Ámsterdam, a mi regreso

Si bien he estado varias veces en Ámsterdam, hacía varios años que no la visitaba.

Y es que Holanda se ha puesto de moda, sin lugar a dudas con el aire fresco y renovado que le aportó el ingreso de Máxima Zorreguieta a la familia real, hoy reina consorte de su país.

Referirnos a Holanda, ya implica equivocarnos, pues el nombre verdadero del país es Países Bajos, solo que por una vieja costumbre de gran parte de la población del mundo, se le llama como en realidad se denomina una región de dicho país.

Un país chico, muy chico, pero muy noble y de un gran espíritu de compromiso con su desarrollo, muy relacionado con el agua, con el mar que ha sabido cederle parte de sus riberas para que le ganaran tierra al mismo. Un agua que se ve en toda Ámsterdam, a través de sus hermosos canales con su río Amstel, habiéndose ganado el mote de “la Venecia del norte” por su similitud.

Agua que también esta presente en una de sus principales empresas como es la cervecera Heineken con varios siglos de tradición y presencia permanente y continua a la hora de sus referentes nacionales, pues a la familia Guinness fundadora de dicha empresa solo le falta una diadema para ser reyes. Es muy recomendable conocer la empresa donde la entrada incluye una cerveza y la experiencia al servir la jarra.

País del detalle, pautado desde el vamos por su tamaño, que extrapola en todos los ordenes convirtiendo todo en pequeñas porciones, desde sus casas, cafeterías, obras de arte hasta en sus expresiones pues son un pueblo bastante cerrado y celoso de si mismo, cordial  pero reservado.

Da gusto caminar por la noche pudiendo observar los espacios interiores de sus casas, que con la luz encendida y las ventanas abiertas invitan a que los recorramos con nuestra mirada. Y es que sus habitaciones son de dimensiones tan reducidas, que abren todas las puertas y ventanas para poder prolongar sus espacios y es así que se les puede ver en los horarios de las comidas (bastante extendidos por cierto), fundamentalmente a la tardecita, sentados en la vereda con sus sillas y mesas plegables con el fondo de su casa detrás como si estuvieran en su jardín privado, comiendo siempre acompañados de una porción de queso así como de las maravillosas copas de vino que le dan un charme especial al “pic-nic”.

Llegar a Ámsterdam, puerta de entrada del país, implica “bajar un cambio” pues allí el ritmo de la ciudad es otro, mas pausado, marcado por su principal medio de transporte como es la bicicleta o en menor grado y para una porción mas reducida de gente, los barcos que atraviesan sus canales.

Es una ciudad que te invita a la observación, al paso lento, al deleite de recorrerla sin prisa, pues sino te pierdes gran parte de su encanto. Entrar en sus supermercados, o en sus casas típicas de quesos con una gran variedad con una cata abierta al público en forma permanente probando uno y otro hasta decir basta.

El hecho de haber entrado en una librería especializada en naturaleza y arquitectura, denota el gusto refinado de sus habitantes.

Toda la ciudad es caminable y llegas de un extremo al otro en pocos minutos, mas allá de que sus tranvías te invitan al paseo, pues la atraviesan de punta a punta.

Una de sus principales industrias son las flores, detalle que no puede faltar en ninguna casa o local comercial, ramos que han venido floreciendo desde que otrora comenzaran a inspirar a los artistas desde el siglo XVI, con sus bodegones unos mas lindo que otros.

En ese deambular a paso lento, descubrimos una panadería en las inmediaciones de la zona de los museos, donde la gran variedad de panes y tartas te revolucionan los ojos y los jugos gástricos. Comencé con el croissant de almendras donde cada bocado me hacia delirar, hasta tanto probé la tarta de manzanas y no creo en exagerar diciendo que nunca había comido una tan exquisita.

Los museos también son un deleite, un plato principal hablando en términos gastronómicos.

El reciente refaccionado Rijksmuseum (1885) sin dudas es el museo mas hermoso del mundo, tanto el contenedor con todas sus paredes pintadas como su contenido, donde obras del arte florentino de los siglo XI hasta el XX.

Hay varias masterpieces pues allí esta la obra de Rembrandt con su “Ronda nocturna” (1642) insignia del país, así como de Johannes Vermeer donde su “Lechera” (1660) y “La carta de amor” (1666) entre otras fieles reflejos de la edad de oro de Ámsterdam.

El museo Van Gogh (1973) es muy espacioso y luminoso y para no ser menos que su hermano mayor, están por inaugurar un edificio nuevo anexo, por el cual se ingresara. Destacan “el cuarto de Arles” (1888), “cuervos en el trigal” (1890) ambas pinturas que transmiten la angustia mental del pintor en sus ultimas obras.

