En la última clase de este programa que apunta relevar las importancia de los mecenas en el arte contemporáneo, abordamos a cinco destacados coleccionistas.
De Uruguay a Fernando García (Montevideo, 1887-1945), quien supo inculcar a los uruguayos la necesidad de valorizar artistas como lo fuera Juan Manuel Blanes (Montevideo, 1830-1901) que no lograba el reconocimiento nacional.
Fue a partir de la exposición que se realizara en el Teatro Solís en 1941, donde García prestó la obra de Blanes, la cual fue exhibida siguiendo el criterio del propio coleccionista, que se le ubicó en el podio correspondiente.
Fernando García se ocupó de comprar obras dispersas de Blanes tanto dentro del país, como en el exterior, que hoy forman para del acervo del Museo Nacional de Artes Visuales, aunque la mayoría no se encuentran exhibidas al público, algunas con paradero desconocido.
También en el Palacio Taranco hay obras de artistas europeos que fueron adquiridas por García, aunque no debidamente identificadas.
Por su lado Kurt Speyer (Bad König Im Odenwald, 1923-1990), fue un galerista con una conducta comercial ejemplar.
Se ocupó de mantener económicamente a los artistas que trabajan en exclusividad para su galería, realizando muestras con sus debidos catálogos.
Speyer logró que las obras de artes llegaran a un amplio público fuera del ámbito elitista en el cual venían siendo comercializadas sin un gran afán difusor ni educativo siquiera.
Para ello, el galerista que mantuvo su negocio vigente durante cuatro décadas, no dudó en vender las obras en cuotas de ser necesario.
Su trabajo de respeto y difusión para con los artistas, definió una nueva forma de trabajo dentro del mercado nacional.
Habiendo partido de una experiencia comercial fuera del rubro, no escatimó esfuerzos para formarse y de hacerse asesorar por los entendidos de la materia.
Cruzando el Río de la Plata fuimos al encuentro de dos artífices como lo fueron Rafael Squirru y Eduardo Costantini.
Rafael Squirru (Buenos Aires, 1925-2016) acercó el arte argentino al resto del mundo y viceversa.
Luego de varios años de recorrer distintas salas alternativas y hasta un buque que recorrió veintidós ciudades de todo el mundo incluyendo Shanghai durante casi seis meses, logró establecer la sede del Museo de Arte Moderno donde había sido la tabacalera Piccardo, sede hoy día de uno de los mas destacados museos de Latinoamérica.
Por allí pasaron las obras de Jackson Pollock, Lygia Clark, Antonio Tapies, Willem de Koonnig, entre otros artistas internacionales, dando lugar también a la presencia de los argentinos Antonio Berni, Albero Greco, Luis Felipe Noé, Emilio Pettoruti, por solo nombrar a algunos.
Durante sus funciones diplomáticas que le llevaron a trabajar en cancillería así como como en la OEA, Squirru se ocupó de difundir y promocionar a los artistas de su país, logrando premiar a Antonio Berni en la Bienal de Venecia en 1962.
También fue el responsable de la escultura del uruguayo Lincoln Presno (Montevideo, 1917-1991), quien homenajeara a John F Kennedy en La Pampa argentino en Quemú Quemú en 1967.
Squirru fue un hombre resistido y conflictivo con una postura bastante irreverente en ciertos casos, logrando antipatía por algunos de quien lo rodeaban, pero claro está que hoy día el arte argentino no ocuparía el lugar que tiene a nivel internacional y seguramente que sin su participación tampoco existieran emprendimientos como Fundación Proa, mismo el Museo de Arte Latinoamericano (MALBA), entre otros que no dejan constantemente de abrir sus puertas en el cambio porteño.
Eduardo Costantini (Buenos Aires, 1946) es un empresario sumamente emprendedor, que se dejó seducir por una pintura de Antonio Berni cuando era un joven de veintipocos años al pasar frente a la vidriera de una galería de arte.
Desde ese momento, aunque su presupuesto no le alcanzara para adquirir esa obra, se ha venido ocupando en su formación profesional, reuniendo obras de artistas argentinos en la sede del que es uno de los mas destacados museos de América del Sur como lo es el MALBA.
Para lograr mayor atención internacional, Costantini fue adquiriendo obras de artistas latinoamericanos que prestigian el museo como lo son Diego Rivera, Roberto Matta, Wifredo Lam, Frida Kahlo, Tarsila do Amaral, donde tampoco faltan los uruguayos Joaquín Torres García, Rafael Barradas y Pedro Figari.
El MALBA fundado en 1997, trabaja bajo un operativo de suma profesionalidad, donde Costantini es simplemente el presidente honorario.
Sus llamados a la hora de ocupar los cargos de dirección son a nivel internacional y dentro de su cuerpo directivo está la historiadora Andrea Giunta, por solo nombrar a alguno.
El desafío del MALBA es que crezca en forma constante en pos del crecimiento de su público al cual le aporta exhibiciones de talla internacional como Yayoi Kusama, Jeff Koons, David LaChapelle, Ernesto Neto entre otros, habiendo escogido para celebrar su 20 aniversario, la obra de Rafael Barradas en una muestra titulada “Hombre Flecha”, lo que nos lleva a considerarlo como un mecenas del arte uruguayo.
Por su lado Brasil, estuvo representado en esta charla, por Gilberto Chateuabriand (París 1925-2016), quien debió de hacerse un lugar dentro del arte bajo la presión de su padre Assis, también reconocido coleccionista y fundador del Museo Arte de San Pablo (MASP), con quien no tuviera una relación muy fluida.
Después de una estancia en París donde ese desempeñaba como diplomático, regresa a Brasil con varios cuadros de artista europeos bajo el brazo.
Pero es luego de haber conocido al pintor José Pancetti (Bahia,1902-1958), que se convenle que es en el arte brasileño donde debe de prestar atención, para lo cual vende los cuadros que había traído y comienza a conformar su colección nacional.
Asesorado por galeristas y artistas, escoge al modernismo brasileño y al arte contemporáneo de 1960 y 1970 como eje para conformar su colección.
A diferencia de Squirru o Costantini, Chateaubriand no tuvo una sede museística, pero parte de su colección fue concedida en préstamo en 1993 al Museo de Arte de Río de Janeiro (MAM) cediéndole 6.600 obras.
Formó parte de la junta internacional del MoMA, de la Fundación Cartier de París, integró el comité de la Fundación Bienal de San Pablo, el MAM de Río, el MASP de San Pablo, entre otras instituciones, ademas de haber sido jurado en algunos premios.
Hacer referencia al arte de Brasil, siempre implica recurrir a la Colección Chauteaubriand, junto con la colección de Sergio y Hecilda Fadel, que sera motivo de otra charla.




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