Historias Mínimas: El espejo

Ramiro no tenía ni idea de cómo había llegado hasta allí. La noche anterior había estado leyendo hasta tarde y tomando más de la cuenta. No había dormido bien mientras su esposa roncaba a su lado. Para él, era un consuelo saber que ella podía conciliar el sueño de esa manera.

Apenas se levantó, sintió la necesidad de airearse, tomó su coche y salió con destino incierto. La mañana estaba fría y la gente corría achuchada por la calle. Se detuvo en una panadería para comprar unos bizcochos que eligió sin casi hablar. Tampoco se despidió al salir del negocio.

No sabe por que llegó hasta allí, ni siquiera lo que buscaba. Ni bien vio el lugar, sintió la necesidad de parar. El pasto estaba blanco por la helada que había caído y aun se veían pender gotas de rocío en los alambrados.

El lugar era inhóspito, lleno de chatarras y objetos en desuso. Tampoco había nadie que lo atendiera. Ramiro se bajó de su coche y comenzó a caminar por fuera de la casa rodeada de campo donde solo se oía el ruido de la maleza y un cacarear de gallinas a los lejos. Se deslizó entre trastos viejos, carrocerías de coches abandonados, botellas de leche, sifones de agua, carteles de chapa de publicidades, máquinas de coser, ollas, calderas, roldanas varias y poco a poco se fue adentrando en las habitaciones de la casa que estaba abierta de par en par.

¡Cuantos objetos en silencio que le observaban!. Cada uno de ellos con una historia detrás. No, no estaban en silencio, gritaban, lloraban, pero nadie les podía oír.

No fue hasta que se enfrentó con el espejo que paró en seco. Su corazón palpitaba fuera de su ritmo normal. Fue su imagen reflejada quien le sorprendió. Se estuvo observando unos segundos sin poderse reconocer a sí mismo. ¿Qué le había llevado hasta allí?, ¿qué necesidad había sentido de salir de su casa sin despedirse de su esposa siquiera?. 

No fue hasta ese momento frente al espejo en que pudo responderse. Lo que buscaba estaba frente suyo mirándole a los ojos.


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Comentarios

6 respuestas a «Historias Mínimas: El espejo»

  1. Avatar de Daniel Benoit Cassou

    Hola Daniel!

    Me gustó muchísimo tu historia mínima. Admiro mucho tu imaginación. Y la manera en que se complementa con las fotos es formidable.

    Gracias por hacer que me detanga un momento en mi trabajo para apreciar algo bueno que me hace pensar. Un regalo precioso.

    Nos vemos el martes. Extraño las clases. Este mes estuvo complicadito para mí, ¡y para colmo al 25 se lo ocurre caer un martes!

    Un beso,
    Olga Real

  2. Avatar de Daniel Benoit Cassou
  3. Avatar de Daniel Benoit Cassou

    Es uno de los que más me ha gustado. Nos toca a todos
    Carmen Lynam

  4. Avatar de Daniel Benoit Cassou

    Uyyy Daniel, que fuerte!
    Cuantas veces nos ocurre eso que buscamos y no sabemos lo que, cuando esta todo en uno mismo.

    La relación que haces de los trastos con el personaje esta muy bien logrado. Cuantas veces nos sentimos «trastos viejos» y queremos gritar y no podemos o no nos oyen.
    También has manejado muy bien el tema de la rutina de la vida que en este caso va de la mano del matrimonio.

    En fin, te felicito! Sos un gran filosofo y en pocas palabras con tus Historias mínimas, describís situaciones tan comunes como profundas.
    Abrazo
    TAF

  5. Avatar de Daniel Benoit Cassou

    Ay, Daniel! Qué manejo formidable de los laberintos de la vida!
    una vez más casi no respiro hasta finalizar la lectura. No deseo romper la magia que armas tan bien

    y como en todas tus HM- que son cada vez mejores- excelente la presentación
    gracias por tu exquisitez y tu elegancia
    Renée Richero

  6. Avatar de Daniel Benoit Cassou

    El Espejo

    .

    Ramiro es un ser desorientado, que no sabe lo que busca y sale en su coche una mañana cuando en la noche anterior había bebido más de la cuenta y no había dormido bien, lo que suponía, que su mente no estaba lo suficientemente despejada para tomar conciencia de que es lo que buscaba. Deambular sin propósito alguno es transitar hacia lo desconocido e inesperado.

    Al llegar a una casa abandonada entró en sus habitaciones que estaban abiertas de par en par rodeada de desechos y basura. Cada desecho tenía una historia la que revelaba silente. No hay más desagrado que ver objetos desechados y que contienen aún vivencias abrumadoras del pasado. Ramiro había llegado allí, sin proponérselo ,¿en busca de qué? Quizás de un montón de recuerdos que pudieron pertenecer a los moradores de aquella casa silenciosa,

    Pero entre tantos vestigios de un pasado desconocido surgió un Espejo, como una foto en la que uno está y no se reconoce y tampoco se reconoce en la imagen que el espejo le da de sí mismo pero, sin embargo, no existen secretos ni misterios,

    Su llegada a esa casa abandonada rodeada de desechos y un montón de desperdicios, que son vestigios de tiempos remotos entre los que transitaba Ramiro sin saber que buscaba, se enfrenta, repentinamente, a un trozo de espejo en el que ve su cara y descubre en esa imagen, lo que buscaba tal como un grito que le dice “estoy aquí”, “ese ser soy yo”, “no hay otro entre todos los desechos de vivencias esparcidos en el suelo”, sólo surge él mismo, como testigo de su búsqueda, es el alarido de un espíritu sofocado por recuerdos ostensiblemente negativos y rechazados .Lo que busca es a él mismo, a su propio ser, al que el espejo le descubre y le revela la importancia de su ser en un mundo invadido por el olvido y el rechazo.

    En ese momento, Ramiro supo que lo que buscaba y necesitaba era su yo, y él estaba allí gritándole quién era, que había alcanzado a enfrentarse consigo mismo y que más allá de todos los desechos encontrados, la única verdad era esa, su SER, su existencia, que le había traído hasta allí y le había revelado que lo único cierto era su propia vida, era ese hombre que estaba ante él, en el espejo.
    Era el alarido de un espíritu rodeado de desechos que en un momento fueron algo. Pero que, sin embargo, la imagen del mismo reflejada en ese trozo de espejo le volvía veraz y real en un mundo de objetos sin vida y sin esperanzas de retomarla.

    Norma Duarte.

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