Ofelia era su mejor hermana de los cinco que tenía.
Siempre estaba atenta a él, le vestía, le ayudaba a comer, mientras que su madre se ocupaba de los otros.
Cuando Josecito se enfermaba, Ofelia no se separaba de su lado, jugaban juntos y siempre le llevaba a la escuela.
Todos los días previamente paraban un ratito en la iglesia por el perdón de los pecados cometidos y para pedirle a la virgencita le enviara un marido a su hermana.
La virgencita fue tan buena que le concedió el deseo. Ofelia se casaría y eso a él le entristecía pues ella se mudaría y ya no podrían jugar más a diario.
Desde ese día, Josecito también comenzó a pedirle a la virgencita le concediera su deseo y cuando Ofelia se casó se lo llevó a vivir con ella.
La virgencita también había escuchado las plegarias de sus padres y la vergüenza familiar sería tema del pasado.



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