Tacuarembó, Uruguay.

Este año desde el 02 hasta el 06 de marzo, se celebró la trigésima edición de la Patria Gaucha que se viene haciendo en forma ininterrumpida desde su comienzo, en la ciudad de Tacuarembó alrededor de la Laguna de las Lavanderas.

Sin lugar a dudas ha sido y es un evento que provoca una mirada hacia el interior del país, para recuperar nuestras tradiciones, para no olvidarnos de donde venimos y para estrechar lazos con la capital, ciudades que suelen descuidar los orígenes. 

En esta fiesta popular, se pueden apreciar el desfile de perros cimarrones, concursos de trajes típicos tanto de adultos (La flor del pago), como de niños llamada «Gauchitos del futuro», armados de ranchos, concurso de fogones, bailes típicos así como la actuación de diferentes grupos musicales que comienzan a la nochecita y duran hasta el amanecer.

Participan trece sociedades criollas las cuales recrean escenarios típicos de los siglos XVIII, XIX y principios del XX, cuidando todos los detalles para hacerlos lo más similares posibles a lo que otrora fueran. Este año el premio mayor se lo llevó en segunda oportunidad consecutiva, la aparcería o también llamado fogón, Curtina , oriunda del pueblo del mismo nombre en Tacuarembó.

El premio de recreación fue para Patria y Tradición quienes armaron el escenario de la que fuera la estancia Santa Blanca donde naciera Carlos Gardel. Cabe destacar los armados de mesas con objeto de épocas que cada aparcería presenta, cuidando ser lo más fieles posible a la época y lugar que recrean. Asimismo, todos los fogones participan de un concurso de comidas típicas y postres calificado por un jurado internacional. Este año el premio fue también para el fogón Curtina que presentó lechón a las brasas con hortalizas al rescoldo. El postre premiado recayó en el fogón «Rienda y Boleadoras» que presentó el plato de peras de la abuela con licor de naranja.

También hay un premio popular elegido por los visitantes, que se realiza a través del deposito en un los buzones que cada aparcería tiene a la entrada. En este caso también recayó en Curtina. Se deben de cuidar los detalles de la presentación del lugar, el vestuario, el desfile, el atuendo de los caballos, etc. Participan en concursos de jineteadas, domas específicas de caballos Criollos, ruedas de Bastos, ruedas en pelo, concurso de tropillas, amén de los ya citados.

El sábado por la mañana, a partir de las 9 hs, se realiza el desfile de caballos con la animación de payadores, que circula por toda la ciudad iniciando el mismo en primer lugar la tropilla de la aparcería ganadora del año último anterior y luego, le siguen el resto de las 13 sociedades criollas.

El domingo por la mañana se celebra una Misa Criolla y en está oportunidad, actuó el coro departamental “Ita Takuare”.

Es una fiesta popular que todo uruguayo debería de asistir al menos en una ocasión. Hay detalles que deberían de cuidarse pues nos jactamos de cuantas personas van, fundamentalmente extranjeros, pero habría que saber cuantas personas regresan. Hay muchos aspectos descuidados que hacen del visitante una suerte de presencia. Comenzando por lo precios, pues cobran $ 200 para ingresar al lugar, pero luego si uno quiere ver las jineteadas son $200 más. Lo mismo para el espectáculo musical, otros $200. Acceder a un baño químico $10, acampar, $1.300 donde no se tiene derecho al baño sin el pago correspondiente, así como  tampoco se ofrece comodidad alguna ya sea leña, parilla, ni nada.  Comer, no solo que es carísimo sino que la calidad de la misma es muy escueta y no siempre de calidad. En un evento donde se premia la comida, es impensable que el público no tenga acceso a platos típicos y variados no de época, sino de actualidad. Solo hay asados de tira, chorizos de rueda, tortas fritas ahogadas en grasa, otro tanto para los pasteles y paremos de contar. Nos perdemos una oportunidad de darle paso a nuestras mujeres de campo muchas de las cuales se encuentran en situaciones de desmotivación, habiendo sido el sostén de nuestros pueblos, de nuestros hombres que forjaron la patria, que llegaban hambrientos a sus hogares o fogones, buscando retomar fuerzas. Hoy día la mujer ama de casa continua siendo el sustento de la familia. Es común que la madre continúe cocinando para sus hijos que se marchan a la capital a estudiar, en una suerte de viandas que envían semanalmente para que los chicos “no estén desnutridos” y coman “bien”.

