Instancias viajeras: Burberry

París, Francia.

Existen ciertos accesorios relacionados en forma directa con las profesiones. En el caso de las provenientes de la administración, como es mi caso, las lapiceras Montblanc así como las gabardinas Burberry, están íntimamente asociados a las mismas. Más que la utilidad que generan estos artículos, lo que aportan es un espíritu que nos hace vivirlos de forma diferente a la hora de usarlos. Son marcas que venden sensaciones más que elementos.

La experiencia de la selección del artículo, así como la compra de los mismos también produce una instancia especial.

En Londres no había encontrado el momento de comprar mi gabardina, mas allá de que había realizado otras compras similares, por lo que postergué el momento.

Fue en un viaje a París donde decidí dar el paso.

Generalmente cuando viajamos de vacaciones, vestimos de turistas. Dirigirme a la casa Burberry parisina con el atuendo inapropiado, me inhibía, pero era una decisión que ya había tomado antes de viajar.

Recuerdo haber entrado con cierta vergüenza por mi aspecto turístico frente al lujo de la tienda. Luego de recorrer y llegar al sector masculino, se me acercó un vendedor para asistirme y luego de un “good morning sir”, aquello se convirtió en un gran comienzo.

Luego de haberle indicado lo que buscaba, me hizo tomar asiento amablemente mientras seleccionaba distintas opciones, a la vez que me servía un café.

La forma tan educada en que el cliente es atendido, los modos al momento de ayudarle a probar las prendas, nos hacen sentir como si fuésemos el único cliente al cual estaban esperando.

Obviamente que encontré la gabardina clásica que buscaba y la compré sin dudarlo. Luego de más de treinta años, cada vez que llueve y la uso, recuerdo esa instancia que me hizo sentir de forma especial, lo que hace que le tenga un aprecio aun mayor así como a la marca.

Con posterioridad me obsequiaron otra gabardina Burberry de diferente modelo y color, pero a la hora de apreciarlas, tengo preferencia por la primera. No solo que la compré yo mismo, sino que siempre al verla me lleva a sentirme especial, recordando aquel sublime momento.

Hace pocos días recorriendo Bvar Haussmann en París, no pude lograr ubicar la casa. En ciertas ocasiones creo que los mapas de las ciudades han sido variados, tal cual logramos hacerlo con los formatos virtuales, pero seguramente la hayan cerrado, como ocurrió con la casa de té Fauchon, vecina de la zona, que a raíz de la pandemia la cerraron.

Sin embargo, Burberry acaba de estrenar un nuevo “flagship”, buque insignia de la marca, de tres pisos, sobre la rue Saint-Honoré 376-378, esquina con rue Cambon, donde el grupo británico de moda de lujo había abierto su primera tienda internacional en 1909.

En su inauguración en el pasado marzo a partir de la semana de la moda, la tienda estuvo recubierta por una bandera de 500 metros cuadrados con el objetivo de llamar la atención, obviamente, durante tres meses.

Mas allá de haberme encontrado con otro negocio, al entrar a la tienda me recordó mi instancia viajera que tan bien presente mantengo en mi memoria y en mi corazón.

Antes de abandonar el negocio, no solo me sentí en casa, sino que dije bajito “I love you Burberry”.


Publicado

en

por

Comentarios

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *