59ª Bienal Venecia – 1era parte

Venecia, Italia.

La primera edición de la Bienal de Venecia fue inaugurada el 30 de abril de 1895 por el Rey de Italia Umberto I y la reina Margarita de Savoya. El objetivo inicial fue difundir el arte italiano hacia todo el mundo pero luego se fueron incorporando obras de otros países a través de sus propios pabellones ubicados en los Giardini.

Se trató del primer evento con esas características dentro del arte contemporáneo a nivel internacional y continua siendo la número uno, a pesar de que han surgido otras exhibiciones similares.

Adicionalmente a la Bienal de Arte, esta organización celebra la Exposición Internacional de Arquitectura, el Festival de Teatro, el Festival de Danza Contemporánea, así como el Festival Internacional de Cine, logrando de esa forma mantener un programa constante durante el resto del año buscando desviar la atención del mundo para que la ciudad logre adicionalmente atraer público mas allá de su encanto arquitectónico e histórico, con un contundente interés con contenido actual.

Es así que desde mediados del siglo XX, fundamentalmente, el evento se ha convertido en una cita obligatoria dentro del ámbito del arte contemporáneo. A pesar de que la misma apela a difundir arte y artistas sin fines de lucro, el escenario es una plataforma para los agentes del arte, donde los galeristas son los grandes protagonistas.

Claro ejemplo de ello, se puede apreciar en una pagina del folleto guía de la Bienal 2022, donde se le homenajea al destacado galerista David Zwirner (asiduo veraneante en José Ignacio) a quien se le felicita por representar a los artistas Francis Alÿs (Pabellón de Bélgica), Stan Douglas (Pabellón de Canda), Marlene Dumas (Palazzo Grassi), ademas de la presencia de cinco artistas suyos en la feria, término que perfectamente podría aplicarse.

El entorno de la ciudad juega a favor atrayendo un gran número de visitantes, a la vez que lo hace en contra, puesto que las diferentes propuestas artísticas pasan a un segundo plano. La Serenísima, como se le conoce a Venecia, tiene un encanto particular cómo ninguna otra ciudad en el mundo, lo que desvía la atención de los espectadores que visitan la Bienal.

El foco principal del evento está en los Giardini donde radican los principales pabellones del mundo, incluyendo a Italia que ha mantenido un gran espacio donde el curador general, invita a artistas internacionales de su interés detrás de su temática escogida.

Vale la pena nombrar los 27 países que integran esa prestigiosa nómina siendo el escenario mas importante del mundo a la hora de exponer arte contemporáneo, aunque algunos países no son conscientes de ello.

La lista, de acuerdo a la distribución en los Giardini, está compuesta por Italia (con su pabellón central para invitados especiales), Estonia, Bélgica, España, Suiza, Venezuela, Rusia, Japón, Corea, Alemania, Canadá, Gran Bretaña, Francia, Australia, Uruguay, Israel, Estados Unidos, Países Nórdicos, Dinamarca, Finlandia, Hungría.

Cruzando un canal que atraviesa Giardini, se encuentran Brasil, Austria, Serbia, Egipto, Pabellón de Venecia (para eventos especiales), Polonia, Rumania y Grecia.

Luego en los espacios de Arsenale, antigua planta armadora de embarcaciones, se alojan otros países dispuestos en Corderie, Sala de Armas y Artillería y el último espacio donde se alojan China e Italia llamado Tiempo de las Vírgenes.

Arsenale luce como nunca lo habíamos visto. Claramente cuenta con un diseño dispuesto por profesionales que aunaron esfuerzos detrás de lograr una puesta en escena de carácter unísono.

Allí se alojan las propuestas de Albania, Argentina, Chile, Ghana, Islandia, Kosovo, Letonia, Líbano, Luxemburgo, Malta, México, Nueva Zelanda, Omán, Filipinas, Perú, Arabia Saudita, Singapur, Eslovenia, Sudáfrica, Turquía, Ucrania, Emiratos Árabes, Uzbekistan, China e Italia.

