Basilea, Suiza.
Sin lugar a dudas, a Ernst Beyeler (Basilea, 1921-2010), se le podría responsabilizar por el desarrollo del mercado del arte contemporáneo actual.
Fue un gran coleccionista, galerista y emprendedor que oportunamente quiso posicionar el arte contemporáneo en Suiza, desviando la atención que Alemania estaba logrando.
Beyeler se graduó en la Universidad de Basilea en economía y en historia del arte, carreras muy apropiadas para el negocio de las piezas de arte.
Comenzó trabajando en una librería que luego adquirió al fallecimiento de su dueño en 1946, donde dio sus primeros pasos como galerista, exponiendo grabados japoneses.
Luego continuó incorporando pinturas y esculturas.
En 1966 le realizó una visita personal a Pablo Picasso en Mougins, quien sorprendentemente le cedió obras para una exposición lo que le dio un gran espaldarazo.
Con posterioridad, en 1971 fundó junto con otros colegas Art Basel, pulmotor del mercado del arte del mundo entero.
La feria en forma paulatina fue convirtiéndose en la más importante dentro del ámbito internacional y hoy cuenta con sede en Miami, Hong Kong y recientemente en París.
En 1982 Beyeler creó su fundación a la cual cedió gran parte de su colección, siendo una de las mas importantes de arte moderno del siglo xx, que formó junto a su esposa Hilda Kunz.
En 1997 inaugura su museo el cual fue llevado a cabo por el arquitecto Renzo Piano.
La selección del lugar fue estratégica pues buscaban ubicarlo en una zona verde de Basilea, cosa que lograron.
De dimensiones reducidas, ya que el “menos es más” es el principal lema de los coleccionistas suizos, el museo realiza exposiciones temporales y está enclavado en medio de un parque verde con amplios ventanales que permiten el ingreso de la naturaleza para lograr un vínculo ecológico con el espacio.
La luz que penetra por los techos es también de vital importancia y está protegida con paneles que obstaculizan el ingreso de los rayos de sol, perjudiciales para las obras de arte.
Días atrás finalizó la muestra de Doris Salcedo, que lamento no haber podido ver.
Actualmente se está llevando a cabo una muestra de pinturas de Niko Pirosami (Georgia, 1862-1918), artista poco conocido, considerado al igual que Henri Rousseau y Giorgio Morandi, uno de los enigmáticos solitarios del arte moderno.
Fue venerado tanto por la gente común como por los artistas de vanguardia.
Esta muestra apela a demostrar que el arte también puede transitar por otros carriles y sus obras son comparadas con las de Marc Chagall, Vincent van Gogh o Henri Rousseau.
A través de sus pinturas, sin muchas aspiraciones, logró una fusión entre tradición, cultura popular y espiritualidad con un lenguaje pictórico moderno.
La característica de sus cuadros consistía en embadurnar primero la tela con aceite negro para luego lograr que los colores usados brillaran más.
En 1913 expuso en Moscú junto con Marc Chagall, Natalia Goncharova, Mikhail Larionov y Kazimir Malevich.
Falleció empobrecido pero seguramente que a partir de esta muestra, sus obras van a lograr mayor aceptación y cotización, aunque hoy día, se trata del artista más famoso de Georgia.
Una excelente combinación de un buen contenedor con una artista fuera del contexto más conocido del los artistas famosos que nos hace reflexionar.




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