Me sucedió al revés de lo habitual.
Generalmente llegamos al escritor a través de sus libros, pero en este caso fue al contrario. Llegó a Montevideo laureado por su carrera , homenajeado por su editorial y allí tomé nota de su existencia.
No había leído nada suyo. No me quería presentar en su conferencia sin la información básica así como tampoco sin ningún libro en mano. Ojeé rápidamente entre los que estaba a la venta y luego de leer las contratapas opté por escoger el que más me llamaba la atención, libro que felizmente me dedicara. Eso fue en 2013 y desde esa fecha el libro ha estado en mi biblioteca esperando por mi.
Reconozco que su personalidad no me sedujo lo que no me estimuló su lectura inmediata. Como suele suceder, la vida nos sorprende para bien y para mal, pero en este caso debo de estar agradecido.
Cees Nooteboom nació en La Haya en 1933. A raíz de su gran apego a España, país que visitara en varias oportunidades, escribió un libro de viajes que publicara en 1992 y que luego reeditara en 2010, agregando otros viajes posteriores. Se tratan de relatos no muy extensos que fue escribiendo a partir de visitas realizadas durante los años 80 básicamente. Su idea inicial era partir de Barcelona y continuar hasta Santiago, pero por diferentes razones se fue desviando llegando a ciudades fuera de esa ruta preestablecida, siguiendo corazonadas, por lo cual lo tituló El desvío a Santiago.
Escritor con una sensibilidad muy exquisita que no supe percibir cuando le conocí. Es así que se adentra en diferentes ciudades detrás de escritores o pintores realizando un detalle tan sutil que supera las cualidades de cualquier crítico de arte.
Lo bueno en mi caso es que he estado en casi la totalidad de ciudades que describe, lo que me genera un valor agregado particular y más disfrutable. Un exquisito relator de viajes que sin ser el fin especifico, logra seducir al lector invitándole a un recorrido virtual de los lugares que describe, o revivir recuerdos de estadías anteriores.
Aborda los lugares a través del detalle más nimio y de esa forma va descubriendo el espíritu del mismo. Hace hincapié en las construcciones de la Edad Media que en su momento dieron vida al lugar. Muchos monasterios son recorridos a través de los relatos de quienes los habitaron oportunamente. Lector de la historia española que denota un gran conocimiento de la misma. “Un escritor que sabe más que nosotros mismos de nuestra historia, de nuestro tiempo y de nuestra gente”, como opina el español Antoni Munné de El País de Madrid.
Gran amante del arte. Es una delicia el relato correspondiente a su viaje a Madrid cuando entra en el museo Del Prado para ver la obra de Diego Velázquez (1599-1660) o mejor aun cuando llega a Valladolid para abordar a uno de sus pintores preferidos como es Francisco de Zurbarán (1598-1664). Su análisis hilvana muy fino en el detalle de las texturas de las telas de los monjes, personajes característicos del pintor, provocando una mirada muy contemplativa por parte del lector que se convierte en espectador. En mi caso fui recorriendo los lugares de sus relatos ayudado por el Ipad que me proporcionaban una revisión de los mismos. Otro tanto cuando se refiere a Pablo Picasso (1881-1973) en su Guernica.
Cabe destacar el relato de sus pericias detrás de la ruta de Don Quijote de la Mancha, siguiendo los pasos del personaje más que de su escritor, Miguel de Cervantes (1547-1616), de quien hay poca información sobre su vida . Sin lugar a dudas es un disparador que acierta en el blanco pues el lector queda sumamente atraído y con ganas de leer el libro. En mi caso, como en la mayoría de releerlo.
Pero como bien dice Nooteboom “a los escritores no se los encuentra en sus esculturas, sino en sus libros y si quiero algo de él, mejor será que visite los paisajes en donde se desarrolla su libro”.
Su mirada tan plácida en descripciones sutiles convierte sus textos en algunos casos en poemas.
Regresar a ciertos lugares que mantenemos en nuestra memoria es un gran riesgo, pues las cosas a pesar de que están siempre fijas, inmóviles, son en nuestros recuerdos donde se mueven. Me suele suceder donde en ciertos casos prefiero mantenerlos vivos en mis archivos tal cual los recuerdo. Misma impresión que Nooteboom deja plasmada en más de una oportunidad.
“Sucede en todos los viajes, o mejor me sucede en todos los viajes largos. El tiempo que estoy fuera de casa, se paraliza, se solidifica… Entonces estoy fuera, estoy sometido a algo diferente, al viajar el efímero elemento de no pertenecer a nada, a la recopilación de lo otro”
Conocedor de la historia de España, país que recorre en cada oportunidad que se le presenta, va abordando biografías, guerras y hechos que signaron el lugar. Obviamente que tratándose de ese país no puede dejar afuera la conquista musulmana que durante tantos siglos dominó la región así como tampoco la gran incidencia que tuvieron para el mundo entero, más aun para América, los reyes Isabel de Castilla y Fernando de Aragón que no solo unieron el país sino que incidieron en el cambio de tantos otros.
“La Historia es un laberinto, y nadie lo ha creado”, palabras con las que resume el devenir de los hechos , así como también su definición de que el “Tiempo es un hombre y la Historia es una mujer”, con lo cual hace alusión a la comunión entre ambos a lo largo de nuestras vidas.
Su faceta de relator de viajes destaca a la hora de recorrer varios sitios históricos como es el caso de la Granja de San Ildefonso (1721), versión española de su primo el Palacio Versalles así como su visita al Palacio Real de Aranjuez del siglo XVI que visitara en 2001.
Se trata de un libro que hay que leer lentamente, casi a la par de sus pasos e ir tomando nota de varios otros autores y libros que va citando oportunamente en función de la temática analizada. Exquisito relator de la historia dentro de la historia. Alude a los detalles para transmitir la grandiosidad del lugar. Sin lugar a dudas comulga en varios aspectos con Borges al referirse al tiempo y a las distintas dimensiones que suceden en un mismo lugar en un mismo momento aunque no siempre sean perceptibles a la mirada del observador. Con pinceladas románticas que hablan del paso del tiempo, nos genera nostalgia del pasado, tampoco descuidando el humor a la hora de relatar sus vivencias.
Un libro que estuvo esperando mi abordaje y que luego otros aspectos se me fueron alienando y me llevaron a constatar que había escogido el momento oportuno para leerlo.
Un hecho tras otro que me llevaron también a escribir una Instancia Viajera provocado por los recuerdos de mis vivencias vascas despertadas a lo largo de sus periplos, recuerdos que en algunos casos tuve que desempolvar para poder rescatarlos de mi memoria. El hecho de que uno de nuestros hijos estuviera viajando por allí, en algunos casos en los mismos lugares que Nooteboom me iba relatando hasta la coincidencia del abordaje del mismo autor por parte de unos amigos que también llegaron a al autor en el mismo momento.
Gracias Cees por permitirme viajar contigo, recuperar algunas de mis anécdotas de viaje y por haberte conocido primero en forma personal y ahora a través de tu sutil y exquisita narrativa, términos que reitero en más de una oportunidad en esta nota pues son oportunos y vienen al caso.



- Granja de San Ildefonso
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