60 Bienal de Venecia – II

Venecia, Italia.

El Arsenale de Venecia en cada edición realza su prestigio a la vez que las salas mejoran su acondicionamiento.

En este espacio radica la esencia de la bienal pues es allí donde el curador exhibe artistas seleccionados para su edición logrando en sus largas salas vínculos esenciales para la comprensión de su propuesta.

Asimismo hay sectores destinados a albergar envíos nacionales.

La obra que encabeza el largo recorrido es un astronauta nómade de tamaño natural de *Yinka Shonibare (Londres, 1962) un artista británico-nigeriano que formó parte del movimiento Young British.

La pieza simboliza los desafíos que plantea el desplazamiento de los inmigrantes.

Dentro del reducido número de video arte se destaca el trabajo de *Elyla (Nicaragua, 1989) con una reinterpretación tradicional popular que alude las prácticas coloniales.

Su video performance Torita-encuetada (2023), una de las más conmovedoras propuestas en Arsenale, representa una ceremonia anticolonial, donde el artista explora la liberación del yugo colonial a partir de un ritual de fuego arraigado en una práctica cultural nicaragüense llamada toro encuetado.

*Ahmed Umar (Sudán, 1988) residente en Oslo, presenta un video de 2023 interpretado por él mismo.

Titulado “Talitin” la pieza presenta un baile nupcial sudanés, la tradicional culminación de una semana de celebraciones donde el artista interpreta a la novia quien deberá de exhibir su belleza, su riqueza frente a la familia del novio.

Talitin, o “tercero” en árabe, alude a un insulto local (ser “la tercera de las niñas”) dirigido a los niños interesados en las llamadas actividades femeninas.

A través de atuendos femeninos Ahmed se reapropia de una práctica de las mujeres de su familia, de la que fue testigo de primera mano hasta ser excluida al llegar a la pubertad.

Dentro de los envíos nacionales destaca por encima de todos el envío de Arabia Saudita a cargo de *Manal AlDowayan (Dhahran, 1973) que será motivo de una nota.

Argentina desplegó la obra de la artista *Luciana Lamothe (Buenos Aires, 1975), con una obra estética muy buena logrando un recorrido en movimiento muy complaciente a la mirada sin embargo la misma no logra atrapar el interés temático.

Una buena estética para una obra inocua que deja indiferente al espectador donde tampoco el texto curatorial aporta nada, sino que me bien confunde pues no hay una línea clara entre una cosa y la otra.

La obra de *La Chola Poblete (Mendoza, 1989), seleccionada por Pedroza tampoco logra estar a la altura de lo esperado.

Para esta ocasión presentó cinco cuadros, muy buenos por cierto, pero hubiera estado mejor una instalación suya combinando pinturas, escultura y fotografía como la muestra que llevó a cabo en Portugal y Berlín el año pasado.

El representante de México es *Erick Meyenberg (1980) y su instalación compuesta por una larga mesa comedor colmada por cerámicas que acompaña con vídeos que rodean el espacio resulta muy seductor.

La fotografía está muy bien representada a través de las imágenes de *River Claure (Cochabamba,1997) a quien conocimos personalmente en 2023 en festival de fotografía de San José, Uruguay.

Sus obras de tenor poético mágico surrealista versan sobre situaciones sociales de su pueblo.

Trabaja a partir de retratos meticulosamente construidos, paisajes mágicos y sus series de docuficción fotográfica termino que define la combinación cinematográfica de documental y ficción.

La serie fotográfica Mita (2022-en curso), es un retrato sensible de la vida en las comunidades mineras andinas que se remonta a quinientos años de extractivismo colonial la cual revela un enfoque sustancialmente performativo de la fotografía.

*Dana Awartani (Jeddah, 1987) es una artista palestino-saudí que presenta una instalación colorida y complaciente a la vista aunque abordando una cruel temática.

“Ven, déjame curar tus heridas. Déjame reparar tus huesos rotos” (2024) compuesta por telas en tonos amarillos es un réquiem dedicado a los sitios históricos y culturales destruidos en el mundo árabe debido a guerras y actos de terrorismo.

En la misma incluye testimonios de la devastación de Gaza y de los sitios que han sido arrasados indiscriminadamente por bombardeos y demoliciones.

La artista se ha ocupado de buscar afinidades entre los conocimientos de las comunidades indígenas del mundo árabe, India y otros países.

Pacita Abad (Filipinas 1948-2004), Giulia Andreani (Venecia, 1985), Aly Ben Salem (Túnez, 1910-2001), Omar Mismar (Líbano,1986) son nombres de algunos otros artistas interesantes que forman parte de la selección en Arsenale.

El área inicial del Pabellón Central en Giardini está ocupado por la instalación de *Nil Yalter (1938) nativa de Egipto, ganadora del Premio León de Oro a la trayectoria que comparte con *Anna María Maiolino (Scalea, 1942).

La rivalidad de los pabellones nacionales está unido al poder de cada país.

Es así que Alemania, Reino Unido, Francia y Estados Unidos participan de una competencia a largo de cada edición.

Las largas filas del público para visitar cada pabellón denota de alguna manera el poder de cada país.

Dentro de este grupo de los 7, Francia y Estados Unidos sorprenden con sus interesantes propuestas.

Los americanos, continuando con la línea de la edición pasada donde trajeron la obra de Simone Leigh artista afro descendiente, y en sintonía con el aspecto súper colorido que caracteriza esta bienal, presentan la obra de *Jeffrey Gibson (Colorado Springs, 1972) compuesta por esculturas artesanales y cuadros con colores estridentes lo que también fue acompañado por algunas performances como la lleva a cabo por el artista mexicano Emilio Rojas quien se expresó desnudo.

Gibson hace alusión a manifestaciones de afro descendientes en Estados Unidos.

Francia majestuosa, con la instalación que pasa de la forma a la poesía, también multicolor llevada a cabo por el artista franco-caribeño *Julien Creuzet (París, 1986) es un centro de atención.

Uruguay también ha logrado una de las mejores propuestas dentro de Giardini con una obra súper calma a la vez que embravecida y por qué no también erótica que se puede leer a partir de las telas que evocan la pintura Paraíso de Tintoretto que pareciera que quisieran perforar el muro de *Eduardo Cardozo (Montevideo, 1965).

Tan tenue como enarbolada, evocando la Historia del Arte internacional.

Por su lado Reino Unido más que hablar de creatividad hizo una demostración de riqueza mal aplicando generosos e innecesarios recursos.

Dos pisos ariborrados de vídeos provenientes del artista, escritor, director de cine, guionista y comisario de arte británico de origen ghanés *John Akomfrah (Acra, 1957) que funcionan a modo de informativos de la National Geographic. Siempre lleno por cierto, pues la mayoría de su público utiliza los cómodos asientos para descansar donde las decenas de dispositivos atrapan hipnóticamente la atención de las personas muchas de ellas seducidas por el poder del cine o la televisión y con temáticas asimilables lo que no sucede en varias propuestas.

Tampoco Alemania ha estado creativa y sus largas filas de agobiante espera lo justifican.

Video con imágenes futuristas de la mano de constante performances sobre escenarios de un mundo devastado, son más una tortura que un goce del arte.

Se puede decir lo mismo de otra forma más poética.

El pabellón está representado por la obra de Yael Bartana, Ersan Mondtag, Michael Akstaller, Nicole L’Huillier, Robert Lippok y Jan St. Werner.

Egipto fue objeto de largas filas para ver la obra de *Wael Shawky (Alejandría, 1971) quien se desempeña también como curador de su propia obra.

Exhibe un vídeo titulado “Drama 1882” que analiza con rigor la identidad nacional y religiosa.

La larga duración del video de 45 minutos le juega en contra y es un despropósito para una exhibición tan grande como lo es la Bienal.

No se puede abusar del tiempo de los espectadores cuando hay tantas propuestas para ver y tampoco teniendo presente el costo de los E 30 diarios para visitar la Bienal.

Audaz y muy atractiva ha sido la propuesta de la artista peruana *Sandra Gamarra (Loma, 1972) que representa a España dentro de una selección inaudita recayendo en un artista no español.

Se trata de una relectura del colonialismo que lleva a cabo a partir de pinturas que pertenecen al patrimonio nacional de las colecciones de arte español partiendo desde la época colonial y llegando hasta la Ilustración.

Gamarra remarca de forma artística y bien llamativa a la mirada del espectador, la ausencia de contextos decoloniales dentro de los museos, concluyendo en un racismo histórico.

Brasil logró atraer la atención con una propuesta súper colorida en su pabellón denominado Hähäwpuá que se traduce como gran territorio ancestral, donde se narra la historia de la resistencia en Brasil a través de las obras de los indígenas *Glicéria Tupinambá (Serra do Padeiro, 1982), Olinda Tupinambá (Pau Brasil, 1989), Ziel Karapotó (Saõ Sebastião, 1994) estos dos últimos seleccionados dentro del Premio Pipa 2024 y la comunidad Tupinambá en las aldeas de Serra do Padeiro y Olivença en Bahía.

Glicéria es la primera indígena en representar a Brasil en la bienal de Venecia.

La artista invoca los mantos de su pueblo y crea Okará Assojaba, el consejo de escucha de los ancianos.

Para llevará acabo ese manto recurre a la ayuda del Vaticano quien le facilita un manto que forma parte de las Colecciones Vaticanas desde 1699 y que la artista crea otro basándose en el mismo.

“Somos humanos-pájaros-memoria-naturaleza porque siempre existe la posibilidad de resurgimiento y resistencia”, declaró Glicéria quien fuera la ganadora del prestigioso Premio Pipa en 2023.

Ziel Karapotó, multiartista, productor cultural, curador, performer y director audiovisual lleva a cabo una instalación donde combina balas y maracas, abordando procesos coloniales.

Por su lado Olinda Tupinambá, periodista, curadora, artista de performance, cineasta y activista ambiental, amplifica la voz de Kaapora, entidad espiritual que vela por nuestra relación con el planeta.

Estos artistas representan a los más de trescientos pueblos indígenas brasileños que aún realizan su lucha.

Bolivia ocupa el pabellón de Rusia ausente por motivos bélicos con la presencia de varios artistas donde destaca la obra de *Alexandra Bravo (Oruro, 1950) que combina plumería indígena con reclamos sociales frente a la discriminación social del poder hegemónico de Europa sobre los inmigrantes indocumentados.

La presencia de atractivos tapices es recurrente en esta 60 edición con artistas como Monika Correa (Bombay, 1938), Olga Amaral (Bogotá, 1932).

La propuesta de la Santa Sede cita en la cárcel de mujeres en Giudecca es a partir de reserva de lugar a través de un sitio web que limita la visita y en la cual es difícil de encontrar lugar.

Un trámite engorroso que limita lamentablemente el acceso.

Australia está representado por el aborigen australiano *Archie Moore (1970) quien reivindica la presencia indígena autóctona a través de un mural y gran mesa compuesta por folletos que conforman un enorme árbol genealógico.

El amplio mural rastrea la ascendencia kamilaroi y bigambul del artista a lo largo de 65.000 años, para incluir a los ancestros comunes a todos los humanos.

Moore agrega documentos de archivo relacionados con sus familiares para demostrar cómo las leyes coloniales y las políticas gubernamentales se han impuesto durante mucho tiempo a los pueblos de las Primeras Naciones.

Un interesante reclamo pero con una obra carente de contenido artístico.

Por su lado Israel tuvo lamentablemente que cerrar su pabellón a raíz de manifestantes palestinos.

Pabellones que siempre presentan obra interesante como lo son el de Bélgica, Suiza e Italia, en esta oportunidad no estuvieron a la altura.


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