Montevideo, Uruguay.
Drácula, un espectáculo que le hace honor al nombre: de terror!
Las cosas deben de ser dichas por su nombre.
Anoche sentí que me estaban robando el dinero.
Fui con mucha expectativa y buenas recomendaciones tanto de gente que la
habían visto cómo de la prensa.
Estaba deseando ver un espectáculo de calidad y el resultado fue “de terror”, término muy adecuado para el caso.
Este espectáculo estrenado en el Luna Park de Buenos Aires en 1991, es uno de los musicales argentinos más importantes. Fue escrito y dirigido por Pepe Cibrián, con música de Ángel Mahler y producido por Tito Lectoure.
Más allá de tratarse de una obra muy poco amena, en esta producción se notaron demasiados errores imperdonables máxime cuando el precio no está acorde al producto recibido.
Un musical nunca puede tener playback. Imperdonable!
Tampoco había orquesta musical. Toda la música provenía de grabaciones como gran parte de las canciones.
Muy pocos actores tenían micrófonos y tampoco sus registros musicales eran buenos.
El sonido estridente aturdía al espectador al grado de tener que taparnos los oídos en ciertos momentos.
En el entre acto fuimos varios espectadores que pedimos a los sonidistas que bajaran los decibeles.
Yo me hubiera retirado en el primer acto, cómo algunos lo hicieron, pues se me hizo largo y tedioso
Uno de los productores estaba sentado a nuestro lado y reconoció que estaban teniendo problemas “con algunos micrófonos”.
Las luces de la salas estuvieron sobredimensionadas, encandilando en ciertos momentos.
En definitiva, es una obra que quiso y no pudo.
Varias escenas que nos recuerdan al Fantasma de la Ópera mismo a Los Miserables pero no llegan a lograr el nivel acorde.
Abusaron demasiado de los recursos lumínicos y del sonido deteriorando la obra que de por sí no es amena.
No tiene ninguna canción ni melodía pegadiza, ni mucho menos emotiva.
Los cantantes principales tampoco se lucieron en sus registros vocales y se notaron errores en ciertos timbres.
Una pena tanto esfuerzo y no lograr el cometido.
Cabe reconocer que tienen un vestuario que llama la atención y la puesta en escena también es buena, pero no estamos para pagar tanto a cambio de simples “espejitos”.


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