Contamos con una amplia variedad de platos que podríamos ofrecer más que nada al público de Montevideo o del exterior. Hablamos de platos de olla con variedad de condimentos rescatando recetas de antaño, como puede ser un estofado con carne, papas y durazno, por citar uno. Puchero, con la variedad de verduras  muchas de las cuales no llegan a los negocios, variedad de cortes de carnes como es el caracú, panceta, tocino, fariña etc. Tartas de jamón y queso, lengua a la vinagreta, matambre relleno, matambre a la leche, entre otros. Dentro de los platos dulces podríamos pensar en Pasta Frola, dulces caseros de dulce de leche, de zapallo, de ciruelas, durazno y de membrillo que está tan olvidado. Arroz con leche, panqueques, membrillo en almíbar, flan casero, flan de pan, etc, etc, enumeración que nos hace tragar saliva mientras la leemos.

Otro tanto de inconvenientes a la hora de estacionar, donde aparecen cuidacoches por todos lados con tarifas establecidas por ellos mismos. La limpieza directamente no existe. Da pena ver como la gente tira todo a su alrededor y lo peor es que no hay nadie ni nada que les incite al orden. Se podrían utilizar chicos de edad escolar trabajando en este aspecto lo que no solo le haría un bien al evento sino a ellos mismos a modo de educación social. Todo esto en los alrededores del evento, pero el resto de la ciudad no ofrece servicios acordes a la ocasión. Hoteles escasos y caros, alojamientos malos y caros, falta de lugares para comer en forma económica, almacenes inexistentes a la hora de proveerse. En definitiva el visitante se siente saqueado en todo momento, no cuidado, debiendo de llevar la billetera muy abultada. Un padre de familia con dos chicos debe de disponer de no menos de $ 5.000 por día, sin pensar en alojamiento. 

Está claro que este evento le ha hecho mucho bien a nuestro país, pero deberíamos de pensar la forma en que el mismo continuase creciendo en el tiempo, pues no basta decir que el mismo ha perdurado 30 años, sino que deberíamos de ocuparnos de que la gente regrese. Más allá de que Tacuarembó queda lejos de Montevideo (400 kms), basta con que otra comunidad se ocupara de armar la suya para que esto quedara en desuso y eso sería una pena.

La cordialidad de la gente en los fogones, su amabilidad a la hora de recibir al público, de explicarle, de darle la bienvenida es sin dudas el plato fuerte y la razón del éxito de la fiesta. Los locales comerciales alrededor de la laguna, deberían de cuidarse no solo en sus precios sino en la calidad de sus productos.

Otro aspecto negativo es la prolongación de la música que dura toda la noche con un volumen estridente que no permite descansar a quienes acampan alrededor. Una música desaforada que inclusive atenta contra la flora del lugar. Está bien que haya un espectáculo musical, pero debería de ser hasta cierta hora. 

En mi próxima visita veré de alojarme fuera del predio, en alguna casa de algún gaucho que de hecho me ofrecieron  y con comida típica. Eso vamos buscando y a eso deberíamos de apuntar, no al asalto del visitante desde todo punto de vista. Deberíamos de ser más cuidadosos con el medio ambiente al cual le debemos todo, así como a darle la posibilidad de que gane todo el pueblo mediante servicios gastronómicos, alojamiento, de alquiler de caballos, en forma controlada y razonable, aspectos que la gente del lugar denuncia y reclama. Eso hablaría muy bien de la ciudad.