Se trataba de una idea que venía dando vueltas en su cabeza desde hacía bastante tiempo.
No era una decisión fácil y la situación se tornaba insoportable. Angustia y dolor eran constantes y fieles compañeros que lo atormentaban en forma sistemática.
Había días, momentos, en que estaba totalmente decidido y otros en que se negaba en forma rotunda.
El desenlace se avecinaba y las agallas brillaban por su ausencia.
Noches de insomnio le perturbaban e inquietaban al grado de la locura, siempre atento al frasco de píldoras de su mesita de luz.
No era fácil sobrevivir en dichas condiciones.
Una noche de tormenta le generó el ámbito propicio para ello.
La decisión fue tomada y sus hijos deberían de afrontar la situación.
Hacía varios años que había enviudado y necesitaba reiniciar su vida amorosa.
A la mañana temprano le pediría a Catalina se casara con él.



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