Estuvo esperando todo el día con gran expectativa. Había pasado por la peluquería y escogido un conjunto especial de ropa para ese momento.
También de ropa interior, aunque no tendría oportunidad de lucirla.
El sonido del agua que corría sin cesar proveniente de la fuente le generaba la paz y tranquilidad necesaria.
Le había llevado mucho tiempo. Estaba segura y le juraría amor eterno. Su decisión era irreversible.
Él,le había enviado un mensaje muy claro por mail: no estaba dispuesto al encuentro. Desanimado por tanta espera, aquella relación había llegado a su fin. Su decisión era irreversible.
La sorpresa fue para ambos.
Para él, a la noche al chequear su correo cuando vio un aviso de mail devuelto por dirección incorrecta. Maldita barra baja!
Para ella, que esperó en vano sin encontrarle una explicación a su ausencia.
Ambos volverían a meditar la decisión tomada.



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