Sin lugar a dudas esta disposición tiene más de cincuenta años, de lo contrario otros serían los lugares con mayor prestigio dispuesto para Emiratos Arabes u Omán, que son los nuevos países estrategas dentro del arte contemporáneo.

Mismo así, no todos los países tienen cabida en estos espacios por lo cual deben alquilar edificios residenciales, iglesias, museos, teatros, entro otros, diseminados por toda la ciudad y alrededores que generan un recorrido que conllevan al espectador a un recorrido particular que le llevan a conocer otros rincones menos conocidos.

Adicionalmente a la Bienal, se celebran una serie de exposiciones paralelas o colaterales, de similar envergadura, que generan un complemento adicional al visitante lo que obliga a disponer de varios días para recorrer las distintas alternativas. En muchos casos, estas muestras colaterales superan en calidad las propuestas de los países que integran la selección de la Bienal.

Dentro de estas ya hemos comentado en otras reseñas las muestras de Louise Nevelson (Procuratie Vecchie), Marlene Dumas (Palazzo Grassi), Joseph Beuys (Palazzo Cini), Anish Kapoor (Galleria del’Accademia), Lucio Fontana y Antony Gormley (Negozio Olivetti), Anselm Kiefer (Palazzo Ducale), From Palestina with Art (Palazzo Mora), Marc Quinn, (Museo Archeologico Nazionale di Venezia), Antoni Clavé (Palazzo Franchetti), Georg Baselitz (Museo di Palazzo Grimani), entre otros.

La muestra de Kiefer ubicada en el Palacio Ducale le juega en contra a la hora de ser visitada, pues hay que realizar las largas filas juntos con los turistas que visitan el palacio.

Fuera del contexto del pabellón de Italia, donde generalmente se dan cita a artistas conocidos, el resto dependerá de la información de cada visitante.

La curadora Cecilia Alemani (Milán, 1977) seleccionó el libro infantil que la artista Leonora Carrington le escribiera oportunamente para sus dos hijos chicos titulado “La leche de los sueños”, como base teórica para las diferentes propuestas a ser presentadas.

Su idea no fue bien acogida, habiendo sido blanco de varias críticas en su mayoría proveniente de los propios italianos.

La 59ª Bienal destaca por su excelente diagramación, así como los diálogos que la curadora se ocupó de establecer entre las distintas propuestas, donde en su mayoría se confrontan dos o mas artistas.

Dentro de la selección llevada a cabo por Alemani, despuntan las obras de la portuguesa fallecida recientemente Paula Rego, ya reseñada anteriormente.

Las preferencias escogidas por la curadora son en su mayoría mujeres.

Dentro de las artistas con reconocimiento universal, encontramos a la propia Leonora Carrington, Remedios Varo, Sonia Delaunay, Katharina Fritsch, Rebecca Horn, Louise Nevelson, Meret Oppenheim y Rosamarie Trockel.

En otro orden se encuentran la chilaba Cecilia Vicuña, Jana Euler, Jadé Fadojutimi, Mrinalini Mukherjee, menos conocidas pero con muy buenas obras.

Dentro de la nómina de 206 artistas que Alemani invitó, solamente incluyó a 22 hombres a formar parte de su discurso.

Como algo inaudito, los hombres forman parte de una minoría.

La nómina está formada por:

Gabriel Chaile (Argentina), Ali Cherri (Austria), Felipe Baeza (México) , Ibrahim El-Salahi (Sudán), Jaider Esbell (Brasil, 1979-2021), Fes Fan (Canadá), Aage Gap (Noruega), Ficre Ghebreyesus (Eritrea), Roberto Gil de Montes (México), Robert Grosvenor (Estados Unidos), Sheroanawe Hakihiiwe (Venezuela), Tisham Hsu (Estados Unidos), Tatsuo Ikeda (Japón, 1928-2020), Tetsumi Kudo (Japón, 1935-1990), Diego Marcon (Italia), Ovartaci (Dinamarca, 1894-1985), Prabhakar Pachpute (India), Elias Sima (Etiopía), Frantz Zéphirin (Haití), Zeng Bo (China) y los directores de cine Luis Roque (Brasil) y Wu Tsang (Estados Unidos).


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