C10 – Otros artistas indispensables: Constantin Brancusi

El turno de nuestro invitado para la charla de este curso, que va llegando al final, fue para un gran artista de la vanguardia parisina de principios del siglo XX.

Este rumano nacido en 1876, llegó a París caminando desde su ciudad natal Hobitza y se convirtió en uno de los grandes escultores del siglo XX.

Pero remitirnos a Brancusi escultor, sería faltar a la verdad y perdernos de apreciar otras facetas tan o más creativas.

Fue de los primeros artistas en darse cuenta de que el arte no solo radica en la obra, sino que habita en el entorno en el que es gestada así como también en el ámbito en que es vivida.

De niño demostró tener grandes virtudes dentro de la talla de madera, práctica artesanal típica del folclore de su su país, lo que llevó a una persona con espíritu generoso y con posibilidades economías, le pagara su carrera en la Escuela Nacional de Bellas Arte de Bucarest, aunque Brancusi casi que no sabía leer.

Llegó a Paris en 1904 en plena vorágine artística, años en que la ciudad estaba ávida para ser fecundada por almas inquietas y creativas que la abordaban desde varios sitios del mundo.

Era plena Belle Epoque, también llegaban Pablo Picasso, Amedeo Modigliani, Marc Chagall, Diego Rivera, entre tantos otros, provocados por el ámbito donde se gestaba la vanguardia.

Una ciudad poblada de galeristas osados, mecenas arriesgados, entre los cuales destacaba Gertrude Stein, quien había llegado de los Estados Unidos, con dos de sus hermanos, convirtiéndose en la gran dama promotora de los artistas jóvenes vanguardistas. Sin ella el arte no sería lo que es hoy, ni Picasso se hubiera destacado.

Luego de una breve estadía en el taller del escultor impresionista Auguste Rodin, Brancusi toma su propio camino, llevando a la escultura por el camino del arte abstracto que logrará con maestría.

Desconforme con el registro fotográfico que hacían de sus obras, se dedica con exclusividad a crear su propias fotos que les toma a sus esculturas.

A partir de ello, crea un objeto de arte adicional poniendo el foco en los diferentes ángulos de sus piezas, considerando la luz para generar ases y sombras que potenciaban sus tallas.

Asimismo una vez que escoge una temática, las trabaja en series para lograr depurar y llegar a la esencia del elemento.

Más allá que sus esculturas parten de las imágenes del ser humano y los animales, el resultado dista de ser figurativo. Su obra no es lo que se ve, sino lo que representa.

Constantin Brancusi evolucionó hacia un estilo muy particular, de sesgo geométrico, eliminado los detalles de los objetos llegando a la casi abstracción, proponiendo un enfoque diferente dentro del arte tradicional.

Trabajaba directamente con las materias primas donde su preferencia era la madera, pues consideraba que tallar, era el verdadero camino de la escultura.

Le dio protagonismo a los pedestales que también formaban parte de las obras sumando el diseño de muebles que en algunos casos usaba como plataformas para sus esculturas.

Se nutría del arte africano, sumado al arte prehistórico así como del balcánico.

Partiendo del cuerpo humano, logra la síntesis de cabezas, que dentro de formas ovoidales y con apenas unos pocos rasgos, logra construir sus retratos.

Los pájaros en el espacio, también fueron motivos de inspiración, logrando transmitir el momento justo antes de echarse a volar, lo que efectivizaba con muy pocos recursos.

Sus pesadas obras, se convierten en piezas volátiles, etéreas, con una movilidad conducida por la provocación generada en el espectador.

Otro aspecto que ha significado un gran aporte para la evolución del arte internacional, fue la creación de conjuntos escultóricos que a modo de instalación va planteando en su taller en forma constante y cambiante.

A partir de la década de 1920, se remite a exponer solo dentro de su taller, convirtiéndolo en un espacio de constante asiduidad tanto de colegas, como músicos y escritores, que también formaban parte de la vanguardia.

La venta en el taller del artista, es un hábito que ha perdido presencia hoy día. Las obras se comercializan únicamente dentro del ámbito comercial que ocupan las galerías, donde solo las obras se negocian allí y en muchos casos el artista ni siquiera conoce a sus compradores y viceversa.

Brancusi tenía tal convencimiento a la hora de crear, que él mismo se producía y daba vida a sus instalaciones registrándose tanto en fotografías como en videos, que hoy se comercializan en forma independiente de sus esculturas.

Su taller permite explorar el diálogo entre interior y exterior, invitando al espectador a vivir una experiencia espiritual producto de su recorrido.

Era tal el apego y convencimiento hacia su taller, que lo donó al estado francés. Hoy y a partir de 1997, ocupa un espacio adjunto al Centro Pompidou donde ha sido recreado dentro de un edificio diseñado por el arquitecto Renzo Piano.

Constantin Brancusi fallece octogenario en París en 1957.

Con él, la escultura volvió a convertirse en un elemento universal, símbolo del vínculo entre el ser humano y el planeta.

Sus esculturas así como sus fotografías emanan una energía que inducen al espectador a la imaginación, provocados por elementos cuasi figurativos.

Brancusi es a la escultura lo que Kandinsky es a la pintura.

Ambos llevaron a transitar el arte por un camino diferente al que se desarrollaba dentro del arte académico y tradicional, que reinaba previa a sus creaciones.


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