Montevideo, Uruguay.
Este fin de semana estuve visitando las domas tradicionales del Parque Roosevelt y me encontré con todo un submundo de personas, que viven alrededor de este evento, comercializando en lo que pueden.
Bien diferente con la gente que se nuclea entorno a las domas y demás celebraciones del Prado, donde viene mucha gente del interior.
Aquí, la gente es casi una tribu, con todos sus códigos, sus costumbres y son de los barrios periféricos de Montevideo.
Se ve todo muy deteriorado, desprolijo y a su vez con algunos vestigios de poder económico.
Como dijera un muchacho que se me acercó al verme con la cámara: “esto es todo una mafia, pero que esto quede entre vos y yo”…
Todo muy pintoresco pero en algunos aspectos, temeroso.
Los caballos, pobres rehenes de este tipo de eventos, se les ve poco cuidados y un tanto sufridos.
Es impresionante la mezcla de coches viejos y otros no tanto, motos, carros y caballos.
A la hora de instalarse, comer, dormir y convivir, se asemejan, a mi modo de ver, a un campamento gitano y en determinados momentos, creí estar en medio del rodaje de alguna película de Emir Kusturica.























































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