Gustavo Genta

Montevideo, Uruguay

Egresado del Centro de Diseño Industrial, Gustavo Genta (Montevideo, 1971), ha logrado devenirse en forma autodidacta en artista, convirtiendo sus diseños en obras de arte.

El vínculo con el diseño así como con los materiales, surge desde su niñez cuando trabajaba con su padre y con su abuelo haciendo botes y casas rodantes.

Trabaja principalmente con el metal construyendo universos de tenor orgánico. Sus piezas logran un vínculo casi que a modo de moléculas o átomos vivos, donde en la mayoría de las veces tienen movilidad producto del aire del espacio que las ocupa.

El motor principal de su creación es producto de su gran curiosidad que lo lleva a transitar por otras dimensiones, lo que denota su afán creativo que no cesa.

Sus esculturas abstractas a las que les gusta denominar “familias de trabajo”, son el producto de una investigación la cual el artista acompaña a través de una búsqueda que lo guía y provoca hasta lograr su objetivo.

Con el alambre y varillas de metal, elementos recurrentes en sus esculturas, Genta logra dibujar en el espacio en 3D, siempre persiguiendo la belleza de sus piezas de tenor sutil.

Visitar su taller es adentrarse en un universo galáctico donde Genta se mueve con total libertad y soltura, discurriendo de obra en obra.

De grandes dimensiones y con altos techos, su taller le permite proyectar y crear su piezas con total facilidad.

El colgado de las mismas le facilita recorrerlas visualmente, rodearlas así como adentrarse en las mismas, permitiéndole lograr el vínculo necesario hasta conseguir acabarlas.

A Genta le gusta diseñar sus esculturas a partir de espacios arquitectónicos a los cuales analiza creando un dialogo previo a plasmar sus diseños, algo que me recuerda al método de trabajo de Àgueda Dicancro (Montevideo, 1930-2019).

Sus piezas con formas de nubes, también de nidos, que lleva acabo a partir de distintas formas, atrapan la mirada del espectador a la vez que lo subyugan. Dentro de ese enmarañado universo entretejido de alambres, suele colocar espejos de pequeñitos formatos que generan un vínculo molecular entre unos y otros.

Asimismo luces y sombras son un gran complemento a la hora de exhibirlas.

Sus obras que penden del techo nos llevan a relacionarlas con las de Alexander Calder (Pensilvania, 1878-1976), las que también obtienen mayor seducción a partir de la movilidad lograda con aire del lugar.

Hace pocos meses, mientras visitaba una exposición de la venezolana Gego (Hamburgo, 1912-1994), llevada a cabo en el Museo Guggenheim de New York, las vinculé también con las pieza de Genta a partir de su entretejido, sutileza y elegancia a la hora de ocupar un lugar en el espacio.

Genta también trabaja con obras bidimensionales que transitan dentro del arte geométrico, las que en algunos casos se aproximan a los diseños del venezolano Jesús Rafael Soto (1923-2005).

Gustavo Genta ha participado tanto en muestras colectivas como individuales en Uruguay y en el exterior y ha sido seleccionado y premiado en varias ocasiones. Su universo creativo seduce e invita a los espectadores a comulgar con sus móviles algunos de ellos presentes en espacios de acceso al público como la pieza ubicada en la entrada del Hotel Sofitel, así como su escultura de acero inoxidable “Panadero” de 180 mt de diámetro sito en World Trade Center, ambas en Montevideo.


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