Europa.
Desde hace bastante tiempo que no hago este tipo de viaje extenso y variado.
Prefiero instalarme en una sola región y disfrutar con mayor tiempo sin la premura de cambiar de ciudad. La razón de este, fueron una sucesión de exposiciones que coincidieron como la Bienal de Venecia, la feria de arte de Basilea y la exhibición que se celebra en Kassel, Alemania, llamada documenta que se celebra cada cinco años siendo el evento mas destacado en el ámbito de las artes plásticas. Entre una y otra fui mechando veinte ciudades en siete países distintos.
Luego de la pandemia, me encontré con una Europa totalmente diferente. Mucho más ordenada y todo gracias a las aplicaciones de los dispositivos que nos permiten y obligan a una programación, evitando la acumulación de las personas a la hora de visitar tal o cual lugar.
Sin un teléfono conectado a internet 24×7 no se puede circular, así como tampoco podemos prescindir de los GPS, en mi caso Google Maps que me resolvió absolutamente todo.
Pretender ingresar a un museo o evento sin reserva previa, es casi una utopía.
Prácticamente no hay tampoco gente que atienda personalmente.
En una ocasión, me encontré parado frente a un museo que no había previsto visitar el cual, obviamente tenía completo los ingresos para ese día, por lo que recurrí a una reserva “last time”, a través de la página web del mismo museo, lo que me permitió ingresar en el momento en que me acredité.
Otra utopía es pretender pagar con efectivo. Las tarjetas de débito, de contacto lógicamente, mejor aun las aplicaciones de los celulares, son el medio de pago. Ni siquiera un euro se pueda pagar en efectivo.
Trasladarse en los medios de transporte públicos, es un placer a la vez que manejar un coche en las ciudades es una tortura.
Europa, así como el resto del mundo, está en manos de los jóvenes quienes han definido las nuevas rutas de tránsito en todos los aspectos.
La mejor garantía de que te hablen en inglés y de que te tomen las mejores fotografías, es dirigirse a los jóvenes.
Pude percibir una mayor conscientización a la hora de disfrutar instancias particulares como una puesta de sol, un trago a la orilla de un río o simplemente caminatas o charlas en los parques.
La bienal de Venecia, motivo de otra nota, nunca se había presentado tan ordenada y prolija. Recorrer los museos con tan poca gente, es un placer.
Mi viaje estuvo matizado entre el arte y las visitas a amigos en distintas ciudades que sin dudas es donde mas enfatizo el goce del paseo.
Italia nunca me va defraudar, cuna del arte y la gastronomía.
Viena floreciente con decenas de museos, uno más interesante que otro, pero la ciudad que mas me complace en todos sus aspectos cada vez que la visito, es Amsterdam, al alcance de nuestras emociones, de dimensiones reducidas pero sin faltarle nada. Gente, espacios, alternativas, gastronomía, museos, paisajes, todo conspira para una agradable estadía que nos apena dejar en la capital de los Países Bajos.
La ciudad que mas me sorprendió por su puja, por su impronta, por el desarrollo inmobiliario, es Rotterdam que hacía bastante que no visitaba. Su paisaje urbano se diferencia notablemente del resto de las ciudades holandesas, pero sin perder el encanto de una urbe acogedora, colmada de jóvenes que estudian en las distintas universales que la ciudad ofrece.
Allí se acaba de inaugurar el extraordinario y revolucionario Museo Boijmans von Beuningen, al cual le dediqué una nota.
En todos las ciudades recurrí a los alojamientos a través de Airbnb los cuales me sorprendieron muy bien. El hecho de poder compartir una casa en medio de un barrio autóctono, es una experiencia que no tiene precio, máxime cuando está atendido por el propio dueño de casa.
Sin dudas, mas allá, lamentablemente de las pérdidas de muchas vidas, el Covid nos ha hecho ser mas conscientes de la vida, de las oportunidades únicas y nos ha facilitado un orden el cual no hubiésemos recurrido sino hubiera sido por la necesidad imperiosa a la cual debimos echar mano para seguir adelante.
Es cierto que hoy día transitamos más tiempo en ámbitos virtuales, pero cuando sacamos la cabeza fuera, somos mas conscientes de lo las instancias reales que nos toca vivir.




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