Buenos Aires, Argentina.
En mi visita habitual a la Fundación Klemm, ubicada sobre la Plaza San Martín, me encontré con una exposición que llamó mi atención.
Compuesta por algunas de las obras del Pop Art del acervo de la colección de Federico Klemm, la muestra da vida a una ambientación estableciendo un vínculo entre las obras y la sala, la cual fue decorada de piso a techo.
Al principio creí que se trataba de cambios en las salas para ir rotando las obras, hasta que me informé.
La propuesta parte da una invitación que le realizara la Fundacion al artista Daniel Basso, ganador del XXIV Premio Klemm en 2020. La noticia me causó satisfacción, pues he estado leyendo sobre este artista que viene dando pasos firmes dentro del ámbito porteño.
Daniel Basso nació en Mar del Plata en 1974 y hasta hace un par de años vivía y trabajaba en su ciudad natal. Fue debido a su interés de acercarse a las galerías porteñas y a la movida en general de la ciudad, que decidió mudarse a Buenos Aires.
Se formó en la Escuela Superior de Artes Visuales de Mar del Plata y ha venido ganando varios premios y becas que lo han conducido hasta el lugar de prestigio y reconocimiento que hoy ocupa.
En 2009 de la mano de Juan José Souto, funda la galería Mundo Dios donde se desempeñó como curador, director editorial, impartiendo también clases de formación artística.
En 2019 obtuvo el primer premio ITAU en Artes Visuales con su escultura “Volúmen de interior”, lo que lo lleva a realizar una residencia durante tres meses en Basilea, cuna de grandes coleccionistas, museos y la feria mas importante del planeta como es Art Basel.
En 2020 gana el primer premio de la Fundación Klemm, con su escultura “Orejona”, 2020, creada con madera, bronce, fórmica y sogas de barco.
Habiéndose criado en Mar del Plata, ciudad de veraneo, ha venido prestando atención al estilo arquitectónico de los chalets de la ciudad de los años 30, 40 y 50, motivo de inspiración que ha sabido volcar a sus obras.
Basso se define como un gran observador, imágenes que nutren su inspiración que luego aplica a sus esculturas abstractos en algunos casos, totémicas, siguiendo las líneas de las columnas de las residencias veraniegas.
Su gran experiencia como agente del arte lo ha llevado a ocupar espacios dentro del ámbito porteño, donde paulatinamente va logrando mayor visibilidad y prestigio.
La actual muestra en Klemm fue el producto de una invitación que recibiera por parte de los curadores de la Fundación, donde la propuesta consistía en intervenir las salas. Bajo esa consigna, Basso, creo la instalación que tituló “La Metamorfosis del Rubí”, en homenaje a una obra de Federico Klemm la cual simula una joya con un rubí en acrílico y espejos.
De esta manera, Basso recrea una sala artificiosa en color rosa con copos de crema, para albergar algunas de las prestigiosas obras del Pop Art, entre las cuales se encuentran Federico Klemm (Reichenberg, 1942-2002), Marta Minujín (Buenos Aires, 1943), Gabriel Baggio (Buenos Aires,1974) y Tom Wesselmann (Conecticut, 1931-2004), entre otros.
Cuando el espectador ingresa a la sala se siente envuelto en una ambientación ecos camp, donde el primer sentido en reaccionar es el gusto, pues todo simula una gran torta de bodas, recargada de merengues envuelta en crema azucarada de color rosa, donde el artista crea una atmósfera de artificio ideal para el vínculo entre las obras.
Da la sensación que de un momento a otro aparecerán las muñequitas Barbies a darnos la bienvenida.
De esta forma, Basso logra conjugar su estilo inspirado en los chalets de Mar del Plata con un ámbito acorde al Pop Art, logrando una nueva visibilidad del acervo.
Daniel Basso es un artista al cual se le debe prestar atención el cual seguramente pronto estará representando a su país dentro de las megas exposiciones, salas internacionales y bienales.




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