Mujer bajando una escalera

Este libro me sedujo a partir del título pues lo relacioné con Marcel Duchamp, que con su pintura con el mismo nombre, revolucionó las artes plásticas.

Leyéndolo, luego, encontré tambien un cierto paralelismo con la pintura de Gerhard Richter llamado Ema. Desnudo en una escalera.

Me lo llevé a mi viaje en rutas alemanas para entrar mas en ambiente, pero no surtió el efecto esperado.

El autor de profesión jurista, convierte sus libros en relatos casi autobiográficos y la carga de las leyes supera ampliamente la temática artística, por lo que me quedé un tanto insatisfecho en función de lo esperado.

Bernhard Schlink (Bielefeld, 1944) es un abogado alemán que se desempeña como juez en la corte constitucional de su pais.

Como escritor se popularizó a partir de su novela El lector, publicada en 1995 que fue llevaba al cine en 2008 por el director Stephen Daldry. Fue nominada a cinco premios de la Academia, de los que ganó el Óscar a la mejor actriz para Kate Winslet por su interpretación de Hanna Schmitz.

Creo que es uno de los pocos casos en que el film supera al libro.

En esta oportunidad, la novela comienza con muchos brios y con un gran enganche de esos donde se nos hace imposible dejar de leerlo. Eso es hasta la página 87 donde comienza la segunda parte momento en el cual la historia comienza a perder interés.

Schlink es un escritor muy ordenado en sus conceptos y descripciones, seguramente como él mismo lleva su vida personal y eso le quita fuerza a la historia que se torna un tanto aburrida.

La novela se puede decir que forma parte del género romántico, con visos artísticos pero con una gran carga de información legal que desanima al lector metido en el fango del arte y del amor erótico, si se quiere en virtud de que el protagonista es un hombre mayor con interés de recuperar una vida amorosa que no pudo ser.

Mucho desnudo pero Schlink se saltea las escenas que podrían haber sido eroticas y da por sentado que el lector entendió que los protagonistas estuvieron teniendo sexo. Muy aburrido!

En la tercera parte la novela comienza a transitar dentro de una dimensión virtual producto de su imaginación, que tal vez haya quien lo vea romántico, pero en mi caso me animo a decir que se volvió un «plomazo».

Le falta «sal y pimienta». Una pena, pues no le daré una nueva oportunidad a este escritor.


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