La primera idea que se me vino a la mente cuando me enteré de la apertura del museo que albergará la colección de Pablo Atchugarry en MACA – Museo de Arte Contemporáneo Atchugarry y Fundación Pablo Atchugarry MACA – fue rendirle homenaje a quien fuera uno de nuestros más destacados escultores como lo fue Gonzalo Fonseca (Montevideo, 1922-1997).
Luego que falleciera su maestro Joaquín Torres García, viajó a Europa buscando otros caminos y nunca más regresó.
Enamorado de la piedra, se compró su propia cantera en la Toscana donde realizó sus mejores piezas muchas de ellas monumentales.
El costo del traslado así como el peso de las mismas, significó un impedimento para exhibir en Montevideo.
Seguramente que Atchugarry es quien mejor cuenta con la infraestructura para el traslado de sus obras, al menos aquellas de tamaño más reducidas como las que fueron expuestas en el Museo de Isamu Noguchi en New York en 2008 quien fuera amigo suyo.
A mi criterio y al de varios, es el artista del Taller de Torres García que más se destacó apuntando siempre a la creatividad nata como lo de demuestran sus piezas.
Fonseca se merece un homenaje póstumo y el Uruguay lo necesita para que nuestro público se descubra a sí mismo y valore a nuestros artistas quienes suelen tener mayor visibilidad y reconocimiento fuera de su propio país.
Crucemos los dedos.




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