Una vida dedicada al arte, la educación y la justicia social
El 18 de septiembre de 2025 falleció en Nueva York Agnes Gund, una de las mecenas y filántropas más influyentes de la escena cultural internacional.
Nacida en Cleveland en 1938, Gund fue una figura central en el arte moderno y contemporáneo, una coleccionista apasionada y una defensora incansable de la educación artística y la justicia social.
Su nombre quedará para siempre ligado al Museo de Arte Moderno (MoMA) de Nueva York, institución de la que fue presidenta entre 1991 y 2002, y de la que hasta sus últimos días fue presidenta emérita y fideicomisaria vitalicia.
También formó parte del consejo del MoMA PS1 y de múltiples instituciones culturales de Estados Unidos y el extranjero, entre ellas la Biblioteca y Museo Morgan, la Colección Frick y la Fundación Andy Warhol.
En 1977, en plena crisis por los recortes presupuestales en la educación artística de Nueva York, Gund fundó Studio in a School, organización que desde entonces ha llevado a artistas profesionales a más de un millón de estudiantes de escuelas públicas, abriendo caminos de creatividad allí donde las artes estaban ausentes. Ese legado continúa hoy en varias ciudades de Estados Unidos.
Su compromiso con la justicia social la llevó a cruzar fronteras más allá del arte. En 2017, vendió una obra de Roy Lichtenstein de su colección para financiar con 100 millones de dólares el Fondo de Arte por la Justicia, iniciativa pionera que impulsa la reforma del sistema penitenciario estadounidense y combate el encarcelamiento masivo.
Reconocida por presidentes y academias de todo el mundo, Gund recibió en 1997 la Medalla Nacional de las Artes de manos de Bill Clinton, y más adelante honores de instituciones como la Universidad de Harvard, la Real Academia de las Artes de Londres y la Fundación J. Paul Getty.
Conocida por su discreción y su ética de trabajo, Agnes Gund unió el poder del coleccionismo con una conciencia humanista que marcó a generaciones de artistas, curadores y estudiantes. Madre y abuela dedicada, siempre reivindicó que el arte debía estar al servicio de la sociedad y no de la exclusión.
Hoy, el mundo del arte despide a una mujer que supo convertir su pasión en un puente entre el arte y la justicia, entre la belleza y la responsabilidad cívica.
Agnes Gund deja un legado luminoso que seguirá inspirando tanto en los museos como en las aulas y comunidades donde el arte se convierte en herramienta de transformación.
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