuesta por bronce, nitrato de plata, acero inoxidable y mármol, todos materiales que hacen alusión al carácter de su madre que es a quien representa y homenajea.

Yo estaba bastante excitado pues se trataba de una oportunidad casi única de acercarme a esa artista y más aun en ese lugar tan emblemático para el arte.

Casi corrí para poder verla en su totalidad preocupado en no demorar a Norita, que según mis cálculos ya se habría tomado varios cafés. Pero mi sorpresa, tema central de esta instancia, es que cuando llegué al punto de encuentro ella no estaba. Luego de buscarla durante un rato, la encontré recorriendo la exposición acompañada por una de las guías quien muy amablemente se la había acercado y luego de ofrecerle un tour, habían congeniado y las encontré muy compenetradas charlando de la muestra.

–Esperame un ratito más, por favor, que me encanta todo lo que me está contando esta chica de la muestra y la artista, –me dijo, a lo cual obviamente accedí.

Salió fascinada con la muestra, conmovida y encantada con la artista.

–Excelente muestra, –comentó.

Al final fue ella la que terminó explicándome gran parte de lo que vimos, máxime de que su excelente francés le permitió entender muchas cosas que yo no había percibido.

Siempre uso este caso de ejemplo cuando las personas me dicen que no entienden el arte contemporáneo. Hay que soltarse y leerlo a modo de cuento y permitir que la obra nos abarque y que nosotros abarquemos la obra. El arte contemporáneo necesita de la participación del espectador para poder ser.

Chapeau Louise!, Chapeau Norita!

Salimos felices de la sala y la exposición fue temática durante la cena.


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