Si tuviera que describir con una sola palabra el espíritu del proceso creativo que ha dominado este taller, usaría, sin dudarlo, la palabra búsqueda.
Parece a primera vista una obviedad, pero ningún concepto resulta mas ajustado cuando ese proceso implica la liberación de las ataduras que la misma técnica fotográfica impone, actitud cuestionadora que posibilita el logro de resultados como los obtenidos.
«Un poeta – escribe René Char – debe dejar huellas de su pasaje, no pruebas. Unicamente las huellas hacen soñar».
Estas imágenes fotográficas son huellas enigmáticas de momentos y fenómenos irrestituibles devenimos en ficción. Son, a lo sumo, la prueba de su pérdida y de su Misterio.
Oscar Bonilla







Nelson Di Maggio – La Republica – 27.08.07
Fotos de un taller
Daniel Benoit, foto de niño en el desierto de Pakistán.
Una experiencia en el Taller Fotográfico de Oscar Bonilla consistió en ejercitar el dominio de la cámara en personas, artistas o aficionados, que habitualmente no la utilizan como instrumento profesional. Por eso, la exhibición en Unión Latina tuvo su interés aún con la deficiente iluminación y el frío espacio.
Olga Bettas supo sacar partido con imágenes abstractas de fuerte contenido emocional, Daniel Benoit documentó, con mirada inquisidora, un viaje por India, Pakistán, Colombia y Sicilia enfocando niños marginados sin ninguna concesión turística o meramente recordatoria, Elena Caja encontró en el collage y las sobreposiciones resonancias de las vanguardias fotográficas de los años veinte, Mónika Packer evocó sus propias pinturas de intensidad cromática, Sheila Cuña se concentró en fragmentos de bailarines de tango y consiguió secuencias dinámicas, Mónica Aparicio se internó por talleres y Fernando Pulleiro resultó difícil de ver por el vidrio y la penosa iluminación. Son búsquedas, como afirmó el curador Bonilla, muy atendibles. *











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