Tacuarembó, Uruguay.
Desde el 12 de marzo y hasta el 16 se desarrolló una de las mayores fiestas populares que tienen lugar en Uruguay, departamento de Tacuarembó.
Esta es la edición 28 y cada vez se nota una mayor participación y concurrencia no solo de todo el país sino también del exterior.
El ámbito de camaradería, de hospitalidad, de don de buena gente, se percibe vaya por donde uno vaya y es una oportunidad fantástica para estrechar nuestros lazos que nos caracterizan, un tanto olvidados fundamentalmente en Montevideo.
Toda la ciudad se viste de fiesta y se vuelca a la calle, con mucho afecto y sentido de pueblo unido.
La platería de los hombres de campo aplicadas en sus cinturones, cuchillos, espuelas y rebenques son dignos de formar parte del acervo de un museo del gaucho, como podría llamarse.
La adrenalina que uno siente formando parte de ese desfile, es impactante.
Ver a tantas personas vestidas con atuendos de campo, mujeres con los vestidos de chinas aunque solo sea para fomentar el espíritu de antaño, nos acerca a los pueblos europeos que siglo tras siglo siguen rindiendo culto a sus antepasados.
Los comercios se engalanan de fiesta y hay varios eventos colaterales que se suman a los festejos, como es el caso del museo Muart con una muestra de dos pintores plasmando imágenes rurales en sus oleos.
Uno de los elementos mas destacables son los trabajos que realizan las distintas aparcerías situadas alrededor de la Laguna de las lavanderas, que exponen sus obras, ambientaciones de época marcadas por el jurado para luego ser sometidas a un concurso donde se consideran tanto la construcción, el alajamiento, el uso de materiales que otrora fueran de uso cotidiano así como la comida que tiene que estar realizada con un determinado producto que se les indica para su elaboración.
En esta oportunidad, era la carne de cordero así como las frutas típicas de la época como es el caso del membrillo entre otros.
Dentro del jurado, destacaba la presencia del chef argentino Francis Mallmann y sin dudas uno de los platos fuertes, termino nunca mejor aplicado, de esta celebración son las comidas presentadas.
Una pena, que esa misma elaboración culinaria no este al alcance de los visitantes, que tienen que acceder a una gastronomía muy básica, limitada y cara, que no sale del chorizo de rueda, asado grasiento y algún que otro pastel y la típica torta frita.
Es de extrañar como nadie piensa en presentar una oferta de comidas donde guisos, estofados, pasteles de carne o de verduras, diversidad de carnes, ensaladas, dulces típicos, quesos u otros elementos que hacen a nuestra cocina.
Que imagen se debe de llevar el extranjero en relación a nuestra gastronomía, es la pregunta que mas nos sobreviene a la mente, máxime que es la forma mas directa que tiene el visitante de formar parte de estas fiestas populares.
























































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