Montevideo, Uruguay.
La retrospectiva de Federico Arnaud da cuenta de su desgarradora sensibilidad.
En su obra se percibe dolor, desarraigo físico así como sentimental.
Logra efectividad haciendo uso de materiales que de por sí hablan solos como es el caso de los postes usados en nuestros campos que hablan de los límites impuestos por los europeos a nuestros pobladores originales que vivían en plena libertad entre otros mensajes que podemos procesar relacionados a nuestra principal fuente de ingresos como es el sector agropecuario.
La muestra también de tenor político, curada por Gustavo Tabares y Rulfo está seccionada en tres partes.
Noe barroco: historia de América, la conquista y la colonia; Espacio y materia: dolor, exilio, melancolía, sueños, utopías, crisis y destrucción; Arqueología personal: donde Arnaud trabaja temas mediante videos, performances e instalaciones.
La resolución de la sala está muy bien lograda. Fue dividida de forma tal que el espectador puede captar todas las propuestas sin que una interfiera con la otra.
La iluminación y el recorrido de la muestra es un elemento fundamental para disfrutar esta gran muestra que nos da la oportunidad de rescatar el trabajo de tantos años de Arnaud.
Su vida estuvo dividida de un lado y del otro del Atlántico dando cabida al arte como un elemento sanador que en su caso hace referencia al dolor de haber tenido que abandonar su país acompañando a sus padres siendo muy chico, lo que logró entender luego de haber abandonado la niñez.
La obra hace referencia a elementos comunes a los latinoamericanos pero su sesgo está claramente marcado por parámetros y elementos que definen al pueblo uruguayo.
Es imposible no dejarse abrazar por un sentimiento de dolor que nos oprime el pecho mientras la recorremos.
Otro factor que se puede apreciar en su muestra es el carácter casi efímero de sus obras las que sobrevivirán poco más en virtud de ciertos elementos naturales con las que están realizadas, lo que está en sintonía con su discurso referido a los tiempos que el ser humana transita.
Sala Subte – Centro de Exposiciones de Montevideo
Plaza Juan Pedro Fabini







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