Días perfectos

Esta película es seductora desde el momento inicial. Se vale de tomas pausadas, de una excelente fotografía, de una música sugestiva y de un personaje quien parece estar sanando una herida o llevando una vida asceta.

Si bien su director es alemán, la película está filmada en Japón con personajes nipones con la características típicas suyas, algo que nos puede resultar insulso para nuestro vértigo en la vida.

Lo primero que atiné a tomar nota, en función de la lentitud con la cual se presentaba y no seguro de mi interés mas allá de su seducción, fue su duración.

-Dudo en aguantar dos horas a este ritmo y sin que nada pase, – me dije pero en función de una recomendación, le di crédito.

El film va en un “in crescendo” basado en la rutina del protagonista y su vida ordenada y sumamente rutinaria. Se trata de un limpiador de baños públicos en la ciudad de Tokio.

Kôyi Yakusho (Isahaya, 1958), lleva acabo el rol protagónico. Si bien tiene un rostro reconocible, tuve que buscar dentro de su filmografía para reconocerlo como uno de los actores principales de una de las películas mas espléndidas que he visto como es Babel (2006).

Su personaje llamado Hirayama vive de forma muy modesta y es amante de la literatura, la música y las plantas. En su vida nada es motivo de premura y su ritmo es constante día tras otro, con la característica mas llamativa que es el silencio, mismo a la hora de comunicarse con las personas que le rodean. No habla prácticamente nunca, aspecto que se convierte en el mayor desafió también para el espectador a la hora de captarlo.

Es de costumbres rutinarias y lleva un vida monótona donde nada sucede. Todos los días lleva a cabo su trabajo, su vida social luego de que termina con su tarea, todo dentro de un orden absoluto que atenta contra la atención del espectador quien aguarda algún tipo de acontecimiento o desenlace que dé sentido a la historia.

Nada se comprende hasta que casi al final del film, irrumpe en su vida una sobrina, adolescente a la cual al principio le cuesta reconocer.

A partir de allí y de ciertos hechos comenzaremos a esbozar la interpretación de la trama, la cual seguramente va a variar en función de cada espectador.

La película está dirigida por el alemán Wim Wenders (Düsseldorf, 1945), quien como la mayoría de los artistas nacidos en esa década en Alemania, debieron de buscar fuentes de inspiración fuera de su país para evitar la persecución mundial a raíz del holocausto.

En su caso fue Estados Unidos el cual logró captar su atención, aspecto que se percibe en esta película a partir de la música escogida por Hirayama en su día a día.

Lo fascinante y asombroso del caso es ver como este director alemán ha logrado inmiscuirse en una trama nipona con las connotaciones acorde a ese país con características tan marcadas y únicas en el mundo. Cuesta creer que la trama y el ritmo provenga de un no japonés.

Wenders posee una larga trayectoria fílmica habiendo ganado varios premios internacionales, contando en su haber con cuatro nominaciones al Oscar que aunque no se trate del premio mas importante, el mismo genera mucha visibilidad y reconocimiento.

Fue el creador del cortometraje Buena Vista Social Club de 1999 así como El Papa Francisco: un hombre de palabra de 2018.

De esta manera, esta película estrenada en 2023, logra atraer la atención del espectador el cual va descubriendo en forma paulatina matices que dan sentido a la historia tan sensible a la vez que seductora.

Se puede ver en la plataforma MUBI.


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