Shu Lea Cheang: OTRX

Quito, Ecuador.

Mutar, resistir, reprogramar: ficciones virales desde el cuerpo y el código

Centro de Arte Contemporáneo de Quito – Curaduría: Pedro Soler

En la escena global del arte digital y el activismo de género, pocos nombres tienen la fuerza disruptiva de Shu Lea Cheang (Taiwán, 1954).

Pionera del mediactivismo y figura clave del cine queer ciberpunk, Cheang despliega en su muestra “OTRX” un universo de mutaciones, cuerpos híbridos y algoritmos sensuales que desafían las categorías con las que la cultura dominante pretende ordenar el mundo.

El cuerpo como interfaz política

Desde los años 80, cuando se radicó en Nueva York y comenzó a experimentar con video, performance y tecnologías de red, Cheang ha convertido el cuerpo en un campo de batalla y de placer.

Su obra rompe con las lógicas binarias —hombre/mujer, natural/artificial, humano/máquina— para abrir zonas de tránsito donde el deseo, la identidad y el código se contaminan mutuamente.

En OTRX, su primera exposición en Sudamérica, la artista presenta “UTTERING” (2023), instalación audiovisual de generación procedural, junto con los videos “VIRUS BECOMING” (2022) y “TRANSMUTATE” (2023), piezas derivadas del universo de su largometraje U.K.I (2023).

Estas obras componen una suerte de tríptico mutante donde el virus deja de ser amenaza y se vuelve lenguaje: una metáfora vívida del contagio como forma de resistencia.

Un verbo queer imposible de domesticar

La exposición curada por Pedro Soler articula una narrativa especulativa donde lo post-humano se manifiesta como posibilidad política. En el universo de Cheang, los residuos tecnológicos paren nuevas especies, los cuerpos devienen extensiones del código y el erotismo se transforma en una biotecnología de la insurrección.

El término “OTRX” funciona aquí como verbo, no como sustantivo: ser “otrx” implica devenir, no pertenecer. Es mutar de continuo, escapar del archivo, resistir la captura algorítmica. De la basura —literal y simbólica— surgen entidades que rehúsan la pureza y celebran la contaminación como modo de existencia.

Ficciones virales, realidades posibles

Cheang pertenece a esa rara genealogía de artistas que anticiparon el futuro digital.

Antes de que existieran las criptomonedas, ella ya imaginaba economías alternativas; antes de que se hablara de biopolítica algorítmica, su trabajo denunciaba la sexualización del control tecnológico.

Su proyecto “3x3x6” —presentado en el Pabellón de Taiwán de la Bienal de Venecia 2019 bajo la curaduría de Paul B. Preciado— marcó un hito al visibilizar la criminalización histórica de las disidencias sexuales.

OTRX continúa ese camino, pero con un tono distinto: menos denuncia, más emancipación, más alegría en la mutación.

La otredad como alegría

En medio de un mundo fracturado, donde la tecnología suele leerse como amenaza, Shu Lea Cheang propone otra mirada: la del placer de hackear el sistema.

Su ficción queer no busca otro planeta, sino transformar este.
Entre pantallas, pulsos eléctricos y sonidos envolventes, OTRX se levanta como una ceremonia para los cuerpos disidentes, los códigos indóciles y las identidades en fuga.

El virus, el glitch, la mutación y la fantasía se vuelven lenguajes de supervivencia.
Y de esa mezcla explosiva, Shu Lea Cheang hace arte.

Datos clave

Artista: Shu Lea Cheang (Taiwán, 1954)
Título: OTRX
Curaduría: Pedro Soler
Lugar: Centro de Arte Contemporáneo de Quito
Obras destacadas: UTTERING (2023), VIRUS BECOMING (2022), TRANSMUTATE (2023), U.K.I (2023)
Primera exposición de la artista en Sudamérica


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