Hay ciertas citas obligatorias a la hora de conocer la ciudad: el Rijskmuseum, el museo Van Gogh y la casa de Rembrandt, dicho por los propios holandeses pero también se encuentra y no desde hace mucho, una edificio descomunal en tamaño donde la sucursal del museo Hermitage de Rusia. En este caso, demasiado contenedor para tan poco contenido. No tienen acervo permanente y solo nos encontramos con una muestra temporal llamada “Cenando con los zares de Rusia” donde una muestra de todo el lujo y esplendor con el que se desenvolvía la corte en sus palacios. Son ocho juegos de vajillas utilizadas por los emperadores y zares entre los siglos XVIII y XX, desplegadas en mesas con información sobre los menús así como la explicación del protocolo obligatorio. Expo que nos remite a la formidable película “el arca rusa” presente en la muestra a modo de ejemplificar la época.

El paseo en bicicleta invita a recorrer la ciudad así como también el Vondelpark, parque de 45 hectáreas que lleva su nombre popularmente a raíz de una estatua que se erigió del poeta Joost van den Vondel (1586-1679), pues cuando el parque fue inaugurado en 1865 se le llamo Nieuwe Park.

Y así, deambulando por la ciudad, pues de eso se trata luego de las visitas de museos y demás sitios de interés público  llegamos al Museo Willet-Holthuysen donde una exquisita colección de arte en una casa del siglo XIX pero esto será historia de otra nota.

Panaderia recomendada: Simon Meijssen – Koningnneweg 135


Publicado

en

por

Comentarios

12 respuestas a «Ámsterdam, a mi regreso»

  1. Avatar de Daniel Benoit Cassou

    Gracias Daniel como siempre!
    bssss
    Susana Do Pazo

  2. Avatar de Daniel Benoit Cassou

    Vermeer, Rembrandt, Van Gogh, Mondrian, Van Doesburg, Escher, Bollar, etc.
    Flores, flores y más flores (todos los arreglos florales de los eventos en Plaza San Pedro del Vaticano, son gentileza de viveros holandeses).
    El tulipán rojo se ha asociado con la información sobre el Parkinson desde 1980, cuando un horticultor holandés, que tenía la enfermedad de Parkinson, desarrolló un tulipán rojo y blanco, y le llamó «Dr. James Parkinson.»

    Álvaro Gelabert, Secretario de la Asociación Uruguaya de Parkinson

  3. Avatar de Daniel Benoit Cassou

    Las fotos, ese pocillo donde alguien tomo’ una mesa donde hubo alguien….
    Esos pies que se asoman en la silla, son gestos que captaste muy bien como siempre.
    Besitos S

  4. Avatar de Daniel Benoit Cassou

    la del reflejo del agua esta muy buena !!
    es diferente
    ly

  5. Avatar de Daniel Benoit Cassou

    ESPECTACULARES!
    las fotos y el texto…

    fui el año àsado
    habia ido de adolescente y me impresiono muy positivamente
    no fui al palacio de Rusia
    pero si fui a la casa de Ana Frank
    que te lo recomiendo, p la proxima….
    slds
    n

  6. Avatar de Daniel Benoit Cassou

    Daniel,
    Muy bueno el artículo, conozco Amsterdam, me encanta, fui un par de veces, ahora hace tiempo que no voy.

    Es tal cual lo que decis, ciudad chica pero tiene todo; cultura, cosmopolita, ordenada y prolija.

    Copio a Pablo y Virgina que para que sobre todo Pablo, vaya entrando en tema.

    Abzo, buen fin de semana.
    Pablo

  7. Avatar de Daniel Benoit Cassou

    EXCELENTES TUS FOTOS!!
    LL

  8. Avatar de Daniel Benoit Cassou

    Gracias por darme la oportunidad de pasear por lugares que admiro.
    abrazos
    Perla

  9. Avatar de Daniel Benoit Cassou

    Amsterdam, una joya pequeña, delicada , elegante y hermosa… Para disfrutar
    Luisa

  10. Avatar de Daniel Benoit Cassou

    Gracias a ti Daniel, están muy buenas tus notas ¡!!
    beso,
    Pilar

  11. Avatar de Daniel Benoit Cassou

    Daniel querido, DESEO explicitarte mi reconocimiento- sin sorpresas:ya recibí gran calidad de tí y Norita- por la maravilla de testimonio (palabras, fotos, el imperdible «vagabundeo» de los viajes)
    Besote. GRACIAS por tu grandeza y tu generosidad
    Renée

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *