Wassenaar, Holanda.
Desde el momento en que vamos ingresando a la finca que ocupa el museo Voorlinden, las obras del artista inglés Antony Gormley, comienzan a guiarnos por lo que acabará siendo una retrospectiva impactante.
Gormley nació en Londres en 1950 y ha trabajado como escultor, escenógrafo, fotógrafo, dibujante a la vez que utiliza instalaciones para exhibir sus obras.
Se trata de uno de los artistas más importantes y célebres de estos tiempos, un creador y mas que nada un pensador que une su forma de trabajo con la que utilizó Louise Bourgeois.
Su obra se ha caracterizado por la exploración de la relación entre el ser humano y el espacio que lo rodea.
En esta ocasión, Gormley está llevando a cabo una retrospectiva titulada GROUND (suelo) contando con obras de diferentes épocas.
Comienza con sus esculturas de plomo de la década de 1980 diseminadas por los jardines así como en algunos rincones de las salas, hasta sus instalaciones más recientes.
Para ello, el artista inglés, se ha valido de esculturas solitarias basadas en su propio cuerpo que usa en muchas posiciones que coloca tanto en los jardines como dentro del Voorlinden.
Gormley coloca sesenta enormes moldes de hierro fundido con la forma de su cuerpo, creando vínculos con los árboles, el campo, los canales y los cañaverales del parque.
El artista ve estas “capturas” de posturas corporales básicas, como “fósiles fabricados industrialmente arrojados al contexto verde de Voorlinden, apelando a la memoria corporal incrustada y nuestro potencial para sentir”.
Todos ellos representan, dice, una especie de “fósil industrial” que nos recuerda el legado que la humanidad podría dejar: un recuerdo en hierro bruto del espacio que ocupamos, y que muy pronto dejaremos.
Sus seres solitarios de alguna manera evocan las esculturas realizadas por Alberto Giacometti (1901-1966), cuando interpretaba al hombre angustiado, solitario y perdido producto de la Segunda Guerra Mundial aunque las temáticas difieren.
El desarrollo de las obras de Gormley se basa en la historia del arte y la escultura conceptual de los años sesenta y setenta.
En palabras del propio artista : “la escultura ya no es un medio de recuerdo e idealización, sino un contexto en el que se puede examinar al ser humano. La escultura ya no es representacional: es un instrumento de investigación y cuestionamiento. He llamado a esta exposición SUELO para dejar clara esta invitación abierta de la escultura”.
Esta exposición es el primer mega proyecto del joven museo realizada por un solo artista.
Eso la convierte en una de las exposiciones más ambiciosas de Voorlinden.
«Como museo, queremos hacer todo lo posible para darle a Antony Gormley el escenario que se merece«, dice la directora Suzanne Swarts.
Para Gormley es importante la participación del espectador ya que a través del mismo “las obras se convierten en catalizadores de la conciencia y terrenos para la habitación física e imaginativa”.
No solo se refiere a la mirada del espectador sino a la presencia física de los cuerpos de los mismos que activan la propuesta que parte de la instalación.
Dentro del museo presenta obras más recientes en diferentes formatos.
“Individual and Collective Space”, de 1991.
Si bien Antony Gormley es conocido por sus estatuas de tamaño natural que imitan el cuerpo humano, esta obra , sin embargo, representa un enfoque diferente.
Está forma por miles de pequeñas figuras apoyadas en el suelo llenando varias salas.
Cada una de ellas mide entre 8 y 26 cm de alto y todas están colocadas de cara al espectador.
Para crear las esculturas, Gormley utilizó un gran equipo de personas donde cada una debió de realizar su pieza con tierra y agua.
Se animó a cada participante a encontrar su propia forma única de hacer la figura.
Cada escultura debería ser del tamaño de una mano y fácil de sostener, los ojos profundos y cerrados, así como las proporciones de la cabeza y el cuerpo deberían ser aproximadamente las mismas.
Esta serie le valió al artista el Premio Turner en 1994, y un año después, fue adquirida por la Arts Council Collection de Londres y encontrándose entre las adquisiciones más ambiciosas de la Colección hasta la fecha.
Passage realizada en 2016, forma parte de la serie “Existential Space.
Se compone por una escultura pasaje de acero de doce metros de largo en la cual el espectador se introduce.
La pieza de dimensiones estrechas, gordos y altos abstenerse, invita a realizar un recorrido a través de la oscuridad hacia lo desconocido.
Al entrar genera incertidumbre, temor pero al regresar, la luz se convierte en un aliciente de vida.
Y es allí en esa tensión entre la desesperación y la esperanza que radica la temática de la obra.
A través de sus obras Gormley analiza la duda, la ansiedad y el miedo así como que hacer con eso, y es allí donde radica su obra.
“Lo extraño es que una vez que lidias con eso y comienzas a hacer algo con eso, la negatividad persistente comienza a desaparecer. Hacer escultura, hacer cualquier cosa… hacer el desayuno es un acto de esperanza; se trata de creer que hay un futuro”, afirma el artista.
“Breathing Room” realizada en 2010 pertenece a la serie “Framing Spaces” y da cuenta del interés de la temática del artista como pensador, el cual está por encima del formato de la obra.
Consiste en un intento de hacer un dibujo tridimensional en el espacio.
Para ello se vale de una estructura realizada en tubo de aluminio cuadrado de 25 mm x 25 mm con dos capas de pintura fluorescente que absorbe la luz. Para lograr el efecto buscado, se apagan las luces eléctricas.
Los espectadores ingresan con temor, captando paulatinamente esa dimensión casi virtual creada y no pueden valerse de luces, tampoco usar flashes de cámaras fotográficas mientras circulan.
Mas que un objeto de arte se trata de una experiencia que promueve un estado personal artístico en cada visitante.
De esa manera el artista nuevamente introduce al espectador en un ámbito inestable entre lo virtual y lo real, generando una incertidumbre al momento de moverse.
La situación de inestabilidad de no verse uno mismo, ni de saber hacia dónde moverse, crea el estado buscado por el artista.
Sin lugar a dudas Gormley ha evolucionado con sus soportes artísticos aunque siempre su temática es la misma.
Es un artista que obliga al espectador a participar y de esa forma la obra toma más vida y se convierte en una experiencia única e individual creando tantas obras como espectadores la recorran.
La retrospectiva está formada por otras obras también, una más interesante y provocadora que otra.
Gormley es un artista a tener en cuenta y a seguir de cerca.
En palabras de la directora se Voorlinden, Suzanne Swarts: “Antony es uno de esos raros artistas que ha construido una obra atemporal con un lenguaje visual universal, pero con una firma muy propia. Durante cuatro décadas, ha estado haciendo esculturas queridas por personas de todo el mundo. Para él, la escultura y el cuerpo humano son el punto de partida de una incesante investigación cosmológica que nos preocupa, toca y nos invita a todos a reflexionar”.
Que el Museo Voorlinder le esté brindando ese espacio tan generoso en dimensiones, da cuanta tanto de la grandiosidad del artista como del nuevo museo.
La exposición podrá verse del 26 de mayo al 25 de septiembre de 2022.




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