A Ruperto Long (Rosario, 1952), lo sigo en sus publicaciones.
Es un ingeniero y político que se ha desdoblado como escritor, actividad que le permite cultivar su lado sensible, con la curiosidad de los temas que aborda, que por cierto no son nada fáciles.
Su ritmo es pausado, así se le nota en su escritura, pero tampoco para.
También me gusta pues es uruguayo y muy cercano a mi edad, lo que me permite estrechar impresiones con una persona que vive en mi tiempo. Eso sumado a nuestra amistad que cultivamos a partir de la literatura, genera un agregado adicional a la hora de abordar sus libros, aunque nunca dejando de ser objetivo.
Por todo ello me interesa más leerlo, pues resta tiempo a su actividad profesional para indagar temáticas que le implican bucear entre variadas fuentes y lugares tan distantes a nuestro entorno, cómo es este caso.
Parecería imposible que un uruguayo que no ha padecido la Segunda Guerra Mundial, mucho menos el Holocausto, pueda abordar la temática, máxime con todo lo que ya se ha escrito, sin embargo, Ruperto Long logra encontrar su propio nicho y se luce.
El encare de esta historia parte de un vínculo de amistad de tres chicos de 6, 7 y 11 años, que son sorprendidos en 1938 por la guerra y tienen que madurar a la fuerza para poder sobrevivir.
Basado en hechos reales, Ruperto crea una historia novelada con algunos de sus personajes que hoy día habitan en Uruguay luego de haber podido huir de sus países acosados por el nazismo.
Su novela es de carácter tierno, si se puede decir, dentro de las trágicas vicisitudes que el pueblo judío debió de soportar en manos de los nazis.
Hay momentos en que las atrocidades descritas en sus páginas, hacen que el libro se nos caiga de las manos y debamos de tomar coraje para continuar leyéndolo.
Long va abordando las distintas situaciones que les tocan vivir a sus personajes que habitan entre Francia, Polonia e Italia, donde no falta la figura de Mussolini, entre otros países que también incluyen a México y Uruguay.
Partiendo de cada situación personal e íntima en que les toca vivir a los protagonistas de esta novela, siendo víctimas o agresores, Long logra un acercamiento de la guerra desde aspectos personales de los afectados, que no siempre tenemos en consideración cuando accedemos a la historia para comprender hechos pasados.
Sin dudas que no ha habido atropello más grande en la historia del mundo, que la llevada a cabo por las manos de estos enajenados seres humanos, ya que decir personas sería faltar a la verdad del término, que afectaron y aniquilaron las vidas de millones de personas en diferentes países europeos.
Leyendo las notas actuales que circulan de Michel Houellebecq que tanta irritación están provocando en Europa sobre el avance musulmán, bastaría recordar los tiempos del holocausto que hace tan poco años sucedieron, para relativizar la situación actual.
Si creemos que ya hemos leído todo sobre la II Guerra Mundial, estamos equivocados. Siempre hay tiempo para aprender y para sensibilizarnos, que es lo que debemos de hacer frente a graves errores que continuamos cometiendo.
La historia no es pasado, es presente y también futuro.
Cada generación tiene la responsabilidad de analizar la historia en función de lo que nos toca vivir en el presente. Los hechos pasados a la luz de nuestro presente, son diferentes en cada época.
Tal vez en estos momentos en que nos toca vivir una guerra que no cesa entre Rusia y Ucrania y que afecta a todo el mundo, o la invasión de diferentes civilizaciones que llegan a Europa sin ceder un ápice de sus costumbres, incomodando a los países receptores, deberíamos de recordar las agobiantes vicisitudes que el continente ha atravesado durante el siglo pasado.
Es de creer que hoy día deberíamos de estar más preparados para evitar enfrentamientos bélicos y conflictos sociales.
La comunicación en tiempo real en la que vivimos, así como nuestra formación cívica y el conocimiento de nuestros derechos y los de los demás, deberían de ser una fuerza de choque para evitar la agresividad que no solo se vive en los campos de batalla. Basta con darse una vuelta por Europa para ver la agresión en la que ciudades enteras están inmersas día a día.
Dudé en escoger este libro para abordar en días de vacaciones donde generalmente nos decantamos por algo más liviano y entretenido, sin embargo creo haber sido oportuno.
Como bien dice el escritor peruano Alonso Cueto (1954, Lima), “Ruperto Long es el gran escritor de la esperanza “, y este libro es de sumo aporte para estos tiempos en que debemos de actuar, pero siempre apostando por la paz y el entendimiento.

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