Dolores, Uruguay.
Al llegar a la ciudad, uno piensa en la predestinación de llamarse Dolores.
El tornado sucedió hace una semana. Hay mucho por hacer y reconstruir. El viento devastó en una franja diagonal de la ciudad pasando por el centro, donde afectó a muchos locales comerciales y terminando en uno de los barrios más carenciados, que ya de por sí, antes del viento, necesitaba ayuda.
Obviamente que allí en ese barrio es donde más se nos estruja el corazón. Gente que perdió todo y que aun mantienen su dignidad, su sonrisa, uniéndose entre los vecinos para sobrellevar la situación.
Los niños representan la esperanza, pues son los más fuertes para la recuperación y la razón por quienes luchar.
Al parecer los centros de distribución están bien surtidos de artículos, pero la labor más importante no es tanto en dar sino en ayudar, ya sea con trabajo o simplemente charlando con las personas que tanto ánimo, fe y esperanza necesitan.
Las imágenes son aterradoras pero también da gusto ver tanta gente colaborando, tratando de poner un poco de esperanza a la situación. Va a llevar un tiempito recuperar tantas casas, escuelas y locales destruidos, pero será un buen ejercicio de solidaridad para todos quienes puedan colaborar.
!Ánimo Dolores!, que esto también pasará.
!Que Dolores!….
Allá fuimos a ayudar con nuestra presencia, más que nada.
Gracias a todos quienes nos dieron artículos para llevar, así como estampitas, rosarios y hasta un hermosa Virgen que creo fue a parar donde ella escogió quedarse.
Muchas cosas no pudimos cargarlas por limitaciones de espacio.
Tratamos de entregar en forma personal, dándoles ánimo y fe a las personas, escachándolas, que sin dudas, es lo que mas necesitan.
Sentido de solidaridad para que vean que no están solos y que se pude salir adelante.
Gracias a mis hijos que se embarcaron conmigo en esta proeza personal que le debo a mis padres cuando también hicieron lo mismo en el tornado de Fray Marcos en 1970 donde ayudamos de la misma forma.

































Deja una respuesta