Como todas las cosas de Palacio, nunca sabremos la verdad.
Hay quienes dicen que Diego no estaba cobrando y que canceló el contrato por lo que debió suspender la obra.
Otros afirman que la enana quería robar protagonismo y la sacó de quicios a la infanta pero también están aquellos que dice que la culpable no era ella sino todo lo contrario.
También se comenta por los corredores que la reina no se bancaba no ser ella la retratada y estaba todo el día metiendo la cuchareta con mala onda hasta que desanimó al resto.
El rey tampoco se queda atrás en los rumores: la mayoría de las poses faltaba y su mujer le recriminaba no darle el tiempo necesario a la familia, mucho peor a su hija.
Según dicen, el problema radicaba en llegadas a casa luego de media noche y un tanto tomado oliendo a perfume femenino no precisamente el de la reina que siempre uso el mismo de jazmines.
En la cocina de palacio las versiones eran otras: malos olores. Algunos se lo atribuyen al perro pero hay quienes dicen que Velazquez daba la sensación de que la noche anterior había comido guiso de tigre.
En fin, nunca sabremos la verdad. El tema es que nos quedamos sin Meninas y Diego se perdió la oportunidad de lucir su Cruz de Caballero con todo el trabajo que le dio que el rey se la otorgara. A propósito, esto también da para hablar pues son varias las versiones de como la consiguió pero mejor no repetir tanto disparate.
La obra es de Jose Manuel Ballester (Madrid,1960) en conmemoración a los 200 años del Museo del Prado, Nov, 2018.
José Manuel Ballester contrapone la sala de Las meninas, en el corazón del edificio Villanueva, con una vista del Salón de Reinos, futura ampliación del Prado.
En su fotografía Sala principal vacía la sala y deja solo la obra maestra de Velázquez, en la que también elimina a sus personajes, con la intención de abrir el espacio a nuevas interpretaciones.
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