Dentro de un nuevo programa y con el ánimo de siempre de comprender el arte contemporáneo, hoy abordamos la vida y obra de Miguel Ángel Buonarotti (Caprese, 1475-1564).
Nuestra consigna es releer y reinterpretar las vidas de los artistas que han formado parte de la historia del arte universal, para poder aprehenderlos a nuestro tiempo.
Miguel Ángel fue el primer artista que en vida contó con dos biógrafos a quienes él, cuidando su imagen, se encargaba de controlar. Fue un “Picasso” del XVI.
Ningún artista antes, posiblemente solo con la excepción de Pablo Picasso, había alcanzado tal grado de fama y respeto a una edad tan joven.
Le tocó vivir en un nuevo mundo donde Cristobal Colón daba cuenta de la existencia de America, Martin Lutero arremetía contra el catolicismo, Nicolas Copérnico revelaba la verdadera posición de la Tierra dentro de un sistema heliocéntrico, datos que generaban una amplia y diferente visibilidad, entrando en escena elementos nuevos que no estaban presentes siquiera en la Biblia.
Miguel Ángel debió de lidiar con siete papas que fueron sus principales mecenas. Su corazón siempre estuvo a merced de hombres jóvenes no pudiendo revelar su vida íntima.
Contó con su la amistad de su fiel amante Tommaso de Cavalieri , 40 años más joven que él, quien lo acompañó hasta el final de su vida.
También la marquesa de Pescara, Vittoria Colonna, fue de vital importancia en su vida. A través de su amistad tuvo oportunidad de participar en un circulo humanista donde analizaban la profunda reforma que atravesaba la Iglesia católica, formado por intelectuales, con inquietudes reformistas, quienes le permitieron tener una nueva postura en su vida que se verá reflejada en sus obras.
Miguel Ángel no puede ser abordado solamente desde su arte, sino que su vida privada debe también de ser considerada. de forma simbiótica.
Tuvo mucho éxito comercial en vida y aunque era un hombre de una gran fortuna, siempre llevó una vida muy austera.
Concibió algunas de las obras escultóricas más importantes dentro de la historia del arte como La Piedad, El David y las tumbas Mediceas.
Y aunque fue autodidacta y sin considerarse pintor, pintó el techo de la Capilla Sixtina que recubrió con los mas maravillosos frescos concebidos así como El Jucio Final que realizara años más tarde dentro del mismo recinto.
Su magnificencia no se limitó a la escultura y a la pintura, sino que incurrió en la arquitectura donde se destaca entre otras, una de las plazas mas hermosas del mundo como es la Plaza del Campidoglio en Roma.
Cabe destacar que la revisión de su biografía realizada por el crítico e historiador ingles, Martin Gayford (1952), aporta nueva información vital para comprender más a quien está considerado como un genio del arte universal.
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