Belvedere

Viena, Austria.

El Belvedere es un palacio de estilo barroco, construido a instancias del príncipe Eugenio de Saboya como casa de verano a partir de 1714.

Está compuesta por dos edificios unidos por hermosos jardines y representan una de mayores obras del barroco en Viena.

Destacan dos salas, la Galería de Marmol y la Sala Dorada.

El conjunto palaciego también cuenta con un jardín agreste usado para los deportistas para hacer footing. Es un gran pulmón para la ciudad donde solo se oyen los cantos de los pájaros, donde la naturaleza se manifiesta de forma agreste sin los dibujos barrocos trazados en los jardines del palacio.

Sus interiores carecen de mobiliario, pero albergan una extraordinaria colección de arte de cita obligatoria para aquellos que se precien románticos pues allí se encuentra El beso de Gustave Klimt.

Las obras abarcan desde la Edad Media y el Barroco hasta el siglo XXI pero lo más disfrutable son las pertenecientes a los pintores austríacos de fin del siglo XIX y del modernismo, entre los cuales destacan el magnífico Egon Schiele, Oskar Kokoschka, Max Oppenheimer así como el enigmático y atrapante Klimt.

La comunión que se logra en las salas con las obras de arte es sublime y en esa experiencia casi religiosa, no solo hay que ver los cuadros, sino que también hay que dejarse ver por ellos.

El conjunto artístico tan deslumbrante y representativo de lo que fuera uno de las manifestaciones más importantes del modernismo con Klimt a la cabeza, nos envuelve y nos hace suyos, logrando un vínculo muy estrecho que nos retrotrae a la época.

Los artistas nos hablan, nos susurran mensajes a través de la condensación de las obras que parecen respirar.

Si bien el palacio no es deslumbrante en sus interiores, cómo sería de esperar tratándose de una de las cortes más ricas y escenográficas de Europa, cómo

fue la Austrohúngara, la colección de los modernistas obliga una visita.

A las salas expositivas, se le han agregado las pertenecientes a la orangerie, unida por un túnel techado de líneas actuales logrando un vínculo estrecho entre el barroco y el siglo actual que también aporta lo suyo.


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